109
Ser bueno es un buen negocio
Ayer impartí una conferencia ante un grupo entusiasta de once mil grandes líderes en São Paulo. Hablé sobre la importancia de aprovechar los cambios vertiginosos para conseguir un éxito exponencial. Dije que cuanto mayor es el sueño, más esencial es el equipo. Señalé que los mejores líderes crean a más líderes y son héroes servidores, que anteponen el crecimiento y el bienestar de su gente a las necesidades de su ego. Y ofrecí la idea de que cuanto más sabios, valientes, sanos y dignos nos volvamos, más magníficos serán nuestros resultados en los negocios, porque lo que sucede dentro determina lo que se desarrolla fuera. Y para cambiar el mundo debemos empezar por mejorarnos a nosotros mismos.
Un hombre muy educado y bien vestido, con un impecable traje gris y zapatos negros que relucían como el sol en un perfecto día de verano, se me acercó después de la conferencia y me preguntó si tenía unos minutos para responder a una pregunta.
—Claro, ¿en qué puedo ayudarlo? —le pregunté.
—Un fondo de capital de riesgo ha invertido en mi empresa. Debo aumentar los beneficios rápidamente para tenerlos contentos. Me gusta su idea de actuar de una manera que sea buena para la sociedad y también para nuestra empresa, lo que ha dicho sobre «vincular el sueldo al objetivo» y que los grandes líderes «encuentran una causa más grande que ellos mismos». Pero no es práctico. Lamento decírselo, Robin.
Mmm. Ser una persona de gran integridad, honestidad impecable, sólidas virtudes y un corazón noble no solo es bueno para el alma. Es fantástico para el motor económico de tu negocio. De hecho, no se me ocurre mejor ventaja competitiva que ser una persona a la que los demás respetan y en la que confían.
Ser bueno es un buen negocio. Y a los líderes que hacen cosas excelentes les suceden cosas excelentes.
Si crees en tu cruzada y, además de ayudar a que los sueños de tus clientes se hagan realidad, haces lo necesario para cuidar a las personas que te rodean, garantizarás en gran medida que tu reputación mejore, tu equipo te sea leal y tus clientes pasen a ser tus fanáticos seguidores. Que se sientan tan inspirados y estén tan encantados contigo y tu equipo que les cuenten a todos sus conocidos lo que haces.
Esto mejorará el resultado final, por supuesto. Drásticamente.
El comentario de aquel hombre daba por sentado que trabajar con menos ego, más honor y mayor devoción por beneficiar a los demás le haría ganar menos dinero. Se equivocaba.
Todo lo contrario. Servir con generosidad, buen talante, maestría y dignidad lo hará rico, a nivel tanto económico como espiritual.
Liderar con cariño, autenticidad, dignidad y amor (¡lo he dicho!) hace que tu equipo, tus clientes, tus proveedores y tus inversores se enamoren de ti y hagan todo lo posible por protegerte.
Hacemos negocios con las personas que nos caen bien. Los seres humanos ofrecen negocios a personas en las que confían. Y todos queremos ofrecer nuestra lealtad a personas que nos hacen sentir especiales.
Le comenté estas cosas al hombre que asistió a mi conferencia. Él asintió, aunque no sé si estaba del todo de acuerdo conmigo. Después me estrechó la mano y se alejó entre la densa multitud.