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No seas siervo del teléfono

Ya lo he comentado antes, pero quiero decirlo aún más alto: no utilices el teléfono ante un ser humano con el que te has comprometido a pasar tiempo.

Si estoy comiendo con una persona que no deja de mirar sus redes sociales o revisar sus notificaciones mientras comemos, en general no vuelvo a quedar con ella. Su comportamiento me da a entender que mirar el teléfono es más importante que nuestra conversación y que tiene mejores cosas que hacer que charlar conmigo.

Los fundadores de una empresa tecnológica me invitaron a disfrutar de una comida con ellos, porque querían utilizar mis contenidos en su plataforma de educación por internet y que yo representara a su empresa como embajador de su marca. Durante toda la comida revisaron sus dispositivos, atendieron llamadas y vieron vídeos cortos.

Su comportamiento no solo fue maleducado, sino que me demostró que eran adictos, incapaces de liberarse de sus pantallas ni siquiera una hora para interactuar con la persona con la que esperaban colaborar.

La tecnología, utilizada con inteligencia, es asombrosa. Si la aprovechas de forma adecuada, permite que sucedan grandes cosas y puede enriquecer tus relaciones. Si la manejas mal, puede alejar a las personas que te rodean y arruinar tu reputación.

Así que no seas siervo del teléfono. Conviértete en un maestro en estar presente.