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Come hoy tu última cena
Para darle más sentido a tus días te recomiendo que describas tu última cena. Y después vayas a comértela.
Este fin de semana, Elle y yo estuvimos en Roma. Cuando estoy de viaje, prefiero hacer una comida maravillosa y después cenar poco o nada. Esto hace que el día sea divertido y la noche saludable y tranquila (para facilitar el sueño profundo). Este sistema también me permite levantarme temprano para orar, meditar, hacer ejercicio, escribir en el diario y leer, lo que prácticamente me garantiza que el día siguiente será otro buen día, ya me entiendes.
Invitamos a dos amigos a comer con nosotros en uno de mis restaurantes favoritos. Está cerca de Campo de’ Fiori, una plaza donde el legendario pensador del siglo XVI Giordano Bruno fue quemado vivo por difundir ideas revolucionarias. Pero esta es otra historia que me guardo para contarte si algún día nos vemos en persona (me gustaría).
Todos comimos los platitos de delicias romanas. ¡Ay, esa burrata! Es un queso italiano de leche de vaca elaborado con nata y mozzarella. Contiene stracciatella, que es un bocado de cielo cremoso, pegajoso y de textura maravillosa. Divino y excepcionalmente sencillo.
En mitad de lo que acabaría convirtiéndose en una comida de cuatro horas llena de risas, conversaciones profundas y charlas ligeras, pregunté a mis acompañantes: «¿Qué comeríais en vuestra última comida?». Pensé que era una pregunta interesante para estimular una conversación fascinante.
Mi amigo, que es un famoso DJ, tomó la palabra de inmediato y habló de su pasta favorita, de la carne asada a la parrilla y las guarniciones de las que sin duda disfrutaría.
Cada uno contó su elección. Cubrimos una amplia gama de alimentos. Cuando llegó mi turno, reconocí que comería antes el postre (queso ricotta fresco con un chorrito de miel, por favor).
«¿Adónde pretendes llegar con esta anécdota, Robin?», quizá preguntes a tu entregado mentor, que ya va teniendo una edad.
«Muy fácil —te respondería con amabilidad—. Cuanto más recuerdes la brevedad de la vida y reconectes con tu mortalidad (en una cultura en la que siempre estamos ocupados), más poder tendrás para rechazar toda invitación que no te acerque a donde quieres estar en el ocaso de tu vida. Y más fuerza tendrás para elegir solo las hazañas fundamentales y las oportunidades clave que te llevarán a un lugar increíble».
Puedes empezar describiendo tu última comida. Y después disfruta de ella. Esta noche.