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Haz tres buenas acciones anónimas

Hoy, sal a nuestro mundo hastiado, lleno de crisis y con demasiada frecuencia egoísta, y lleva a cabo tres acciones sencillas pero hermosas de humanidad por tres personas que ni siquiera sabrán que has sido tú (la generosidad anónima es la única que significa algo). Ana Frank escribió en su diario: «Nadie se ha vuelto pobre por dar». Y el escritor Neil Gaiman dijo: «Espero que sueñes peligrosa y escandalosamente, que hagas algo que antes no existía y que siempre seas amable».

No sé qué tres buenas acciones te llamarán más la atención y a cuáles dedicarás tiempo hoy. Lo que sí sé es que la bondad tiene un efecto dominó y hace que sus receptores se preocupen más por los demás a medida que avanzan en la vida. Sí, puedes mejorar el mundo. Persona a persona.

Hace poco mantuve una conversación en un hotel de Barcelona con un portero muy sonriente llamado Alberto. Le comenté que, por su habitual positividad, si dejaba a cien clientes y visitantes al día mejor de lo que los había encontrado, en cinco días habría influenciado y elevado a quinientos seres humanos. Seguí diciéndole: «Alberto, son dos mil personas al mes y veinticuatro mil al año». Él guardó silencio y miró al cielo.

No me detuve y añadí: «En diez años, tu bondad y tu talante habrán tocado a casi un cuarto de millón de personas». Los grandes ojos azules de Alberto empezaron a llenarse de lágrimas.

Allí mismo. Delante de mí. En esa elegante calle de Barcelona.

Piénsalo: ser bueno con solo tres personas al día significa que elevarás a noventa seres humanos en un mes, mil ochenta en un año, diez mil ochocientos en diez años y casi un millón de personas en una vida promedio (aunque espero que vivas mucho más).

Seguro que puedes marcar esta magnífica diferencia. En muchos sentidos, aunque no lo sepas, ya lo haces.