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Las duchas frías reducen las visitas al médico
La ciencia confirma que los hábitos de «inmersión en agua fría», como los baños de hielo, nadar en un lago helado y las duchas muy frías, pueden generar estados de ánimo más positivos, mejor función cognitiva y respuesta inmune, recuperación más rápida después del ejercicio e incluso mejor salud cardiovascular.
Un estudio publicado en el European Journal of Psychology confirmó que sumergirse en agua a catorce grados centígrados aumenta la dopamina (recuerda que es el neurorregulador del bienestar que mejora la concentración y la motivación) en un doscientos cincuenta por ciento.
Quisiera dejar claro que no estoy dando ningún consejo médico (en ninguna página de este libro), pero las investigaciones también muestran que una ducha fría relativamente rápida tiene beneficios maravillosos para la salud que van desde mejorar la salud cerebral (porque libera proteínas de choque térmico, que protegen contra la pérdida neuronal) hasta alcanzar mayor longevidad (el agua fría activa el proteosoma para aumentar la esperanza de vida).
¿Por qué funciona? Podemos encontrar la respuesta en la palabra que he mencionado un poco antes: «hormesis». Recuerda que es el fenómeno por el que, en respuesta a una dificultad estresante en el cuerpo, se activan una serie de reacciones celulares que sirven para desarrollar fuerza, salud, longevidad y resiliencia. En cantidades adecuadas, los factores estresantes horméticos, como la temperatura fría (o el ayuno intermitente, o el ejercicio en intervalos de alta intensidad), empujan al cuerpo a adaptarse, lo que a su vez provoca la formación de nuevas mitocondrias, aumenta la eliminación de toxinas en el sistema, mejora la regulación del azúcar en la sangre y estimula lo que Elissa Epel, directora del Aging, Metabolism and Emotion Center de la Universidad de California, en San Francisco, describe como «actividades celulares de limpieza que retrasan el envejecimiento».
Así que toma más duchas frías. Es posible que tengas que ir menos al médico.