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No seas tan lógico que no veas la magia

Me molesta (aunque en realidad no tanto) cuando las personas están tan atrapadas en su cabeza que no sienten el corazón. ¿Cómo vas a impulsar el asombro en el mundo si estás bloqueado para experimentarlo? Asombrarse es fundamental para que crezca esta cuarta forma de riqueza, el trabajo. De verdad lo es.

Quizá crees que lo que digo no tiene sentido, así que permíteme volver a intentarlo.

Una de mis películas favoritas es Almas en pena de Inisherin, porque es divertidísima, peligrosa y hermosa. Y absolutamente mágica.

Trata de un hombre que ya no quiere que su mejor amigo lo siga siendo. Su exmejor amigo se niega a aceptarlo. Y así, con la intención de mantenerlo alejado, el hombre decide cortarse un dedo cada vez que su exmejor amigo va a verlo. Gracioso, ¿verdad?

Leí una reseña de la película que decía: «No he podido soportarla porque todo era inverosímil». ¿En serio? ¿Desde cuándo la genialidad de una película depende de su verosimilitud?

¿Qué ha pasado con el carácter juguetón y la capacidad de asombrarnos y maravillarnos que teníamos de niños en este periodo de seriedad, cientificidad y matematicidad (¿existe esta palabra?)?

Las palabras de Steven Pressfield, el brillante autor de La guerra del arte, salieron a la superficie de mi subconsciente mientras escribía este capítulo y te rogaba que no te aferraras demasiado a una realidad creativa limitada:

Los niños no tienen problemas para creer lo increíble, y tampoco los genios y los locos. Solo tú y yo, con nuestro gran cerebro y nuestro pequeño corazón, dudamos, pensamos demasiado y titubeamos.

Eres un trabajador mágico, al que (los gigantes de tu grandeza innata) pagan y desafían para que impulses proyectos especiales en nuestra cansada, cínica e irrealmente lógica cultura. Recupera tu osadía. Suelta las riendas que te ha colocado el statu quo (vendiéndote una filosofía sobre lo posible, lo encomiable y lo necesario). Vuelve a soñar. Fracasa a menudo. Asume riesgos audaces. Hazte daño. Después levántate (más fuerte y heroico) y continúa. El éxito de tu trabajo depende de ello.