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El trabajo duro es buen trabajo
La empresa a la que más te resistes es la que más debes empezar a hacer.
Con demasiada frecuencia pensamos que el proyecto que nos aterroriza es el que debemos evitar. No. Es el que debemos aceptar, porque los miedos a los que no nos enfrentamos se convierten en nuestros muros. Y las oportunidades de las que huimos nos roban el talento.
Además, recuerda que el trabajo más duro acaba siendo el mayor combustible para nuestra satisfacción. Es toda una paradoja, ¿verdad? Pero la verdad es que si haces cosas difíciles con constancia, te acostumbrarás a la brillantez, la fuerza y la bondad que en este momento aguardan dentro de ti sin que las estés aprovechando. Conocer estas partes que suelen permanecer ocultas produce una alegría duradera. El conocimiento de nuestro yo heroico nos proporciona una enorme felicidad. Y al resolver problemas difíciles, la satisfacción, el sentido y el propósito se convierten en nuestros compañeros. Por eso digo que dedicarte a tu trabajo con valentía (y esforzarte) es una forma de riqueza. Y una increíble fuente de riquezas en tu vida.
Hoy en día, en algunos círculos el trabajo duro tiene mala fama. Debemos descansar, recuperarnos y disfrutar de los frutos de nuestra labor, por supuesto, pero dedicarte por completo a las actividades profesionales con las que elijas comprometerte aportará una inmensa energía, seguridad en ti mismo, entusiasmo y tranquilidad a tus días. El hábito de trabajar duro funciona muy bien. Te dará una gran ventaja sobre las personas que dicen que quieren una vida rica, pero no van a hacer nada por conseguirla. Y hará tu vida mucho más especial.