INTERLUDIO: MILONGA DARWINIANA

Milonguita darwiniana

de los pies a la cabeza,

se sabe cuándo termina

pero nunca cuándo empieza.

En el barrio de Pompeya

muy cerca de donde están

las vías, hubo un malevo

apellidado Galván.

Como un rey en la milonga

y una luz con el facón

a Galván lo fascinaba

la ley de la evolución.

«¡Qué grande fue Charles Darwin!

— reflexionaba el malevo—,

se puede decir que él solo

fabricó el mundo de nuevo».

Y en medio de la milonga

mandaba parar la cosa

para mandarse un discurso

medio en verso y medio en prosa.

Le decía al malevaje:

«Escuchen esta teoría

que es el punto culminante

de toda la biología».

Si por ái se retobaba

la audiencia desconcertada,

los mantenía en un puño

clavandolés la mirada.

Decía: «Nunca sabemos si algo

está bien o está mal,

eso el tiempo lo decide

por selesión natural.

No se sabe cuáles son

los rasgos adaptativos,

a veces los más borregos

resultan ser los más vivos.

Escuchen si no esta historia:

los mató una suerte perra

a los grandes dinosaurios

que dominaron la tierra.

No pudieron adaptarse

a un planeta que cambiaba

ni mantener el calor

mientras el mundo se enfriaba.

Escuchen con atención

esto que les digo yo:

en el mundo y en Pompeya

quien no se adapta, sonó».

Explicaba con paciencia:

«En cada generación

no da abasto el medio ambiente

pa’ toda la población

y así empieza cada bicho

la lucha por la esistencia,

por la hembra, la comida

y por dejar descendencia.

Los que son más adaptados

reciben el mejor trato,

los otros se van derecho

para la quinta del ñato.

Los rasgos adaptativos

sufren acumulación,

que se hace más pronunciada

con cada generación.

Y a medida que varían

las cercustancias malevas

las especies van cambiando

y salen especies nuevas.

Las especies estinguidas

millones de años atrás

aunque hayan sido valientes

dejan güesos, nada más.

Y hay que andarse con mucho ojo

porque acá en el arrabal

¡es más fuerte que la yuta

la selesión natural!

El malevo de suburbio

que no sabe biología

podrá tener muchas minas

pero siempre anda en la vía.

No me gusta la inorancia

aquí hay que usar la cabeza.

Como dijo Charles Darwin,

«siempre por algo se empieza».

Y le digo al malevaje

que es importante estruirse

porque si no, cualquier día,

van a tener que estinguirse.

Malevo que da consejos

no es malevo, es un amigo,

escuchen lo que les digo

y estudien la evolución

para estar bien preparados

cuando llegue la estinción».

Milonguita darwiniana

con su corte y su quebrada,

enseguida se termina

y aquí no ha pasado nada.