INTERLUDIO: MILONGA DEL BIG BANG

Hubo en la calle Brasil

llegando a Constitución,

un hombre llamado Arteaga

muy hábil con el facón.

Supo el arte del puntazo

en el momento oportuno

y el sábado, en la milonga,

bailaba como ninguno.

No le importaba la gloria

ni el filo de los espejos

ni le importaban los cuentos

que entretienen a los viejos.

El hombre se dedicaba

a estudiar cosmología

que era ciencia de malevo

y más, asigún decía.

Paraba todas las tardes

en el boliche de Armando

empinaba una ginebra

y andaba siempre esplicando.

Y le hablaba al malevaje

para darle educación:

«Ha empezau nuestro universo

con una gran esplosión».

«La saben llamar Big Bang

(que es esplosión en inglés)

ustedes me aprenden eso

antes de que cuente diez».

Se le asombró el rengo Panno,

nacido en La Paternal:

«yo creiba que el universo

había sido siempre igual».

Y Arteaga le contestó:

«me va a perdonar, hermano,

si le digo con respeto

que usté es precopernicano».

«Yo soy nacido en el diez», dijo uno

«y no lo tengo sabido,

si aquí la cosa explotó

tuvo que hacer mucho ruido

y alguno la hubiera oído».

Contestó Arteaga: «los oigo

y no creo lo que escucho

estas cosas que les cuento

ocurrieron hace mucho.

No se hagan los sobradores

ni me hablen con aspavientos

el Big Bang tuvo lugar

antes del mil novecientos».

Y otro dijo desde atrás

con un movimiento de hombros

«si aquí hubo alguna esplosión,

¿en dónde están los escombros?»

Dijo Arteaga: «ustedes sí

que son unos inorantes

estas cosas en Uropa

se saben de mucho antes.

¿Se piensan que el universo

es sólo Costitución?

¿No saben que está Pompeya,

y después la inundación?»

Y explicó con gran paciencia

«a toda velocidá

se nos fugan las galasias,

lo mismo que hacen ustedes

cuando la yuta hace razzias.

Y es cosa muy simple ver

cómo las cosas apuntan:

si las galasias se fugan

es que antes estaban juntas.

Entonces, basta pasar

la película hacia atrás

pa’ ver un mundo tan lleno

que ya no da para más.

Y estaban ya arrejuntados

en ese instante inicial

el tango de meta y ponga

y el farol de mi arrabal

la callecita empedrada

las muchachas de mi flor

y un malevaje que mezcla

el odio con el amor.

Y un universo repleto,

¿cómo no quieren que esplote?

¡si estaban más apretados

que multitud en un bote!

Así nació el universo

y así nació el arrabal,

le dio ritmo de milonga

la espansión universal.

Quiero que ustedes comprendan

las verdades de la ciencia

combinando al mismo tiempo

la teoría y la esperiencia

Saben que a mí me gusta

convencer por persuasión

pero si alguien se retoba

siempre me queda el facón».

Y en los cien barrios porteños

se decía, con razón,

que solamente dos ciencias

había en Constitución

la ciencia que estudia el cosmos

y la ciencia del facón.

La milonga del Big Bang

se canta con devoción

allá en la calle Brasil

llegando a Constitución.