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Dulce tentación
¿Eres capaz de eludir la llamada del escaparate de una
pastelería? ¿Te calificas a ti misma como adicta al chocolate?
Aquí tienes cómo conseguir evitar que pasen de tu boca y
se queden toda la vida en tus caderas.
El chocolate es como un buen amigo. Te anima cuando estás deprimida, te reconforta, es el mejor sustituto del amor y nunca te diría que se te ve un trasero enorme con tus vaqueros favoritos.
El sentimiento de bienestar que proporcionan tanto el chocolate como otros dulces es innegable. El chocolate te proporciona un «subidón» químico que aumenta la producción de los niveles de serotonina y endorfinas del cerebro haciéndote sentir feliz y calmada. Además posee otras sustancias que estimulan los centros emocionales del cerebro haciéndote flotar, proporcionándote una sensación similar a la que experimentas cuando te enamoras.
Existe un componente evolutivo en la atracción por la comida dulce. Los humanos tenemos más papilas gustativas para detectar el sabor dulce que para otros sabores. Es por ello que preferimos este sabor a otros, desde la niñez hasta la vejez. Algunos científicos creen que desarrollamos una preferencia por el sabor dulce porque generalmente estas comidas aportan más calorías y por lo tanto están repletas de energía. Esta cuestión era vital en la época en que el hombre era cazador-recolector, pero hoy día cuando todo lo que tiene que hacer es moverse desde el sofá a la despensa en cuanto tiene algo de hambre, no tiene tanto sentido. Si estuviéramos tan activos como lo estábamos en nuestros días de cazadores–recolectores y tuviéramos que trabajar duro para conseguir comida, mientras luchábamos con peludos mamut podríamos llenarnos de dulces sin engordar ni un gramo. Pero los tiempos han cambiado, ¡aunque sigamos conservando las mismas papilas gustativas!
Una buena idea
Prueba a tomar una infusión después de haber tomado una pequeña porción de algo que ansiabas. Esto te ayudará a controlar tu apetito garantizándote que no continuarás comiendo.
El chocolate posee una gran cantidad de grasa (aproximadamente un 30% de su peso es grasa) y está repleto de calorías. Además en algunas pastelerías se les añade azúcar llegando a aportar unas 375 calorías cada 100 gramos. El azúcar y el chocolate te originan una subida temporal de los niveles de azúcar en sangre y la sensación de satisfacción, pero al poco rato tu cuerpo empieza a decirle a tu cerebro que no tiene los nutrientes que necesita, entonces te vuelves a encontrar hambrienta y continúas atiborrándote de cosas dulces. Comienzas un círculo vicioso en el que no te das cuenta de que lo que te está pidiendo tu cuerpo es comida, no azúcar.
La frase
«Hay estudios que demuestran que el chocolate gusta a 14 de cada 10 personas».
SANDRA BOYNTON, ESCRITORA
Cuando estás intentando perder peso es una práctica habitual dejar de comer dulces. Según mi experiencia esto no da resultado porque te niegas a ti misma aquello que más te gusta, lo que más te apetece. Este es el trato: puedes comer un poquito de aquello que te entusiasma, pero ¡sólo un poquito! Tómate tu tiempo y disfrútalo, siéntate a la mesa en una cómoda silla sin ninguna otra distracción y saborea cada bocado. De esta forma te proporcionas a ti misma una experiencia positiva de la tentación.
Otra idea más
Distrae tu apetencia de dulce con otra pasión diferente. Mira la IDEA 42, Y cómo no, hablemos de sexo.
Puedes también probar a tomar dulce de otro modo. Por ejemplo, si te apetece algo chocolateado y cremoso, hazte tú misma un batido con leche desnatada y cacao en polvo. O toma un chocolate caliente con la mitad de leche desnatada y la mitad de agua. Una pequeña tarrina de mousse de chocolate bajo en grasas también puede servir. Si lo que te apetece realmente es masticar, prueba a untar ligeramente una rebanada de pan o una galleta salada o una torta de arroz con chocolate.
Un merengue con algo de fruta y un poco de yogurt bajo en calorías, queso fresco o crema de queso encima pueden suplir tu apetencia de un pudín sin la sobrecarga de calorías que este conllevaría. Habitúate a comparar las etiquetas de tus galletas, tartas y pasteles preferidos. Observarás que algunos dulces son mucho menos «engordantes» que otros. La vida, no obstante, sería mucho más fácil si tuviéramos antojos de brócoli, ¿verdad?
La frase
«Después de comer chocolate te sientes como un dios, capaz de vencer enemigos, liderar ejércitos y seducir amantes».
EMILY LLUCKETT
¿Cuál es tu duda?
P ¿Puedo emplear miel o azúcar moreno para satisfacer mis apetencias de azúcar?
R Sí, si te gusta más su sabor, pero recuerda que porque no sea blanca y granulada no significa que no sea azúcar. Sé consciente en todo momento del número de calorías que supone.
P He leído que el chocolate posee sustancias beneficiosas para nuestro organismo ¿es eso cierto?
R Sí, contiene potasio. El chocolate contiene además hierro y magnesio pero no debes olvidar que estos nutrientes aparecen envueltos por un manto de grasas y calorías. Puedes conseguir estos nutrientes de otras fuentes menos perjudiciales para tu figura.
P ¿No crees que si me permito «pecar» de vez en cuando tomando algún dulce en pequeñas proporciones voy a ser incapaz de parar?
R Si te ocurre esto, has de parar de comer y empezar a hacer otra cosa diferente. Podrías dar un paseo, ir al cine, leer un libro, ir a clases nocturnas, abrazar a alguien a quien quieras, aprender a tocar un instrumento o darte un buen baño. Necesitas distraerte y dejarte absorber por algo que sea más interesante o, al menos, igualmente interesante, que comer.