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La mañana después
de la noche anterior
Parece que cada vez que te pones a dieta surgen bodas,
cenas y acontecimientos especiales que ponen a prueba tus
planes de adelgazamiento. Aquí tienes algunos trucos que
te ayudarán a no apearte del carro del adelgazamiento.
Las bodas, cumpleaños, aniversarios, cambios de trabajo, de casa… todos ellos constituyen excusas geniales para organizar una fiesta o salir a cenar y pueden hacerte caer en la tentación. No permitas que tus buenas intenciones de seguir con tu dieta caigan en el olvido.
Es duro resistirse a tomar algo de alcohol y algún «hipercalórico» picoteo cuando te hallas en un ambiente lúdico festivo. ¡Con qué facilidad nos encontramos con las manos llenas de cacahuetes! ¿Más vino? ¿Te apetece un cóctel? ¡Toma otro trocito de pastel! ¡Prueba el queso, está divino! La siguiente cosa de la que somos conscientes es de que se nos ha ido la mano con la comida. ¡Demasiado tarde!
A la mañana siguiente te despiertas sintiéndote hinchada como un globo, un poco atontada, contrariada y enfadada contigo misma. Tu primera reacción puede variar entre mandar a la porra tu dieta o comenzar a obsesionarte por la cantidad de grasas y calorías que tomaste la noche anterior. Es muy importante que no dejes que los sentimientos negativos se apoderen de ti.
Una buena idea
Juega con el tamaño de los platos. Si utilizas platos enormes tendrás ocasión de llenarlos con raciones también enormes; o puedes sentir que estás comiendo poco porque el plato no está lleno. Utilizar platos pequeños y llenarlos de comida es un truco para darte la sensación de estar pegándote una comilona.
En primer lugar, es bastante poco probable que un único exceso te haga ganar peso. Es necesario consumir unas 3500 calorías de más (es decir, por encima de lo que quemas) para poder engordar medio kilo. La sensación de hinchazón y de pesar 100 kilos más es seguramente debida a la retención de líquidos después de haber consumido alimentos ricos en sal: patatas fritas, nueces, pizza y demás. Date un tiempo para ser consciente de cómo te sientes realmente e intenta reformular positivamente los pensamientos negativos. Así pues, en vez de atormentarte con la idea de que como resultado de tu indulgencia de anoche con la comida has reventado tu dieta y que lo mejor que podrías hacer es abandonarla, dite a ti mismo: «He estado perdiendo peso hasta ahora de forma constante y segura. Después del paréntesis de ayer estoy segura y ansiosa por retomar mis saludables hábitos alimenticios».
Del mismo modo, en vez de prometerte a ti mismo que no volverás a asistir a ninguna otra fiesta en lo que te queda de vida, intenta sacar provecho de la experiencia. ¿A qué no te pudiste resistir? ¿Fue el alcohol lo que te hizo caer? (tanto por las calorías que aporta como porque disminuye tu fuerza de voluntad). ¿Seguiste comiendo aun cuando te encontrabas llena? Identificar los obstáculos significa que en la próxima fiesta tendrás herramientas para sortearlos. Por ejemplo, si tomas una fruta, una ensalada o una sopa antes de salir de casa te sentirás un poco más llena y podrás evitar mejor picar esas tentadoras patatas fritas. También puedes probar a tomar un vaso de agua entre una bebida alcohólica y otra. Incluso puedes probar a mezclarte y charlar con otros invitados que se hallen en una zona alejada de la comida para evitar comer sin quererlo hacer realmente. No parar de hablar es otra buena táctica. ¡Al fin y al cabo es bastante difícil hablar con la boca llena!
La frase
«Una copa más y acabaré debajo de la mesa viendo las piernas de los invitados».
DOROTHY PARKER
Debido a la sensación de cansancio que se apodera de ti la mañana siguiente a la noche anterior, te serán de utilidad algunos trucos para evitar el «peligro». Probablemente estarás ansiosa de hidratos de carbono para reponer tus niveles de energía y si estás atontada te apetecerán también dulces y grasas. Pensar, planificar qué debes comer, te hará volver al buen camino. Comienza el día con un gran vaso de agua para combatir la deshidratación; continúa con un desayuno bajo en calorías para asegurarte de no necesitar picar a media mañana. Prueba con cereales o una tostada de pan integral con un poquito de mantequilla o con paté bajo en calorías o mermelada, o un cuenco de leche desnatada, yogurt y frutas. Bebe otro par de vasos de agua durante la mañana y si necesitas picar a pesar de todo, come fruta, pan tostado con mermelada o paté, una barrita de cereales…
Otra idea más
Para muchos de nosotros perder peso es duro y te hace sentir viejo. Encuentra una buena razón para hacerlo en la IDEA 33, Al llegar la mediana edad…
Una enorme ensalada con alguna proteína baja en grasas deberá saciarte de forma saludable. Si incluyes berros o canónigos en tu ensalada combatirás la retención de líquidos con un diurético natural. Cena temprano algo de pescado o carne a la plancha con verduras. Si evitas comer durante este día alimentos ricos en almidón y féculas (como pasta, arroz o patatas), consumirás menos calorías contribuyendo a reequilibrar tu dieta después del exceso de ayer. Irte a la cama temprano te ayudará a sentirte fenomenal al día siguiente.
La frase
«Cuando empiezo a leer algo acerca de las maldades de la bebida, dejo de leer».
HENRY YOUNGMAN
¿Cuál es tu duda?
P Soy incapaz de hacer otra cosa al día siguiente que deambular y sentirme fatal ¿cómo puedo empezar el día más positivamente?
R Ve a dar un paseo. Mueve los brazos y respira profundamente. Te sentirás con más energía y habrás quemado unas pocas calorías. Durante el paseo piensa en cómo te gustaría sentirte hoy. Ten presente ese sentimiento y piensa de qué manera puedes conseguirlo. Una vez que llegues a casa en vez de vaguear todo el día en chándal, vístete con algo que te haga sentirte bien. Si necesitas más empuje queda con alguien con quien sepas que te entiendes y con quien te puedas echar unas risas.
P Creo que los «buffets» son la perdición de las fiestas. ¿Cómo puedo conseguir evitar ir varias veces y ser consciente de todo lo que como?
R Ciertamente es complicado, ¡resulta tan fácil acercarse una y otra vez sin darse cuenta! En vez de ir picando cada vez que te acercas, llena tu plato en un solo viaje con todo lo que piensas comer, y no vuelvas a aproximarte. Así podrás ser consciente de lo que realmente comes. Intenta elegir grandes cantidades de ensalada y verduras, carne y pescado a la plancha (comprueba previamente que no «nadan» en aceite) e intenta evitar la pasta, las salsas de nata y los snack demasiado salados.