36
Dietas peligrosas
Los desórdenes alimenticios son espantosos y suponen un
riesgo serio para la salud. Aunque las causas son complejas
y no están completamente estudiadas, todos debemos ser
conscientes de su peligro y ser capaces de reconocer sus
síntomas para detectar que estamos perdiendo el control.
A pesar de la creencia popular, los desórdenes alimenticios no son una enfermedad moderna. Se han venido produciendo durante siglos. Lo que sí es cierto es que en la actualidad se está produciendo un incremento de su incidencia.
Muchos desórdenes alimenticios se mantienen en secreto hasta que sus consecuencias son patentes en la salud. Por eso es tan difícil saber a ciencia cierta cuántas personas hay afectadas. Cada vez más personas buscan ayuda y tratamientos para ellos mismos o para algún familiar o amigo.
Los desórdenes alimenticios son difíciles de entender, ya seas tú quien lo padezcas o tengas a alguien cerca que sea el afectado. Yo creo que es aún más difícil de entender cuando somos espectadores de la enfermedad. ¿Cómo puede alguien que está famélica seguir pensando que está gorda? ¿Qué pasará por la mente de una persona que teniendo una figura perfecta, se escabulle varias veces a la semana hasta el servicio para vomitar? ¿Cómo pueden avergonzarse de lo que comen y temer ganar peso cuando están tan delgadas?
Algunos expertos piensan que hay un vínculo entre hacer dieta y el desarrollo de desórdenes alimenticios, especialmente la bulimia. La teoría se basa en que la dieta hace que tengas hambre, lo que te incita a las comilonas, que a su vez te provocan un gran sentimiento de culpabilidad. En las personas propensas, una purga (vomitar o el uso de laxantes) ayuda a reducir dicho sentimiento de culpabilidad y «elimina» calorías.
Una buena idea
Acude a un grupo de autoayuda. Es realmente útil hablar con otros que han tenido tu misma experiencia y problemas. Pueden darte apoyo y comprensión sin que te sientas culpable.
También somos millones las que hacemos dieta y no desarrollamos este tipo de enfermedad. Se ha descubierto que las personas que tienen desórdenes alimenticios también poseen ciertos rasgos de personalidad: son perfeccionistas y difíciles de contentar, aunque tengan una baja autoestima. Cuando estos factores se combinan con problemas familiares (divorcio, pérdida de alguien cercano) o con ciertas actitudes familiares frente a la comida y al peso, la carrera hacia la enfermedad puede ser rápida.
Hay tratamientos disponibles, pero su éxito depende de que cada persona acepte o no la ayuda. Incluso en los casos en los que el enfermo acepta la ayuda de buen grado, hay un porcentaje de personas que siguen obsesionadas con el peso y con la comida el resto de sus vidas. A las anoréxicas normalmente se les prescribe un psiquiatra especialista en trastornos alimenticios, que debería de modificar la actitud de la enferma hacia la comida y devolverle a una alimentación lo más saludable posible. Sin embargo, algunas anoréxicas son hospitalizados debido a la carencia de líquidos y nutrientes, lo que es aún más angustioso, no sólo para sus cuidadores, sino también para la propia enferma, que siente que ha perdido el poco control que tenía sobre su vida. En el caso de las bulímicas, se ha demostrado que los antidepresivos ayudan a reducir las comilonas, pero sigue siendo esencial el tratamiento psicológico.
Comprueba si tus hábitos alimenticios o tu actitud ante la comida (o la de alguien cercano) pueden indicar algún tipo de desorden alimenticio. Si estás preocupada, acude al médico, contacta con algún grupo de autoayuda o busca información en alguna asociación de afectados por este mal (www.acab.org, www.edauk.com, www.nationaleatingdisorders.org).
Otra idea más
Céntrate en lograr un cuerpo de apariencia saludable. Vuelve a la IDEA 11, Con amigos como yo, ¿quién necesita enemigos?
A continuación, te muestro algunos indicadores que muestran la existencia actual o una tendencia hacia este tipo de desórdenes. No es una lista exhaustiva, pero es suficiente para detectar el problema.
No comes delante de otras personas, quejándote cuando tienes que comer con otros (o simplemente tienes que prepararles la comida).
Eres reservada en temas de comida.
Tienes pavor a ganar peso, aunque tengas un peso aceptable e incluso estés por debajo del peso normal.
Distorsionas la imagen de tu cuerpo, incluso aunque peses menos de lo normal o tengas el peso adecuado a tus características.
Te das comilonas de forma recurrente, comiendo mucho en poco tiempo (por ejemplo, varias veces en unas pocas horas).
Te avergüenzas o te sientes culpable después de haber comido, utilizando laxantes o provocándote el vómito.
La frase
«Es importante recordar que los desórdenes alimenticios son muy complejos y no son debidos simplemente a las dietas. La mayoría de las personas que hacen dieta no presentan desórdenes alimenticios».
LYNDEL COSTAIN, DIET TRIALS: HOW TO SUCCEED AT DIETING
(LOS PROBLEMAS DE LA DIETA: CÓMO PERDER PESO CON ÉXITO)
Tienes obsesión con el ejercicio, realizando varias sesiones de ejercicios al día de un par de horas cada una.
Analizas una y otra vez tu apariencia física ante el espejo.
Tienes hábitos de comida que se acercan a verdaderos rituales para retardar la ingesta de alimentos, como la manía de cortar la comida en trozos diminutos antes de comerla.
¿Cuál es tu duda?
P Pienso en la comida constantemente, especialmente sobre lo que he comido y sobre lo que voy a comer. No tengo ningún problema, ¿verdad?
R Quizás no, pero no parece que tu relación con la comida sea todo lo saludable que debiera. Lo siento si te parezco paternalista, pero deberías pedir ayuda profesional, ya sea a un médico o a un dietista.
P Tengo una amiga que lleva a dieta desde que la conozco. Estoy segura de que es anoréxica, pero se enfada cuando intento hablar con ella de este tema. ¿Qué debo hacer?
R Por supuesto, sé que quieres ayudarla, pero muchas veces esta ayuda se percibe como una crítica o como una forma de presión, lo que provoca que en lugar de ayudar, se empeore la situación. Lo único que puedes hacer es estar a su lado, escucharla y darle tu apoyo. Una vez que tu amiga reconozca que tiene un problema, puedes orientarla para que acuda a una ayuda profesional, acompañarla a la consulta del médico, etcétera.
P Me doy algunos atracones, pero no vomito ni uso laxantes. Estoy bien, ¿verdad?
R Muchos comedores impulsivos utilizan la comida para huir de sus verdaderos sentimientos; después, sienten que la comida les hace perder el control sobre sí mismos. Si comes de forma impulsiva pero no te purgas posteriormente, debes tener bastante sobrepeso. La ayuda médica es esencial para evitar esta conducta. Ten el valor de pedir ayuda. No te arrepentirás.