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¿Atascado en los últimos
tres kilos?

En muchas ocasiones, es muy difícil perder tan sólo tres
kilos. Normalmente, los más duros son los últimos kilos que
te restan para llegar a tu objetivo de peso marcado.


Es una cantidad tan pequeña que pensarás que debería desaparecer sin dar guerra. Pero no, ese último tramo siempre es el más difícil de conseguir.

La verdad es que no sé el motivo, pero lo que sí sé es que para eliminar estos últimos kilos tienes que redoblar los esfuerzos y tener más trucos en la manga que un mago. Comprueba los siguientes diez puntos para ver si puedo ayudarte.

1. Sé honesta contigo misma sobre lo que estás comiendo. Durante una semana, apunta todo lo que comes en una especie de diario culinario. Puedes pensar que estás comiendo sensatamente, pero este diario te ayudará a detectar de dónde provienen esos kilos extra.

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2. ¿No tendrás algún problema que distorsiona tu percepción del tamaño y cantidad de lo que estás comiendo? Todas las comidas, incluso las más saludables como la fruta, contienen calorías. Si comes una cantidad desproporcionada puedes exceder las calorías necesarias para perder peso. Ajústalo y conseguirás tu objetivo.

3. ¿Eres constante? Algunos expertos defienden que si comes sensatamente el 80% de las veces, puedes relajarte un poco el otro 20%. Un modo de hacerlo consiste en ser muy rígida en las comidas durante toda la semana y comer lo que se quiera los fines de semana. Sin embargo, existe una gran diferencia entre relajarse un poco y comer como una loca todos los fines de semana. Si optas por la opción de comer sin sentido, ten claro que las calorías ingeridas en el fin de semana arruinarán todo tu esfuerzo realizado durante los cinco días restantes. El término «moderación» es aburrido, pero merece la pena tomarlo como regla de vida.

Una buena idea

Limita la variedad a la hora de comer, ya que tener muchas opciones puede provocar que comas más. Hay estudios que demuestran que se come un 44% más cuando se ofrece una variedad de platos que cuando se ofrece sólo uno.

4. Sé más activa. Independientemente del nivel real de actividad que tengas en este momento, incrementa el ritmo para perder peso. Si eres sedentaria, empieza andando o nadando; sería perfecto si lo hicieras media hora cinco días a la semana. Los dos son ejercicios muy efectivos y sin riesgos; enseguida se nota la mejoría si se practican de manera habitual. Si crees que ya eres una persona suficientemente activa, prueba a incorporar alguna actividad nueva que signifique un reto para tu mente y tu cuerpo. Intenta aumentar la duración, la frecuencia o la dureza del ejercicio que practicas (o, mejor, aumenta los tres factores).

La frase

«El hábito, si no se lucha contra él, al poco tiempo se vuelve una necesidad».

SAN AGUSTÍN

5. Una forma sencilla de recortar algunas calorías consiste en evitar los hidratos de carbono en las cenas. Puedes intentarlo todas las noches de un par de semanas. Si el resto de comidas del día incluyen hidratos de carbono suficientes para lograr una dieta equilibrada, verás el resultado en la balanza sin que tu salud se resienta.

6. Entre horas, toma siempre alimentos saludables. Si normalmente tomas comidas equilibradas y entre horas comes poco y también productos saludables (no me refiero ni a una bolsa de patatas fritas ni a una barrita de chocolate), los niveles de azúcar en la sangre permanecerán estables y no te sentirás rabiosamente hambriento, por lo que es más fácil evitar comer de más.

Otra idea más

¿Puede el alcohol aportar un exceso de calorías? Lee la IDEA 32, Alegría… y alcohol.

7. Alégrate la vida con un par de pimientos en tu comida o cena. Según un estudio canadiense, los comedores de pimientos tienen menos apetito y se sienten llenos antes. El componente capsaicin que se encuentra en los pimientos acelera temporalmente el metabolismo.

8. Incluye calcio en tu dieta, ya que junto con otras sustancias, parece que ayuda a que el cuerpo queme el exceso de grasas más rápidamente. Según un estudio, las mujeres que comen yogures y quesos bajos en grasa y beben leche baja en grasa tres o cuatro veces al día, pierden un 70% más de grasa corporal que las mujeres que no comen nada.

9. Descansa. La falta de sueño y el estrés pueden disparar los niveles de cortisol en tu cuerpo, lo cual se asocia con niveles altos de almacenaje de insulina y grasa. Además, podemos interpretar el sueño como hambre y terminar comiendo y bebiendo litros de café para permanecer despiertas… y más de una, no podrá dormir por la noche con tanto café, iniciando de nuevo el círculo.

10. No comas cuando no tengas hambre. Parece evidente, pero piensa en esta idea la próxima vez que vayas a llevarte algo de comer a la boca. Pregúntate, «¿tengo hambre?» una vez más antes de meterte el segundo trozo en la boca.

La frase

«Está bien que te permitas a ti mismo ir, siempre que te permitas volver».

MICK JAGGER


¿Cuál es tu duda?


P ¿Existe algún tratamiento de choque que pueda ayudarme a perder unos pocos kilos?

R Sí, pero sólo sirven para perder agua, por lo que su efecto es temporal. En cualquier caso, si lo que necesitas es un empujón, pueden servir. Cuidar y mimar tu cuerpo es muy bueno psicológicamente, aunque ese mimo consista sólo en darse un masaje con loción corporal. Esto indica que no estás en guerra con tu cuerpo, que no es tu enemigo, lo que sin duda ayuda a que la dieta tenga éxito.

P ¿Debería eliminar las grasas totalmente para acelerar la pérdida de peso?

R ¡No! El consumo moderado de grasas aporta sabor y variedad, además de que la grasa es necesaria para la salud. Lo que tienes que hacer es elegir las grasas que tomas. Todas son altas en calorías, pero algunas también son ventajosas para la salud. Debes evitar las grasas trans y reducir todo lo posible las grasas saturadas. Los aceites vegetales, los pescados en aceite, los frutos secos y los aguacates se empaquetan con grasas beneficiosas que protegen contra ciertas enfermedades (cómo las cardiacas), por lo que cuando tengas que tomar grasas, lo mejor es que elijas estas opciones.