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¿Cuál es tu excusa favorita?

Todos tenemos excusas. Razones perfectas que justifican el
fallo de la dieta; por ejemplo, motivos por los que no puedo
hacer ejercicio. Pero no son razones, son simples excusas.
Vamos a verlas una a una.


¡Es culpa de mis glándulas! ¡Son mis rodillas! Tengo que esperar que llame mi abuela para saber si tengo que llevarla a la peluquería.

Ya sean razones creíbles o cuentos chinos propios de los guionistas de Hollywood, el problema es que las excusas provocan que no logres los objetivos que te has marcado. Normalmente, hay algún problema emocional detrás de estas excusas. Si logras descubrirlo, será más fácil avanzar. Por ejemplo, puede que tengas miedo al fracaso o a parecer estúpida. Quizás, realmente lo que ocurra es que no estás contenta con la vida que llevas y lo manifiestas justificándote con frases como «tengo tantas obligaciones con los demás que no puedo pensar en mí misma». Si puedes descubrir la raíz de estas emociones negativas, puedes desarrollar estrategias para eliminarlas. A continuación, te muestro una selección de las excusas que he oído (e incluso usado), con algunas ideas para terminar con ellas:

«No tengo tiempo para hacer ejercicio»

Es la excusa más utilizada para evitar hacer ejercicio. Pero pregúntate si realmente tu vida es tan diferente de la vida de las personas que hacen deporte. ¿Cómo se las apañan? Es tan importante hacer ejercicio tanto desde el punto de vista del peso como del estado de forma general de la persona que te lo tienes que marcar como prioridad en tu vida. Por tanto, si el problema son los niños pequeños, ¿no podría tu pareja o el vecino o tu madre encargarse de ellos un rato? Incluso busca alguien a tu alrededor con el mismo problema e «intercambia» horas de niñera con él o ella para hacer deporte. También hay algunos gimnasios y clubes que ofrecen un servicio de guardería. Otra opción consiste en levantarse antes o aprovechar el mediodía para entrenarse. No es necesario que realices la sesión de ejercicio completa de una vez, puedes dividirla en sesiones más cortas a lo largo del día.

Una buena idea

Comer hidratos de carbono antes de realizar un ejercicio puede reducir la cantidad de grasa que quemes. Los expertos recomiendan comer un tentempié rico en proteínas, como un puñado de frutos secos antes del entrenamiento.

«Todo el mundo pone peso al cumplir años»

No es cierto ni inevitable, a menos que te dediques a comer en exceso y te olvides de la actividad física.

La frase

«La mejor manera de librarse de una tentación es caer en ella».

OSCAR WILDE

«Nunca he tenido problemas con el peso
hasta que llegaron los niños»

Pues, ¡échales de casa! Que no, que estoy bromeando un poquito. El peso que se gana después de un embarazo se pierde comiendo bien y realizando ejercicio físico, pero también hay que analizar los hábitos que una tenga. ¿Comes cualquier cosa de pie en la cocina porque siempre estás muy liada como para prepararte una comida saludable? ¿Comes con los niños y vuelves a comer con tu pareja? Por la noche, ¿te das un capricho cuando por fin has acostado a los niños y te tomas un par de copas de vino o un helado?

Otra idea más

Si alguna vez has pensado en la cirugía para perder peso, lee primero la IDEA 34, Succionarlo: la forma quirúrgica de perder grasa.

«No me apetece hacer ejercicio»

Si necesitas motivación, comprométete con un amigo o grupo de amigos para ir juntos a hacer ejercicio. De ese modo, harás deporte aunque sólo sea por no quedar mal ante ellos. Si no te apetece es porque no te gusta. ¿Qué deporte has probado? Piensa que aunque te hayas aburrido haciendo pesas en un gimnasio, no tienes que aburrirte paseando, nadando o en clases de aeróbic. Si te gusta bailar, por ejemplo, apúntate a clases de salsa o baila todo lo que puedas en tu salón.

«¡El deporte duele!»

Si duele mucho, estás agotada o te sientes mareada, ¡párate! Sin embargo, si lo único que pasa es que te duelen un poco los músculos, no te asustes, es normal; por supuesto, asumiendo que has realizado el calentamiento, los estiramientos al terminar y que no te has lesionado. La clave está en no pasarse, especialmente si llevas mucho tiempo sin hacer ejercicio o llevas una vida excesivamente sedentaria; evitarás terminar odiando el ejercicio o sufrir una lesión. El mejor modo de empezar consiste en hacer poco ejercicio, pero más a menudo. Conforme vayas notando que mejora tu forma física (normalmente tras un par de semanas o tres), puedes aumentar el ritmo.

«Al final, siempre me pego un atracón con todas
las comidas que no debo tomar»

Bueno, no te castigues a ti misma. Es mejor tomar un poco de esa comida que tanto deseas que negarte cualquier capricho de forma sistemática. Eso sí, asegúrate de que la cantidad es pequeña y, después de comerla, haz cualquier otra actividad (qué no sea comer). Negarte a ti misma tu comida favorita es una forma casi segura de ganar peso.

La frase

«La gente justifica lo que son echándole la culpa a las circunstancias. Yo no creo en las circunstancias. Las personas que progresan en este mundo son las que buscan las circunstancias que quieren y si no pueden encontrarlas, se las inventan».

GEORGE BERNARD SHAW


¿Cuál es tu duda?


P Yo me encuentro mejor por las mañanas, pero ¿cuál es la mejor hora para hacer ejercicio?

R Yo diría que cuando te sientas motivada. Los estudios realizados en atletas han demostrado que el mejor momento del día es la tarde, ya que es el momento en el que llegan al apogeo la flexibilidad, el ritmo cardiaco y la temperatura corporal. Por supuesto, si haces ejercicio muy tarde, te costará dormirte un buen rato. Al final, tienes que ajustar tu horario de ejercicios a tu ritmo de vida, por lo que lo harás al mediodía, por la mañana o por la tarde. Depende sólo de ti. Las ventajas de hacer ejercicio todos los días (o casi todos) es mucho mayor que el definir exactamente a la hora en que hay que hacerlo. Por lo que, ¡te prohíbo que utilices la excusa de que no has podido a cierta hora para no hacer ejercicio hoy!

P ¿No será que tengo algún problema glandular?

R Es posible que tengas algún problema en el tiroides. Entre los síntomas del hipotiroidismo, que se padece cuando no se produce la suficiente hormona tiroxina, destacan la ganancia de peso, el sentirse cansada a todas horas y la sensación de frío. Si estos síntomas te son familiares, acude al médico y hazte análisis. La retención de fluido también puede hacerte ganar peso y suele tener relación con la toma de anticonceptivos, con el ciclo menstrual o con el uso de corticoides. De nuevo, quizá lo mejor sea consultar al médico.