El gallardo girasol
de tanto adorar al sol
tomó su fisonomía;
cual amador a su amada
le sigue con su mirada
todo lo que dura el día.
Ve que nace tras la aurora
y le mira sonriente,
ve que muere en occidente
y triste su ocaso llora.
Y entonces su desconsuelo
y duelo
aparece sobre el mundo,
profundo.
Girasol de Jesucristo
fuisteis vos ¡virgen María!
desque en Belén le habéis visto
después que de vos nacía.
Tras él vuestras ansias van
cual va la aguja al imán.
Allá en el humilde establo
para vos fué sol naciente:
de la cruz en el retablo
al verle por fin muriente,
¡oh María!
girasol de un sol poniente,
vos pasasteis su agonía...
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