Stabat Mater dolorosa juxta crucem lacrymosa dum pendebat Filius.
En el árbol divino
está colgada el arpa,
el arpa de David,
la de Sión amada.
Sus clavijas son de oro,
sus cuerdas son de plata;
mas ya, como otro tiempo,
en ella Amor no canta,
que dió siete gemidos
de dolor y añoranza.
Los cielos se entreabrían,
el infierno temblaba,
y al corazón de Dios
la tierra quedó atada.
Al último gemido
la luz del sol se apaga
y quiébranse las rocas
chocando en triste danza.
También se parte el pecho
de la Virgen sagrada,
que escuchando sus sones
en la sombra lloraba.
— Angeles de los cielos,
descolgadme ya el arpa,
que estando tan arriba
no puedo yo alcanzarla.
Cuidad de descenderla,
bajad de rama en rama,
que no sufran un golpe
sus cuerdas o su caja.
Ponédmela en mi pecho
que pueda yo tocarla;
si ha perdido sus sones
aun a mi amor vibraran;
si no ha perdido el son
me moriré abrazándola.
¡El arpa de oro mía
que la tierra alegraba!
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