Capítulo 33: La guarida de brujas

 

Estaba nublado y neblinoso cuando Caitlin, Edmund y Nubia se adentraron en el bosque, pero el tiempo era esencial, tendrían que cabalgar rápido por el bosque, deteniéndose solo para descansar a los caballos y darles agua. Caitlin dijo una oración en silencio por todos, y por los desafíos que vendrían. Más tarde en el día, Nubia disminuyó la velocidad y entraron en una zona boscosa. Ella les indicó que se quedaran atrás. La vieron llegar a un gran árbol seco. Nubia desmontó. Ella fue detrás del árbol rodeada de maleza. Un momento después ella regresó y les indicó que se acercaran.

Caitlin y Edmund, desmontaron, luego Caitlin le dijo a Edmund que esperara en su caballo por su propia seguridad mientras ella iba con Nubia, pero Edmund rechazó quedarse. Ambos se acercaron buscando signos de las brujas y siguieron a Nubia detrás del árbol. Nubia mantuvo la puerta abierta para ellos. Siguieron a Nubia unos pasos, luego encendió varias velas con su fulgor láser. Era como estar en una cueva con muebles extraños, una mesa de madera, taburetes y una chimenea. Había pieles de animales arrojadas por el lugar y una caldera negra colgaba en la chimenea.

“Es espeluznante aquí y huele mal, así que tratemos de obtener los elementos que necesitamos y salir de aquí cuanto antes”, dijo Caitlin mientras se cruzaba de brazos tratando de mantenerse cálida.

“¿Qué estamos buscando, tía Caitlin?” Preguntó Edmund.

Caitlin lo miró por un momento, recordando lo que el espíritu del abuelo Finían le dijo sobre Edmund siendo su abuelo ancestral, pero este no era el momento de aclarar sus lazos sanguíneos.

“Bueno, tenemos dos de los elementos necesarios, la bolsita bordada con la rosa roja de Nubia conteniendo su anillo de bodas que le dio a Jake, y el cepillo plateado de Luna con sus cabellos blancos que Derrick trajo del monasterio”, dijo Caitlin.

“Sí, lo recuerdo, pero ¿cuáles son los otros elementos?” Preguntó Edmund.

“Necesitamos el arco de Rafe y algo perteneciente a Gretchen”. Dijo Caitlin, luego se volvió y le preguntó a Nubia, “¿Puedes ayudarnos a encontrar los otros elementos?”

Nubia se volvió y trajo una de las coronas de flores que usaba Gretchen. Caitlin la tomó y dijo:

“Baya, pues eso fue fácil”.

“De hecho, temía tener que obtener sus uñas o su orina”. Edmund dijo con desagrado.

“Sí, eso sería muy desagradable. Ahora solo necesitamos el arco de Rafe”. Caitlin sonrió mientras miraba a su alrededor, y luego dijo. “Pero no veo nada remotamente como un arco por aquí”.

“Ni yo”. Edmund respondió.

“Nubia, ¿sabes dónde podría estar el arco de Rafe?” Caitlin preguntó.

Nubia negó con la cabeza, y comenzó a rebuscar, Caitlin y Edmund hicieron lo mismo. Entonces Nubia se dio cuenta de que Caitlin estaba a punto de abrir una caja de madera en el suelo en una esquina en el extremo de la vivienda y trató de impedir que la abriera, pero fue demasiado tarde. Caitlin abrió la tapa y fue golpeada de inmediato con el vil olor a carne descompuesta que hizo que ella gritara y retrocedió tambaleándose hacia atrás cuando vio que contenía cráneos de bebés, fragmentos de huesos y partes de animales desmembrados. El horror de Caitlin siguió con una oleada de náuseas y se cubrió la boca mientras salía corriendo para vaciar su estómago. Edmund y Nubia la siguieron afuera. El aire frío ayudo que Caitlin se sintiera mejor, jadeaba mientras se recostaba contra un árbol y comenzaba a recuperarse. Edmund corrió hacia su caballo en busca de un recipiente que mantenía con agua y le dio de beber.

“Gracias, Edmund. Me siento mejor ahora”.

Entonces oyeron el trueno de un relámpago y Caitlin se incorporó presa del pánico, pensando que podrían ser ellas. Todos miraron a su alrededor temiendo el regreso temprano de Luna y Gretchen. “Tenemos que irnos pronto, pero necesitamos ese arco”. Caitlin dijo.

Entonces Nubia pensó en algo, ella se había topado con su propia bolsa de terciopelo negro con su anillo de bodas cuando lo encontró almacenado dentro de un viejo árbol hueco que utilizaban como almacén antes de que se pudriera y se partiera por la mitad. Recordaba haber visto una delgada pieza de madera utilizada como cerrojo de puerta, era de roble rojo. Tronó nuevamente el cielo y comenzó a llover con fuerza. Ahora era más oscuro y difícil de ver y como sucedió hace tanto tiempo no podía recordar la ubicación exacta. Volvió a tratar de explicar a Caitlin y Edmund, con señales de mano que creía saber dónde estaba el arco, pero no podía recordar la ubicación del árbol.

Los relámpagos se hicieron más fuerte a medida que los rayos comenzaron a golpear a su alrededor. Estaban en una de las áreas boscosas más espesas del bosque, pero era el regreso de Luna y Gretchen con cada relámpago y trueno lo que Caitlin temía. Estaban empapados por la lluvia yendo de árbol en árbol, buscando un arco de tamaño entero. Entonces un rayo cayó sobre un árbol quebrado por mitad en una parte más profunda del bosque. Caitlin gritó mientras ella y Edmund corrieron en la dirección opuesta. Pero Nubia se detuvo cuando un rayo golpeó el mismo árbol roto por segunda vez. ¿Cuáles eran las posibilidades de eso?, pensó ella. Luego comenzó a caminar hacia él bajo la lluvia torrencial hasta que se paró frente a lo que quedaba del árbol partido y podrido. Un menor sonido de un trueno retumbó en el cielo y un rayo iluminó brevemente el árbol hueco y roto con una puerta improvisada. Fue entonces cuando vio la pieza descolorida del arco partida por la mitad para servir como un simple pestillo de la puerta con la cuerda aun atada. Era como un signo del cielo. Nubia apuntó su visión láser y quemó el nudo. Ella lo tomó y caminó hacia Caitlin y Edmund, quienes entrecerraban los ojos y se estremecían bajo la lluvia y el frio.

Caitlin se quedó sin aliento cuando Nubia levantó la descolorida pieza restante del arco con parte de la cuerda aún atada a ella. Había sido utilizado para cerrar la puerta del viejo árbol ahuecado donde sus hermanastras una vez le hicieron cortar mucha leña una noche de invierno y luego la obligaron a alzarla toda la noche helada como castigo por no haber ayudado a tomar un tercer bebé de algunos aldeanos a los que atacaron. Fue entonces cuando se encontró con su pequeño bolso de terciopelo negro bordado con una rosa roja conteniendo su anillo de matrimonio.

“Alma celestial... ahora salgamos… de aquí”. Caitlin logró decir mientras se estremecía incontrolablemente de frio.