Capítulo 37: Los McGregor

 

“¿Entonces eres Devon Kellan?” Preguntó Jared.

Los muchachos quedaron boquiabiertos al escuchar eso y se reunieron a su alrededor.

“No, soy Devon McGregor”.

Jared entonces tomó nota de él; era similar en estatura y estructura a sí mismo, pero compartía similitudes con su hermano Marc y su padre Gerard, como ojos grises y pelo ondulado claro.

“Encajas en el perfil del hombre que buscamos”.

“Estoy seguro de que hay muchos que lo harán, pero, por desgracia, yo no soy él. Que pasen buen día, caballeros, debo volver a mi negocio y a mis ni– digo a mi cliente”. Corrigió Devon, evitando la palabra, ‘niños’.

Devon se inclinó en despedida y se alejó.

“¿No querrás decir más bien, ‘volver con mis cuatro niños’?” Jared desafió.

Devon ignoró la pregunta y continuó caminando hacia el muelle donde un hombre lo llamó antes de subirse a un bote de remos.

“Señor McGregor, buenos días a usted, sus hijos me dijeron que fue a entregar mi mapa, pero parece que nos perdimos de ver en Yule's Tavern”.

Devon y el hombre continuaron hablando de negocios, luego abordaron el bote de remos y remaron hacia un gran barco.

“Entonces él no es el Devon correcto, solo una coincidencia, ¿no es así?” Preguntó Marc.

“No, es él”, respondió Jared.

“Pero él lo niega y tiene diferente apellido”, dijo Marc.

“Sí, pero a veces, la sangre habla más fuerte que las palabras”, dijo Jared.

“¿Qué vamos a hacer si él se niega venir con nosotros?” Preguntó Kyle.

“No podemos irnos sin él... así que tenemos que esperar a que concluya su negocio”.

“¿Y entonces qué?” Preguntó Marc.

“Entonces tendremos que convencerlo”, dijo Jared.

Después de un rato, Devon regresaba al muelle en el bote de remos. Mientras se acercaba, vio que el hombre y los tres muchachos con los que se había encontrado más temprano lo estaban esperando. Exhaló con frustración, al menos sabía que no eran una amenaza, pero sentía resentimiento contra estos parientes perdidos que de repente querían conectarse con él después de haber estado ausentes de él durante toda su vida.

Su desilusión con sus padres comenzó cuando se enteró que su padre había abandonado a su madre mientras ella lo llevaba en el vientre y luego el murió en una emboscada. Después, su madre lo entregó convenientemente a una pareja mayor cuando él todavía era un bebé para ella poder casarse con un noble rico. Por último, su abuelo Bart había sido un estafador con las personas bienintencionadas al venderles terrenos exagerados de tamaño. En resumen, no deseaba ser conocido como un Kellan o un Bellerose.

Como él lo veía, estos parientes habían llegado en su vida demasiado tarde, sus esperanzas decepcionadas se habían convertido en resentimiento y ahora no deseaba ninguna conexión con ninguno de ellos. Por lo tanto, para él, sus verdaderos padres eran Nora y Conall McGregor, la amable pareja mayor que lo había cuidado hasta su muerte cuando aún él era un chico. Luego el bondadoso fraile Augusto, que era más bien como un segundo padre, le había enseñado la fe cristiana, así como el oficio de cartógrafo que ahora le proporcionaba una vida decente. Puede que ninguno de ellos estuvieran relacionados por sangre, pero en su corazón eran su verdadera familia, se dijo Devon a sí mismo.

Aunque, deseaba evitar a los Kellan, tenía una curiosidad, el hombre dijo que, su madre lo buscaba, por lo que indicaba que aún estaba viva. Tal vez su madre era ahora la viuda del noble rico, enfrentando su propia muerte y deseaba dejarle una herencia. Una buena ficción, pensó mientras sonreía con burla, pero dudoso. Por fin, Devon decidió hablar con ellos un momento para escuchar lo que tenían que decir, después de todo, habían recorrido un largo camino para buscarlo. Entonces Devon bajó del bote de remos y esperó a que se acercaran mientras comenzaba a llover.

“¿Qué es lo que buscan de mí, caballeros?”

La lluvia y los truenos dificultaban la conversación.

“¿Hay alguna posada donde podamos hablar? Es de importancia vital”, explicó Jared.

“¿Importancia vital? ¿Qué tan vital? ¿Acaso será que mi madre, este en su lecho de muerte, y haya desarrollado una conciencia y ahora desee redimirse al dejarme una herencia para compensar su abandono?” Preguntó Devon con sarcasmo.

“Entonces si eres Devon Kellan”, desafío Jared.

“Soy Devan McGregor... pero oí que mi madre estuvo brevemente casada con un hombre con ese nombre, cuya familia la rechazó, por lo que él la abandonó mientras esperaba un hijo. Supongo que la razón fue porque ella no le fue fiel, ya que rápidamente se casó con un noble rico, y a su vez me abandonó convenientemente con una pareja mayor llamada Nora y Conall McGregor, después de clamar que ella iba regresar por mí, pero nunca lo hizo”. Dijo Devon con un ligero tono de amargura. “Ellos son los únicos padres que he conocido, y los extraño mucho hasta hoy en día”.

“Veo por qué estás amargado contra tus padres, muchacho, pero no tienes la información correcta”.

Fuertes truenos y lluvia interrumpieron su conversación, ya que se mojaban bajo la lluvia, entonces Marc dijo:

“¡Padre, cuéntale sobre las brujas, la maldición y el dragón!”

“¿Cuáles brujas, cual maldición, y cual dragón?” Preguntó Devon.

Debido a la desaprobación de Devon con los Kellan, Jared les permitió a los chicos explicarle.

“Es una maldición, y tú eres parte de eso”. Las hermanastras de tu madre son brujas del demonio, y solo tú puedes detenerlas por tu sangre pura, pero debes venir con nosotros antes de que regresen. Han tomado la forma de un dragón que exhala fuego. ¡El próximo relámpago tal vez sean ellas!” Agregó Kyle.

“¡Están locos!” Exclamó Devon sarcásticamente mientras se alejaba.

“Estas brujas son malvadas, se comen a los recién nacidos y quemaron un pueblo entero. ¡Lo vi con mis propios ojos, gente reducida a cenizas! Pusieron a tu madre bajo una maldición que atrofió su mente y la convirtió en su esclava muda por eso no te buscó. ¡Estaba en un trance, pero salió de allí cuando un pariente, que es un hechicero blanco, llegó a su presencia!” Exclamó Marc mientras se acercaba a Devon.

“¡Déjenme en paz, quienquiera que sean!” Gritó Devon mientras giraba hacia su caballo.

 ”Si nosotros sabemos que puedes matarlas con tu presencia, ¡ellas también lo saben! Eso significa que primero te matarán a ti y matarán a los más cercanos a ti... ¡como a tus hijos! ¡Los quemarán vivos!” Gritó Orwin.

De repente, Devon se detuvo antes de montar su caballo, y se volvió hacia ellos con una expresión de horror que apareció en su rostro.

“¿Es esto cierto?” Le preguntó Devon a Jared.

“Es por eso que estamos aquí”, respondió Jared.

Todos se empapaban bajo la lluvia, mientras los relámpagos retumbaban a su alrededor, luego Devon dijo:

“¿Qué es lo que debo hacer?”