Capítulo 42: Reunión de madre e hijo

 

Nubia y Caitlin se alejaron de los Brannick a una velocidad que los hizo parecer borrosos a la vista. Caitlin sintió un ligero mareo y su visión se volvió ligeramente borrosa cuando Nubia las transfirió con sus poderes. Cuando disminuyeron la velocidad, Caitlin se dio cuenta de que habían recorrido una gran distancia y se podían oír caballos acercándose desde el sur. Cuando los jinetes aparecieron a la vista, Caitlin reconoció a Jared y a los otros jóvenes que viajaban con él junto con otro hombre, que ella suponía que era Devon. Caitlin se volvió para mirar a Nubia, que se había detenido y se había congelado detrás de ella.

“Nubia, él está aquí… tu hijo está aquí”, susurró Caitlin.

Caitlin desmontó y se dirigió hacia Nubia, que parecía incapaz de moverse; estaba petrificada, Caitlin se acercó para ayudarla a desmontar.

“Vamos cariño, ven a conocer a tu hijo”, instó Caitlin mientras la tomaba suavemente de la mano.

 

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Durante el viaje, Jared le había contado a Devon cómo su padre Marc había buscado a su madre hasta que le dijeron que se había ahogado en el río junto al noble con que se había casado. Según la historia, su carruaje cruzó un puente que colapsó durante una tormenta; que era la doble mentira que le dijeron sus hermanastras a su padre, Marc.

Jared también le habló de las batallas contra el opresivo tirano, Lord Rogan, donde él, su padre Gerard y sus hermanos, Marc y Derrick habían luchado juntos y habían sobrevivido. Habían sido buenos hombres y guerreros, hasta la emboscada sorpresiva que les quitó la vida le dijo Jared. Devon aún podía escuchar el dolor de Jared en su voz cuando describió que tuvo que ver a cada uno de los miembros de su familia caer bajo una lluvia de flechas, incluyendo a su padre Marc, sin poder ayudar. La emboscada había sido una represalia contra los Kellan por proteger a los aldeanos y no vender su tierra costera a Lord Rogan, el codicioso y malvado hechicero que era entonces el Lord del Castillo Esmeralda. Jared le dijo, que después de la muerte de su padre y sus hermanos, ninguna información de su existencia le había llegado alguna vez.

Mientras cabalgaban oyeron caballos acercándose a lo lejos, eran dos mujeres a caballo y se detuvieron. Jared, quien desmontó primero, se volvió y dijo:

“Vamos muchacho, es mi esposa, Caitlin, la del pelo rojo; la otra debe ser tu madre”.

Devon, tragó, mientras miraba a las dos mujeres y también desmontaba. Dudó un momento y luego comenzó a caminar hacia ellas. Recordó el relato de Jared, durante el viaje sobre lo que realmente sucedió con sus padres, pero lo que más le conmovió, fue lo que Jared le dijo al último, que su padre Marc se había muerto con el corazón roto después de perder a su esposa Lía, que era el primer nombre de su madre, y había hablado de ella solo horas antes de su muerte.

Devon había deseado saber cosas positivas acerca de sus padres y familia en lugar de todas las cosas negativas que había escuchado. Ahora veía a su padre y a su madre bajo una luz diferente y estaba disgustado consigo mismo por creer en las mentiras difundidas por las malvadas mujeres que habían esclavizado a su madre; mujeres que habían hecho un pacto con el demonio y a las que él había creído. Devon cerró los ojos en arrepentimiento.

 

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Las lágrimas de Nubia se volvieron rojas, cuando Devon se acercó. Él se volvió y miró a Caitlin afligido por las lágrimas de sangre.

“Tú has de ser Devon, yo soy Caitlin, la esposa de Jared. Tu madre ha pasado por mucho. Lo que ves son lágrimas de dolor, pérdida y sufrimiento, comenzando con una madre asesinada, un esposo asesinado, la pérdida de su hijo, la pérdida de su voz y la pérdida de su libertad, seguida por una neblina de oscuridad sin sentido para ayudar a sus malvadas hermanastras en actos contra la humanidad. Ahora parte de esa maldición está rota, y ella ha recuperado su voz, pero para librar estas tierras de los demonios que la atormentan, se requiere la presencia de su lazo de sangre inocente más cercano, que eres tú, y así ponerles fin a su existencia”.

Entonces Caitlin le entregó a Nubia un pañuelo para limpiar las lágrimas ensangrentadas y dio un paso atrás. Devon, conmovido por las explicaciones de Jared y Caitlin, y las inquietantes lágrimas de sangre de su madre, se acercó a ella. El conocía el dolor de perder un cónyuge, pero ni siquiera podía imaginar el dolor de perder un hijo, amando tanto a los suyos.

“Te busqué por mucho tiempo, y me da pena decir que creí solo en las mentiras que escuché, que mi padre te había abandonado y que en turno tú me habías abandonado a mí. Por favor, perdónenme por juzgarlos mal a los dos. Hay mucho que no sabía, y hay mucho que deseo saber”.

“Vamos cariño”, Caitlin le dijo a Nubia.

Caitlin tomó la mano temblorosa de Nubia y la acercó más y puso su mano en la de Devon, y cuando la mano de Caitlin tocó la de Devon, tuvo otra visión; niños abriendo la puerta a dos mujeres, y una dijo:

“Sufrirán los niños pequeños”, y cacarearon horriblemente.