Luna y Gretchen aterrizaron como humanas en Misty Cove, usando envolturas que las hicieron parecer como simples mujeres pueblerinas. Luna luego levantó los brazos en el aire y le pidió a su amo satánico que las guiara a la casa de Devon, pero sus mismos lazos de sangre le mostraron el camino.
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Dentro de la casa de madera, Marc se sentaba junto a la chimenea mientras los niños de Devon jugaban, y comenzó a cabecear en una silla reclinada contra la pared. Los dos niños más pequeños, de dos y cuatro años, se habían quedado dormidos, pero los dos niños mayores, de siete y nueve años, jugaban con pequeños barcos tallados de madera que flotaban en un balde de agua. Mientras Marc cabeceaba en la silla balanceada contra la pared, el fuego y las velas de la habitación de repente se apagaron, seguidos por un golpe en la puerta. Pensando que era su padre, los dos niños mayores se levantaron de un salto y corrieron a abrir la puerta, gritando,
“¡Papá! ¡Papá!”
Sorprendido por los niños que gritaban y corrían, Marc se cayó de la silla y tropezó en la oscuridad, mientras trataba de evitar que los niños abrieran la puerta y gritó:
“¡No! ¡Deténganse!”
Era demasiado tarde, los niños abrieron la puerta y dos bellas mujeres se pararon frente a ellos. Una con cabello blanco y la otra con flores en el suyo. Las mujeres cacareaban sobre sus vulnerables objetivos.
“¡Sufrirán los niños pequeños!” Exclamó Luna perversamente y se cacarearon mientras sus ojos se volvían un rojo vivo como la sangre listas para encender en fuego a los niños.
Marc nunca las había visto antes, pero sabía que eran ellas. La oscuridad del cuarto se iluminaba por la luz de la luna que entraba por la puerta y una pequeña ventana, y entonces levantó la cubeta de agua que había colocado anteriormente para que los niños jugaran y se las lanzó a las mujeres.
Luna y Gretchen gritaron horriblemente, al caer el agua sobre ellas quemándolas como ácido haciendo que humearan y un olor a azufre llenó el aire. Nubia y Devon luego aparecieron en el fondo saltando de los caballos y corriendo hacia ellos. Luego de la cercanía de Devon, Luna y Gretchen comenzaron a envejecer y marchitarse. Al darse cuenta de que era el final si no mataba a Devon, Luna se volvió y con su último aliento y chispa de poder conjuró una daga que voló por el aire hacia Devon, cuando Nubia saltó frente a él y la daga le atravesó el corazón. Luna entonces se volvió hacia Gretchen con una mirada de derrota y ambas se convirtieron en cenizas y se desvanecieron al reino del aire.
La daga también desapareció, pero Nubia cayó mortalmente herida.
“¡No!” Exclamó Devon.
Devon la captó en sus brazos y la bajó suavemente a la tierra y se arrodilló junto a ella mientras ella jadeaba por aire. Él colocó su cabeza sobre su regazo mientras sus hijos y Marc salieron corriendo, y los rodearon.
“Madre... no, por favor, cómo me duele el corazón... ahora que te he encontrado... no deseo dejarte partir”. Devon le dijo mientras acariciaba su cabello, y ella jadeó por aire. “Pero quiero que sepas, que mi corazón también está lleno de orgullo y alegría por el honor de conocerte, y por aprender la verdad sobre ti y mi padre, pero sobre todo por tu amor y sacrificio. Ahora que mis ojos han sido abiertos, mi familia y yo seremos conocidos como la familia Kellan, que estas brujas trataron de destruir. Estos chicos son todos Kellan, y estos pequeños son tus nietos. Ellos continuarán el legado de los Kellan, al igual que con la memoria tuya y de mi padre”. Devon le dijo.
Ella le sonrió a él y a sus nietos mientras sus lágrimas corrían claras, y ya no de sangre. Nubia abrió la palma de su mano y él tomó su mano entre las suyas. Luego ella cerró los ojos y su rostro se volvió ligeramente hacia un lado. Devon también cerró los ojos y bajó la cabeza mientras una lágrima le corría por la mejilla.
Mientras Devon se arrodillaba sosteniendo a su madre, Jake, Caitlin, Jared y el resto aparecieron en el fondo. Cuando Caitlin asimiló la sombría escena, se cubrió parcialmente la cara con las manos y lloró por la pérdida de su sufrida amiga que también era un lazo de sangre indirecto, ya que su madre, Rada, había sido la hermana de Finían, su abuelo ancestral. Caitlin se acercó y se alegró de ver que murió con paz en su corazón después de realizar su acto de redención para limpiar la sangre de su hijo de la maldición, y alegría en sus ojos de ver a sus nietos a salvo. En realidad, ella los había salvado a todos.
Caitlin sacó la bolsa de terciopelo negro bordado con una rosa roja que pertenecía a Nubia y contenía su anillo de matrimonio y un capullo rojo de una rosa, que ahora se había convertido en una hermosa rosa roja. Puso la rosa en la mano de Nubia y el anillo en el dedo de bodas.
Entonces una ráfaga de viento sopló desde el oeste y una figura translúcida de un hombre se adelantó desde atrás del grupo. Era el mismo hombre desconocido en la visión que Caitlin vio afuera de la casa de los Brannick. La figura primero se volvió y le sonrió a su hermano Jared, quien asintió con la cabeza hacia el espíritu de su hermano caído, Marc. Luego se acercó a Nubia y Devon y también le sonrió a Devon. Todos miraron con asombro cómo la figura extendía su mano hacia Nubia, a quien le llamó:
“Lía”.
Entonces el espíritu de Nubia tomó la mano de la figura y dejó su cuerpo humano para unirse a su esposo Marc en la muerte. Ambas figuras translúcidas sonrieron el uno al otro. El espíritu de Lía se volvió hacia Devon una última vez y se inclinó y tomó la rosa roja de su mano humana y la colocó en la de Devon y le sonrió. Su espíritu luego volvió al lado de su esposo. Finalmente, Marc y Lía sonrieron a todos, y levantaron la mano en despedida antes de partir. Luego dieron media vuelta y se marcharon cogidos de la mano hasta que se desvanecieron en la oscuridad.
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A un lado, había otra figura translúcida de una mujer; Rada miraba y sonreía orgullosamente por el triunfo de su hija, luego también se dio vuelta y se alejó hasta que desapareció.
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Así fueron eliminadas las brujas para siempre, a costa de una noble vida, cual historia después fue conocida como La Rosa del Bosque.
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