Más tarde aquél día vio a Cory saliendo de la cabaña, vistiendo unos pantalones tejanos y una camiseta gris, sus gafas de sol colgadas del cuello. Acababa de llegar de pescar, y lo supo ya que había preguntado antes por él. Se sintió tímida y se rió de sí misma mientras caminaba hacia él. Al verla, él se quitó su sombrero y la esperó en el porche, donde estarían a la sombra.
¿Qué le iba a decir ella después de aquella noche romántica? Su corazón se aceleraba y su lengua se enganchó al paladar. Quizá podría escribir un post en el blog y enviárselo a él en lugar de hablarle. Miró hacia abajo mientras subía los escalones hasta donde estaba él.
Cuando se paró a unos pasos, él la alcanzó y la atrajo hasta sí mismo, plantándole su boca en la de ella antes de que pudiera decir una palabra. Al principio sólo juntaron los labios, pero después él se movió y la besó hasta dejarla sin respiración. Cuando su mundo entero empezó a girar de nuevo, él se separó y la miró a los ojos.
—Tengo que salir hacia la tienda, pero quería dejarte con algo sobre lo que pensar —dijo él con una gran sonrisa en la cara, saltando escaleras abajo.
Ella lo miró, con la boca abierta y lista para decir algo atrevido... en su lugar lo vio retirándose y enviando un saludo con la mano en su dirección. Eso le recordó al día en que ella se fue, dejándole a él atrás.
Quizá debió haberse quedado, o al menos haber mantenido algo el contacto con él, pero era difícil imaginarse quién sería ella ahora si no se hubiese marchado. No se puede viajar tiempo atrás, ella lo sabía, pero estaba muy contenta por haber vuelto a casa.
¿Y ahora qué? ¿Cambiar las cosas ahora? Se sentó en porche de delante y observó el campo durante un rato, escuchando la brisa y a los pájaros cantar. Después las voces de sus padres se escucharon desde la casa, entremezclados con risas. Estaba contenta y alegre de que sus padres estuvieran los dos sanos y felices... después de los correos electrónicos de Mamá, había estado esperándose algo malo.
Se levantó y fue adentro, pensando que era hora de una charla. Pero las palabras que salieron de su boca la sorprendieron incluso a ella.
—Mamá... ¿Papá y tú os enfadaríais mucho su Cory se marchara? —Autumn se paró en la entrada de la cocina—. ¿Podríais seguir adelante sin él? —Autumn no podía mirar a su madre mientras lo preguntaba, no hasta que escuchó una débil carcajada. Mamá se espabiló cuando Autumn la miró.
—Bueno, sí, estaremos bien. No nos va tan mal por aquí— Autumn ladeó la cabeza y alzó las cejas como si diciendo, dime más—.Estamos bastante ocupados, de hecho —se madre se ocupó de repente en organizar y limpiar unas latas que tenía en el mostrador.
—Qué divertido —dijo Autumn—, porque hiciste que sonara como si necesitarais de verdad más clientela para seguir a flote.
—Bueno, ya sabes cómo es esto. Más clientela es siempre mejor. ¿Verdad? —dijo su madre mientras levantaba los hombros.
Se le ocurrió a Autumn aquella mañana que era extremadamente conveniente como Cory quería que ocurriera algo entre ellos— y en como su madre la había convencido de que viniera a casa durante un par de semanas. No estaba segura de qué diablos estaba pasando.
—¡Mamá!
Sintió como sus ojos se entrecerraban; no podía evitarlo. Incluso después de que Cory le hiciese perder la cabeza la noche anterior —si era así como lo llamaba— se sentía como si hubiese sido engañada para volver allí.
—Lo importante es que Cory y tú tuvisteis la oportunidad de reconectar —su madre caminó en sentido opuesto y Autumn se apresuró para no quedarse atrás.
—¿Me estás diciendo que todo esto era una trama de emparejamiento? —se paró delante de su madre—. ¿Y qué pasa si hubiese tenido una tarea importante, o algo así?
Su madre se enderezó y la miró a los ojos.
—¿Qué es más importante que el amor? —preguntó mientras se ponía el trapo de cocina en el hombro y se marchaba.
¿Qué es más importante que el amor? Algunos dirían que tu subsistencia, tu carrera, tu vida... No se pueden abandonar las responsabilidades sólo por pensar que le gustas a alguien. Incluso aunque le preguntó a su madre por lo de Cory marchándose de allí, no había razón para que ella pensase que quisiera hacerlo, o de que él se marcharía de allí por ella.
¿Amor? ¿Eso era parte de todo esto, fuese lo que fuese? ¿Y qué pasaba con Cory? Ella no estaba segura de qué veía él como futuro, pero él tenía una vida allí. Ella tenía una vida fuera de allí. Quizá no le molestaba tanto la orquestación de Mamá; eran todas las elecciones y complicaciones relacionadas. Una parte de ella se preguntaba por qué tenía que luchar tanto contra sus sentimientos, pero otra parte de ella sentía miedo.
Llena de caliente frustración, salió aprisa por la puerta principal y avanzó hasta su coche de alquiler, planeando conducir hasta la casa de Cory. Justo cuando metió la llave en el arranque, lo vio aparcar al lado de su coche.
Él abrió la puerta de su coche con una sonrisa que pronto desapareció de su cara al ver el estado de humor de la chica.
—Hola, Autumn.
—¿Sabías que mi madre me engañó para que viniera? ¡Pensó que tú y yo podríamos empezar algo! —dijo después de salir del coche y dar un portazo. Se cruzó de brazos y esperó a que la indignación del chico apareciese. Él sólo la miró con la boca abierta pero su cerebro no pudo producir ninguna palabra—. ¿Cory? ¿No tienes nada que decir sobre ello?
Él miró por un momento hacia la casa, después de nuevo a ella.
—Bueno, yo... lo siento.
Ahora era el turno de ella para dedicarle una mirada vacía y de sorpresa.
—¿Qué quieres decir con que lo sientes? ¿Por qué? ¿Lo sabías? —vio como la piel del chico iba cambiando de color a medida que se sentía más avergonzado. Ella dejó que se le abriera la boca a modo de sorpresa, y también que se le cerraran los ojos, sólo para asegurarse de que él veía lo horrorizada que estaba.
—No te enfades demasiado con tu madre y tu padre.
¿Su padre también? Espera...
—¿Estás diciendo que...?
—Fue idea mía —mirando hacia abajo, continuó—. No creí que hubiese funcionado tan bien llamarte y decirte, “Hola, Summer, ¿quieres venir de visita y dejarme hacerte perder la cabeza?” Así que pensé que tus padres podrían convencerte de que volvieras por un tiempo.
¡No podía creerlo! ¿Había planeado todo eso por ella? ¿Para ganarse su corazón?
—Ajá... ¿Y cómo te ha salido eso? —se cruzó de brazos y empezó a repicar con el pie en el suelo. Aunque no era fácil mantener una cara seria. Él estaba retorciéndose, y a ella le encantaba. Pero tampoco sabía qué pensar sobre él planeando todo aquello.
De repente él estaba delante de ella, tirando de ella hacia él y plantándole su boca en la suya. Sorprendida, primero lo empujó para apartarlo de ella. Después se relajó un poco. Su boca estaba apretada con fuerza sobre la de ella, exigente, pero después se suavizó un poco. El beso se hizo más tierno.
Dejó que su mente se pusiera en blanco para disfrutar de él felizmente durante un maravilloso segundo. Después lo empujó de nuevo.
—Cory, ¿qué pasa con nuestras vidas? Yo viajo por trabajo, por mis ingresos. Y tú estás atado a todo aquí —él se encogió de hombros. ¡Sólo se encogió de hombros!
—¿Significa eso que no podemos explorar esto?
Ella bajó la mirada, intentando imaginar lo que insinuaba.
—¿Una relación a larga distancia?
—Yo puedo viajar contigo. Como dije, no estoy atado aquí. Sustituyo a gente, pero hay muchos guías pesqueros en el área. Y tú no tienes que mantenerte lejos de aquí como si todos tuviésemos la peste.
Ella quería discutirle ese último punto, pero era cierto. Apenas había visitado el complejo y a la familia desde que se marchó seis años atrás. Ahora se preguntaba si había estado evitándole a él.
Le encantaba estar allí, así que, ¿por qué se había mantenido lejos? ¿Por qué había tenido tanto miedo de amar a Cory? No había encontrado a nadie ahí afuera que fuese tan bueno como él; nadie más le hacía sentir las mariposas en el estómago, ni tan viva, ni tan querida. Incluso cuando se metía con ella, siempre había cuidado de ella desde que eran niños. Siempre la había apoyado.
—Cory, todo es muy repentino.
No contestó durante un segundo. Después empezó a cantar en voz baja. Se llevó mi rayo de sol con ella, mi diente de león se ha ido... Se llevó mi rayo de sol con ella, pero yo la quise todo el tiempo... Cuando finalmente levantó la cabeza para mirarla, preguntó:
—Sinceramente, ¿crees que tienes alguna opción de encontrar a alguien que te quiera tanto como yo? —no, tenía que admitirlo, probablemente no. No pudo evitar la risa que le salió como a borbotones—. Y —añadió—, ¿crees que alguna vez querrás a alguien tanto como me quieres a mí?
—Te gusta mucho decir esa palabra —contestó ella.
¿Se podía decir que querías a alguien después de unos pocos días? Pero no eran sólo unos pocos días. Era una gran cadena de días, desde su infancia hasta ahora.
—¿Serás mi rayo de sol? —preguntó él, tomando la cara de la chica entre sus manos. Ella se alzó para alcanzar sus labios, sabiendo que no necesitaba contestar. Al parecer el chico ya la tenía asegurada.
Él la besó con fervor, con promesas, y ella sabía que Cory era un hombre de palabra. Pensó en todas las fantasías que tuvo sobre él, en cómo sería hacer que se cumplieran. En poder conocerlo incluso mejor. En hacer planes.
—¡Yu-huuuu! —gritó su padre desde el porche.
Autumn se separó de Cory para lanzarles una mirada de indignación, completándola con una boca abierta.
—¡Te dije que el amor lo conquistaba todo! —dijo su madre con las manos en el corazón.
—¿Puedo sacar ahora el pastelillo de fresas? —le preguntó Papá a Mamá. Autumn no podía hacer más que querer a sus divertidos padres. La puerta se abrió detrás de ellos, y Lily salió.
—Ya era hora de que se reconciliaran y se besaran —dijo ella, cruzando los brazos—. Pero podríais conseguiros una habitación. Tenemos un paquete semanal bastante especial.
—¡Lily! —saltaron simultáneamente Mamá y Papá.
Autumn volvió a mirar a Cory, a su larga cara de cowboy, sus cálidos ojos castaños y su pelo con forma perpetua de sombrero. Su Cory.
—Chicos, ¿habéis planeado hasta la tarta de celebración? —preguntó ella, riéndose tanto que su estómago se agitó.
—Soy un tipo bastante seguro. Por no mencionar guapo —con una fuerza repentina, la alzó entre los brazos y le dio un par de vueltas. El cálido rayo de sol tardío fue bajando mientras ellos giraban. Quizás su beso de cowboy no era algo malo, después de todo.