NOTA DE LA AUTORA
ESTIMADO LECTOR:
El COVID-19 se desató poco después de que mi esposo y yo volvimos de Sudáfrica y del rodaje de Amor redentor. Todos los viajes programados fueron cancelados, y nos unimos a las multitudes de ciudadanos a quienes se les dijo que se refugiaran donde estaban. Cuando las semanas en casa se hicieron meses, me pareció el momento perfecto para volver a imaginar y reescribir una historia que me había acompañado durante décadas, una que abordara los temas serios con humor y gracia. La vida se había vuelto demasiado lúgubre para añadirle pesadumbre. Todos necesitamos reír aunque los días sean oscuros; tal vez incluso más durante esos momentos. Y todos queremos que los cambios sean para mejorar y tener un final feliz.
Mis historias siempre comienzan con preguntas, y varias de las que tenía en mente servían para un pueblo minero dedicado a la extracción de plata en el año 1870, con aplicaciones actuales. ¿Puede una persona impactar a una toda una comunidad? Todos hemos conocido y observado a personas que inspiraron a otras. Todos conocemos personas que actúan según lo que les indica su conciencia, cueste lo que cueste. ¿Qué podemos hacer para mejorar la vida de las personas sin hogar? Los vemos viviendo en tiendas de campaña y en chozas en nuestras ciudades, en todo el país. ¿Hay una manera mejor y más equitativa de «distribuir la riqueza» sin robarle a un grupo para darle a otro? El apóstol Santiago dijo: «La religión pura y verdadera a los ojos de Dios Padre consiste en ocuparse de los huérfanos y de las viudas en sus aflicciones, y no dejar que el mundo te corrompa» (Santiago 1:27). ¿Qué le parece eso?
Esta mina mía es mi libro de la pandemia. Una historia de amor que se remonta a mis raíces como escritora de novelas románticas. Habla sobre una sufragista bostoniana desterrada y un soldado desheredado de la Unión que se conocen en un remoto pueblo minero de California. Pero también analiza cómo una persona con determinación puede impactar a toda una comunidad. Durante la lectura, quizás note algunas referencias a La fierecilla domada, y a Oklahoma! Vitoreé la historia de amor de Catalina y Matías, y me divertí mucho escribiéndola. Espero que, al leerla, usted se haya divertido tanto como yo.