Presentación

Si los impresores catalanes fueron los primeros en publicar las dos partes del El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, de Miguel de Cervantes, en la temprana fecha de 1617; ciertos estudiosos han establecido que los hechos que le suceden a don Quijote en Barcelona tienen una unidad temática en sí misma. A todo esto se añade nuestra ilusión como editores de que estos capítulos sueltos se lean con más facilidad en el bus o el metro, medios de transporte que Cervantes no hubiese dudado en definir como nuevas metáforas de Rocinante.

Las ediciones más recientes de las hazañas de don Quijote en Barcelona, se limitan a los capítulos que transcurren en Cataluña. Nosotros hemos decidido incluir en nuestra antología, el cap. III de la primera parte porque define la personalidad de Sansón Carrasco, quien se convertirá en el caballero de la Blanca Luna que vence a don Quijote hacia el final de la novela. También nos pareció importante el cap. LIX, donde Cervantes pone en boca de don Jerónimo el duelo premonitorio del fin de don Quijote como caballero: «(…) y otras justas hay en Barcelona, donde el señor don Quijote podrá demostrar su valor»… De los siete capítulos siguientes (LX-LXVI, LXXII, también de la segunda parte), cinco son propiamente en la ciudad, uno en las afueras, y el último, rememora y define a Barcelona mientras don Quijote regresa a su aldea natal.

En Barcelona don Quijote afronta una serie de acontecimientos que provocarán su transformación definitiva. No fue a buscar aventuras sino a dejar constancia de una ciudad que terminó fascinándolo. Antes de salir a pasear por primera vez, Cervantes le quita las armaduras y cambia a Rocinante por otro caballo, y en el posterior paseo, no tiene tampoco armaduras, ni caballo, lo que le permite tomar contacto con la realidad de forma más cercana que en otros momentos de la novela. Es también, en consecuencia, más vulnerable. Su paso por la ciudad es tangible, aún se conservan muchos de los lugares que visitó.

La ciudad Capítulo a Capítulo

Cap. LX. Hoy podríamos pensar que una buena parte del arte contemporáneo está en deuda con el Quijote y con las escenas que transcurren en Barcelona, basta con ver películas como Pulp Fiction o Kill Bill, de Quentin Tarantino, y recordar una observación de Martí de Riquer: «la muerte por agresión y la belicosidad no aparecen en el Quijote hasta que los dos protagonistas entran en Cataluña. [Y] aparece Claudia Jerónima, que acaba de disparar dos balas a su galán, don Vicente Torrellas. Poco después, cuando uno de los bandoleros se muestra disconforme con el reparto del botín apresado, su capitán, Roque Guinart, le abre la cabeza».

Me gustaría añadir que Claudia Jerónima declara que a su ex le disparó con una escopeta y dos pistolas. Releyendo la llegada a las cercanías de Barcelona de don Quijote y Sancho, cuando ven a los hombres ahorcados en los árboles, me viene a la mente una canción cantada por Billy Holiday, Strange Fruit, frutas que no eran más que negros colgados por la intolerancia racista del KKK. O sea, que en Cataluña don Quijote se convierte también en un cronista de la violencia social de una época con un realismo casi periodístico. Asimismo en este capítulo ve el mar por primera vez «hasta entonces dellos no visto; parecióles espaciosísimo y largo, harto más que las lagunas de Ruidera, que en la Mancha habían visto». De los barcos, Sancho impresionado dice que «no podía imaginar cómo pudiesen tener tantos pies aquellos bultos que por el mar se movían».

Cap LXI. Se adentra en la vida urbana de la Barcelona de principios del siglo XVII, y descubre personajes y lugares. Si Stephen Dedalus y su tío Leopoldo Bloom son portavoces de Dublín, en Ulises, de James Joyce; y Arsenio Cué y Bustofredón lo son de la Habana en Tres Tristes Tigres, de Guillermo Cabrera Infante, por citar solo dos ejemplos, don Quijote lo es de Barcelona más que de ninguna otra ciudad. Más si tenemos en cuenta que Cervantes comenzó la novela no queriendo acordarse de un lugar de la Mancha, en cambio, se regodea con el Mediterráneo. Incluso, la música de chirimías que los persigue desde su entrada, lo lleva una noche a bailar hasta caerse en un «sarao» con dos damas de «gusto pícaro y burlonas», que lo tientan de tal manera que tiene que evocar a Dulcinea del Toboso, para no perderse.

Cap LXII. Descubre una imprenta en su paseo, y ve impreso un Quijote apócrifo «escrito por un tal de Tordecillas». Como muy bien afirma Jorge Luis Borges: «en la segunda parte del libro, descubrimos, para nuestro asombro, que los personajes han leído la primera parte y que también han leído la imitación del libro que ha escrito un rival. Y no escatiman juicios literarios y se ponen del lado de Cervantes. Así que es como si Cervantes estuviera todo el tiempo entrando y saliendo fugazmente de su propio libro y, por supuesto, debe haber disfrutado mucho de su juego».

Resulta curioso que Cervantes no disertara sobre lo que pensaba del catalán cuando en la imprenta sí lo hace largo y tendido sobre el toscano. No obstante, deja constancia del uso de dicha lengua entre los bandidos... «diciéndoles en lengua catalana que estuviesen quedos, y se detuviesen hasta que llegase su capitán».

Cap. LXIII. Aquí suben por primera vez a un barco y participan en un combate naval entre moros y cristianos. Hay que tener en cuenta que cuando Cervantes escribe esto la expulsión de los moros (1609) es un hecho reciente. Revivido hoy en este mundo con el triunfo de la intolerancia, el fanatismo y los totalitarismos. Habría que aprender del Virrey, que tras escuchar la historia de Ana Félix, cautiva de moros, es capaz de pedirle al general que perdone la vida de unos turcos, que habían matado a dos cristianos. Los elementos de travestismo y homosexualidad de la narración son otra perla a descubrir.

Cap LXIV. Aquí don Quijote es derrotado en duelo por el Caballero de la Blanca Luna, nada menos que en la Barceloneta. Los siglos XIX y XX se encargaron de apartar a Barcelona del Mediterráneo. Y Cervantes, y su Quijote, siempre ha estado ahí para recordarle a los urbanistas catalanes que tenían una deuda con el mar.

Otras formas de leer este Quijote

Camino de su aldea, derrotado, don Quijote refiriéndose a Barcelona, dice los conocidos elogios: «Archivo de la cortesía, albergue de los extranjeros, hospital de los pobres, patria de los valientes, venganza de los ofendidos y correspondencia grata de firmes amistades, y en sitio y en belleza única».

Hoy más que nunca Barcelona, es albergue de extranjeros, donde conviven casi todas las lenguas a las que ha sido traducido el propio Quijote, por lo que también pudiésemos decir que Cervantes de alguna manera ha ayudado a diseñar la ciudad que todos conocemos.

¿Qué es la «Edición indexada del Quijote»?

Linkgua ofrece a los lectores capítulos del Quijote que pueden ser adquiridos juntos o separados. Nos interesa que los lectores puedan disponer de uno o varios capítulos del Quijote que les sean útiles por sí mismos para comprender mejor esta gran novela.

Publicamos ahora los pasajes en que se refieran visiones sobre:

—África;

—el libro, la escritura y lo referente al origen de la novela encontrada en un manuscrito árabe; y alusiones a los medios de impresión;

—las relaciones de poder: las clases sociales, el clero, el reparto territorial del poder en la España de la época y las relaciones internacionales (entre otros el de la Ínsula de Barataria)

También los interesados en el estudio de zonas geopolíticas o sociales de la época podrán solicitar una edición que comprenda palabras clave de lugares como:

África

América

Asia

o de temas concretos como el mundo islámico; el Quijote teatral; el Quijote y la esclavitud; el Quijote y el deseo amoroso.

Asimismo los lectores podrán solicitar ediciones a la carta con términos más específicos elegidos según sus necesidades.

Arsenio Rodríguez Quintana

Barcelona, 2005.