Vivo en el recuerdo de un sueño
que llegó y se fue;
me siento en soledad en mi barca,
que se desliza libre por el lago tranquilo.
Por el cielo azul vuelan las golondrinas en parejas;
por el agua en calma pasan juntos los patos mandarines.
Apoyado en el remo, miro el agua lejana.
El cielo lejano, la amada lejana.
El sol desciende en llamas en el horizonte a lo lejos,
y el crepúsculo no tarda en culminar, pasando
por todas sus fases de violencia y esplendor.
Se dice que la puesta de sol significa paz,
pero un atardecer como las suave e invisibles
ataduras del afecto a mí me aflige el corazón.
Se alza sobre el lago la luna clara, redonda
e inunda el horizonte con su luz plateada.
Miro el agua; es límpida como la noche.
Cuando las nubes flotan ante la luna,
las veo flotar en el lago,
y me siento como remando en el cielo.
De pronto, pensé en ti, reflejada en mi corazón.
El lago duerme en paz,
no se oye el menor murmullo de ondas.
Tendido en la barca,
intento evocar el país de sueños donde puedo buscarte.
Pero, ay, no viene sueño alguno.
Solo un punto móvil de fuego en la oscuridad,
la luz distante de una barca que pasa.
Fuente: Poesía manuscrita de Bruce Lee titulada «Paseo en barca por el lago Washington», hacia 1963. Papeles de Bruce Lee.