He oído muchas veces a instructores de diversas escuelas asegurar que sus sistemas, basados en la suavidad, no requieren la más mínima fuerza (como si la palabra fuerza les sonara a desagradable), y que permiten lanzar volando por el aire a un rival de ciento cuarenta kilos con un simple gesto del meñique.
Debemos afrontar el hecho de que la fuerza es necesaria en el combate, aunque se aplique de una manera mucho más refinada, y que los adversarios normales no se nos echan encima ciegamente con la cabeza por delante. Algunos instructores, por su parte, aseguran que su sistema superpoderoso permite romper cualquier defensa. También en este caso debemos darnos cuenta de que las personas se mueven y cambian, como se mueve un tallo de bambú durante la tormenta para «disolver» el viento fuerte.
Así pues, la suavidad y la firmeza no son, cada una, más que la mitad de un todo fragmentado que, una vez encajado, constituye el Camino verdadero del kung-fu. La suavidad/firmeza es una fuerza indivisible del incesante interjuego del movimiento. Se conciben como una en esencia, o como dos fuerzas coexistentes de un todo indivisible.
Si un ciclista quiere ir a alguna parte, no puede empujar los dos pedales al mismo tiempo, ni tampoco puede abstenerse de empujarlos. Para avanzar tiene que empujar un pedal y ceder en el otro. El movimiento de avance exige esta «unicidad» de empujar y ceder. El empuje es consecuencia del ceder y viceversa. Cada uno es causa y consecuencia del otro. Entonces fluirá de verdad el movimiento, pues la fluidez verdadera del movimiento se encuentra en su intercambiabilidad.
Todo practicante de artes marciales debe atribuir una misma importancia a la suavidad y a la firmeza, sin considerarlas independientes una de otra. El rechazo de la suavidad o de la firmeza conduce a la separación, y la separación lleva al extremismo.
La suavidad y la firmeza no están aisladas, sino que son complementarias y contrastantes, y en su fusión mutua conforman la «unicidad». Recuerda esto siempre, y si no te atrae mucho la firmeza o la suavidad, podrás de igual modo apreciar verdaderamente lo que tienen de «bueno/malo». No se trata de elegir entre suavidad y firmeza, sino de que la suavidad/firmeza como unidad constituyen el Camino verdadero.
Fuente: Notas manuscritas de Bruce Lee bajo el título de «The Tao of Jeet Kune: The Way of the “Stopping Fist”. Chinese Boxing from the Jun Fan Gung Fu Institute», hacia 1962. Papeles de Bruce Lee.