A los que conocen a Bruce Lee sobre todo como artista marcial puede sorprenderles que su verdadera pasión fuera la filosofía. Todavía más sorprendente resulta el alcance de sus conocimientos sobre filosofía oriental y occidental.
Estos artículos fueron escritos sobre todo en los años en que Lee asistió a la Universidad de Washington, donde se licenció en Filosofía. Este período de su vida contribuyó enormemente a expandir su intelecto y sus conocimientos del pensamiento teórico occidental. Leyó a Platón, a David Hume, a René Descartes, a Tomás de Aquino (padre de la Iglesia cuya teología ya habría absorbido Lee por contacto, probablemente, durante su formación en una escuela católica en Hong Kong, en los años cincuenta).
Estos textos muestran además los procesos de pensamiento de Lee en relación con su visión del mundo o con su metafísica. Por ejemplo, sus investigaciones y creencias anteriores respecto del taoísmo —particularmente su metafísica del monismo—, no solo salen intactas tras sufrir el bombardeo de lo más depurado del pensamiento teórico occidental, sino que de hecho se ven reforzadas por esta experiencia.
No obstante, es más interesante todavía que en estos artículos se expongan temas que Lee acabaría por entender y expresar de manera más sucinta al hacerse mayor y que sirvieron para plantar las simientes del examen independiente y de la necesidad de la justificación racional. Los escritos siguientes se siguen contando entre los más elocuentes e inspiradores que dejó Lee.