La armonía es el principio básico del orden del mundo, como un campo de fuerza cósmico en el que el yin y el yang se complementan eternamente y eternamente cambian. El dualismo europeo concibe lo físico y lo metafísico como dos entidades separadas —en el mejor de los casos, como causa y efecto—, pero nunca emparejadas como el sonido y el eco o como la luz y la sombra, como lo están en el símbolo chino de todo lo que sucede, el yin y el yang.
La filosofía dualista se impuso de manera incuestionable en Europa, dominando el desarrollo de la ciencia occidental. Pero al llegar la física atómica se hicieron descubrimientos basados en experimentos demostrables que contradecían la teoría dualista, y a partir de entonces se ha tendido a la concepción monista de los antiguos taoístas.
En la física atómica no se reconoce ninguna distinción entre materia y energía, ni es posible establecer tal distinción, pues en realidad son una única esencia, o al menos dos polos de una misma unidad. Como han demostrado los trabajos de Einstein, Planck, Whitehead y Jeans, ya no es posible definir absolutamente el peso, la longitud, el tiempo, etc., como se definían en la era científica mecanicista.
Del mismo modo, la filosofía taoísta, a partir de la cual surgió y se desarrolló la acupuntura, es esencialmente monista. Los chinos concebían la totalidad del universo como activada por dos principios, el yin y el yang, lo negativo y lo positivo. Consideraban que nada, ni lo animado ni lo llamado inanimado, existe si no es en virtud del incesante interjuego de estas dos fuerzas. Para ellos la materia y la energía, el yin y el yang, la tierra y el cielo son, en esencia, uno, o son dos polos coexistentes de un todo indivisible.
El kung-fu, la forma de defensa personal más antigua que existe, bien puede definirse como la quintaesencia de la sabiduría y del pensamiento profundo sobre el arte de la defensa personal. Nunca se ha superado en cuanto a exhaustividad y profundidad de comprensión. Kung-fu significa «formación y disciplina para descubrir el Camino verdadero que conduce al objeto», ya se trate del camino del fomento de la salud, del camino del cultivo espiritual o del camino de la defensa personal.
El objetivo del kung-fu es, pues, el fomento de la salud, el cultivo de la mente y la autodefensa. Su filosofía se basa en las partes integrales de la filosofía del taoísmo, el budismo chan (zen) y el I Ching (el Libro de los Cambios), el ideal de ceder ante la adversidad, de plegarse levemente para volver a levantarse más fuerte que antes, y de adaptarse armoniosamente a los movimientos del adversario sin esforzarse ni resistir. Se puede decir que el kung-fu es el intento chino de descubrir los misterios de la naturaleza.
El arte chino del kung-fu se distingue por la armonía y la calma. El practicante de kung-fu rechaza toda forma de autoafirmación y de competencia, y practica el arte de olvidarse de sí mismo, de desapegarse no solo de su adversario sino de su propio «yo». Por el hecho de estar dispuestos a ceder y de ser devotos, no debe descartarse tener fuerza, pues debe haber fuerza en la blandura si esta ha de asistir a la firmeza. Si lo receptivo siguiera adelante guiándose por su propia iniciativa, se desviaría de su carácter natural y perdería el Camino. Al someterse a lo creativo, siguiéndolo, alcanza su adecuado lugar permanente. Estos movimientos llegan a ser debido a que lo Receptivo, en su movimiento, se adapta a lo Creativo. Así hace surgir la tierra todos los seres, cada uno según su especie, según la voluntad del Creador.
Fuente: Notas mecanografiadas de Bruce Lee tituladas «Yin y yang», hacia 1963. Papeles de Bruce Lee.