El sol se está poniendo en el oeste;
ha concluido el canto de despedida;
nos separamos.
Apoyado en el remo de sándalo, contemplo el agua,
lejos, el cielo,
lejos, la amada, lejos.
Desde que te fuiste, no sé si estás lejos o cerca,
solo sé que los colores de la naturaleza han palidecido
y tengo encerradas en el corazón añoranzas infinitas.
Apoyado en la única almohada
intento evocar el País de los Sueños donde podría buscarte.
¡Ay! No viene ningún sueño, solo la luz mortecina de la lámpara que se fusiona con las sombras.
Mi barca se desliza por el río tranquilo
más allá de la arboleda de la orilla.
Te dejo mis poesías.
Léelas.
Cuando te domine el silencio del mundo,
o cuando estés inquieta por los desvelos.
Hemos esperado a la puesta del sol
para salir a remar en nuestra barca.
Una leve brisa ondula la superficie azul
y agita los nenúfares.
Por la orilla,
donde caen como lluvia flores de cerezos,
atisbamos parejas de enamorados.
Un deseo vivo me impulsa.
Anhelo contarles mi pasión.
Pero mi barca pasa de largo
a merced de la corriente.
Mi corazón mira hacia atrás con tristeza.
Dos golondrinas, y dos golondrinas,
las golondrinas vuelan siempre en pareja.
Cuando ven una torre de jade
o un pabellón lacado,
nunca se posa allí una sin la otra.
Cuando encuentran una balaustrada de mármol
o una ventana dorada,
no se separan jamás.
Mi barca se desliza veloz río abajo,
bajo un cielo salpicado de nubes.
Miro el agua;
está límpida como la noche.
Cuando las nubes flotan ante la luna,
las veo flotar en el río,
y me siento como remando en el cielo.
Pienso en mi amada
reflejada de ese modo en mi corazón.
Fuente: Poesía manuscrita de Bruce Lee, sin título. Papeles de Bruce Lee.