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A la mañana siguiente, a eso de las diez, Charli y Mari caminan por la playa, toman cervecita bien fría para aplacar el guayabo. En un bolso enorme, ella lleva una gran parafernalia; en la cintura, un pareo; y en la cabeza, una pava; y, por supuesto, unas gafas que combinan con su colorido atuendo. Charli solo lleva un diminuto traje de baño, la camisa de la noche anterior y unas gafas que Mari le prestó: va incómodo, se siente delatado y observado.

—¡Mari, este traje de baño es muy boleta! ¡Y, además, me queda chiquito!

—¡Te queda perfecto y fue el único que te vino! ¡Quién te manda tener todo eso ahí…! Además, es traído: mi amigo Juancho me lo trajo de la Yunai. ¡Ay, Charli: relájate, machi…! Y fresco, que nadie viene por acá. No entiendo por qué tenemos que venirnos tan lejos.

—¿Cómo que por qué? ¡Porque tú eres tronco ’e loca! ¡Mira el pocotón de cosas que traes! ¡Tú ya no estás pa’ que andes por ahí como si fueras una pelaíta: pareces una guacamaya con ese pocotón de colores! ¿Tú crees que así anda una persona de tu edá, con esa pinta, ey…?

—¿Y tú no puedes hablar de otro tema que no sea mi edá?

—¡Tú fuiste la que empezó!

—¡Yo solo dije que quería salir como cualquier persona normal!

—¡No, Mari, no…! Pa’ empezar, tú no eres normal. Y pa’ seguir, esas no son ideas tuyas: esas son ideas de la farta de la Briyit. Ella es la que te mete cuentos raros en la cabeza. ¡Y dizque traídos de París, analiza…! ¡Como si semejante corroncha hubiera podido montar en avión!

—¡Con Briyi no te metas porque ahí sí!

—A ti no te gustan las mujeres y el hombre que no gusta de las mujeres es anormal. Y si no te gustan, ¿pa’ qué carajos te mandaste a poner las tetas esas? ¿Y pa’ que te vistes como mujer? ¿Y pa’ qué te pones nombre de hembra, ah…? ¡Barájame eso: dame tres explicaciones! ¡Con razón te dicen “loca”!

—Y si tú eres muy normalito, ¿pa’ qué quieres culear conmigo?

—¿Y quién te ha dicho a ti que yo quiero culear contigo, ah…? Además, eso no sería ser marica sino cacorro porque tú ni de vaina me vas a comer a mí… ¡Ni loco que estuviera!

—¡Ese es el mismo jopo con distinto mojón! ¡Tú eres el anormal: tú no sabes ni pa’ dónde tirar, Charli! ¡Tú no sabes si te gustan los machos o te gustan las gallinas y persigues machos que parecen gallinas pa’ creerte el cuento de que la gente se cree el cuento de que persigues gallinas que sí son gallinas-gallinas de verdáverdá! ¡Pero la verdá de verdá-verdá es que todo es de embuste-embuste! ¡Eeecheee…, tú sí mandas cáscara, no jooodaaa…!

—¡Bueno, ya: aguanta que me duele la cabeza!

—¡Eso sí no es culpa mía: quién te manda meterte semejante pea!

—¡Cálmate, oye…! ¡Tómala suave, vieja Mari!

—¡Que no me digas “vieja”!

—¡Bueno, ya: vamos a pasarla bacano o nos vamos pa’ la casa…! ¡Tú verás! ¿Qué prefieres tú?