Tato Giovannoni es, además de un gran amigo, uno de los bartenders referentes de la Argentina. Lo conozco hace por lo menos quince años. Yo todavía vivía en Nueva York y nos cruzamos en Buenos Aires, en el Danzón, una vez que fui a cocinar invitado por Bodegas Zuccardi.
Trabajamos muchas veces juntos. Fue jefe de barra de Sucre cuando inauguramos y ese fue, para mí, uno de los mejores momentos de nuestra barra. Hoy Tato es el encargado de diseñar la carta de tragos de Gaucho.
Además de lo que sabe –porque sabe y mucho–, Tato es un tipo muy particular, con un carisma enorme y muy querido por todo el mundo.
Si pienso qué tiene que tener alguien para ser un buen bartender, el carisma me parece fundamental. Estar en la barra significa estar en contacto con la gente, con los clientes, que además de pedir tragos muchas veces quieren charlar, intercambiar opiniones. Y Tato es alucinante para eso.
En honor a estos años de amistad y porque tiene un gusto impecable, le pedí que preparara cinco recetas de tragos para acompañar algunas tapas.
Y este es el resultado.