LA NOCHE
ESCRITURA LLEVADA ENCIMA
Hay nieve en los valles del río Cárdenas
tengo mesa
ya lo tengo
escuetas notas de cazadores
ya los tienen
leo en el cuello de espejo de la inclinada sobre el pergamino de David los
congelados picos de un ave lenta
no hubo una nieve así por mucho tiempo no hubo mesa así
pero siempre hogueras
siguen las mensajerías
los guardianes pierden el control en esta hora
contorsionada entre el marco de exposición y la pantalla de consolador iridiscente
de su móvil
los caracteres hebreos del copista rotos con un español de alcoba
corrida en tus bragas con el estampado de las hienas blancas
leo por encima de su hombro
que pierde la h en estos tiempos
nadie imaginaba que alcanzaría
a vaciar sus glándulas
sobre Marina AbramoviĆ
los guardianes revuelven nuestras culpas
una y otra y otra
al fondo de los bolsos
una caravana fervorosa me empuja hacia el salmo y
en la D iluminada de Fra Angélico ella se pone a cantar cada nota
las acompañantes que admiran su erudición judaica dudan
acerca de la autoría de taller de los aprendices místicos
y escoltan
a punto de cortar con una tijera moira
quien se atreva a un gramo de intimidad
La multitud y yo atrás
en zona de no cobertura
donde los celulares duermen justo cuando empieza el tríptico
de la natividad
ella se descuelga retrocede me tropieza
los ojos relampagueantes de los móviles me lanzan maldiciones
y yo que traigo del cuadro anterior la violenta luz que San Jerónimo probó
en un fuego amistoso
la figura que siempre huye de un relato patrístico
como si un diamante pelado de su cáscara podrida
pudiera estar vivo
y ya los tienen
ya los tienen
como si un santo pudiera ser
sin la santísima vulgata y la droga dura
del amor de Cristo cuando es mansa Nuestra Señora Inanna
y las poetas pastan sobre las ramas más verdes
muévete un poco déjame pasar
conviértete
en partitura de Von Bingen con su voz de Uxía
al fondo de tu trago
ve los copos que caen
en el paisaje que te he hecho solamente porque inventas
para mí que estás viva cerca de un parque
indignada
y no quieta
y no en tu cita de la mañana
que voló por los aires