CRONOLOGÍA
Un siglo de historia y moda
1900
1920
Empieza un nuevo siglo y la antigua época muere. La Belle Époque conoce sus últimos días. La mujer encorsetada en forma de S va a desaparecer y la elegancia clásica de Worth se convertirá en historia. En 1902 el trotteur (traje de chaqueta femenino) comienza a descubrir el pie y la falda se ciñe en torno a las piernas. Pero se preparan nuevos escándalos definitivos: Poiret elimina el corsé en 1906 con el apoyo de Vionnet y lanza la estrecha línea huso; en 1907 Mariano Fortuny inventa el Delfos, una túnica casi griega hecha para no llevar nada debajo: es el comienzo del traje desnudo, mientras en Inglaterra la nueva pasión es la higiene y la salud encarnadas en las formas rupturistas del traje de la reforma. En 1911 las mujeres se atreverán con la falda-pantalón y con trajes de baño que permiten fáciles movimientos. Chanel abre tienda en Deauville en 1914 y se dedica a hacer vestidos de ¡jersei!
La sociedad bulle con los nuevos inventos: el automóvil, el teléfono, el cine, el avión y el caballo mecánico (el tractor), sin olvidar que los textiles amplían infinitamente su oferta y se está a punto de inventar el tejido/milagro a partir de la seda artificial. Las ciudades crecen. La arquitectura revisa sus tradiciones. Las artes manifiestan una decidida tendencia a la iconoclastia. Fauvismo, cubismo, dadaísmo conviven con el descubrimiento apasionado de los orientalismos más sofisticados. En 1909 los Ballets Rusos de Diaghilev se instalan en París, y la moda explota de turbantes, pedrerías, plumas y adornos inverosímiles que Romain de Tritoff, Erté, dibuja en Harper’s Bazaar y en el nuevo Vogue, que en 1909 ha comprado Condé Nast. La sociedad de la moda viaja, rompe con casi todo, se internacionaliza y escandaliza.
«Las modas actuales son la prueba del grado de abyección a que ha llegado el espíritu moderno creando un verdadero terrorismo de la moda», dice el obispo alemán De Leibahc, citado por el historiador Max von Bohen. No es el único. La Liga de Modistas Alemanas, molestas por la simplicidad de las nuevas hechuras, y las damas de la aristocracia de París denuncian en 1914 «la inmoralidad del nuevo traje». La batalla entre innovadores y puritanos es feroz en Europa y también en Estados Unidos, donde una ley especifica: «Se prohíbe a toda mujer llevar faldas o refajos, cuyo borde, hallándose aquélla de pie, se levante más de 15 centímetros del suelo. Se prohíben los vestidos que marquen de modo sensual las líneas del cuerpo femenino. Se prohíben las mangas cortas y el escote, aun dentro de límites moderados. Serán multadas con 25 dólares las mujeres que, en sociedad, ofrezcan a los ojos del espectador demasiada parte de su cuerpo entre la cabeza y la cintura. Serán multadas con triple sanción aquellas mujeres que causen escándalo por su indumentaria».
La Gran Guerra acabará con todas estas polémicas. Pero ya no se podrá dejar de lado la nueva complejidad social, que encuentra en la Revolución rusa de 1917 un importante banderín de enganche. Los grandes intereses económicos ganan la partida. La consecuencia básica es el despegue y la ampliación del mercado. La moda de los años veinte recogerá inmediatamente este nuevo espíritu.
El mundo 1902, España: mayoría de edad de Alfonso XIII. 1903, París y Roma se unen por línea telefónica. 1905, París, fauvismo. 1907, Picasso pinta Les demoiselles d’Avignon; Freud publica Totem y tabú. 1908, Estados Unidos: se pone a la venta el Ford-T. 1909, los Ballets Rusos llegan a París; Manifiesto Futurista. 1912, hundimiento del Titanic. 1914-1919, Primera Guerra Mundial. 1917, Revolución rusa. 1918, Manifiesto Dadá. 1919, Walter Gropius crea la Bauhaus.
La moda 1902, el traje trotteur deja ver el pie femenino. 1906, Poiret suprime el corsé. 1907, Mariano Fortuny crea el Delfos. 1909, Condé Nast compra Vogue. 1911, intento de lanzar la falda-pantalón. Traje de la reforma. Traje desnudo. Línea huso o Botticelli de Poiret.
Erté y Lepape dibujan portadas de Harper’s, Femina y Vogue. Orientalismos. Turbante. 1914, Mery Phelps Jacob patenta en Estados Unidos el sostén.
1914/1918, la firma Burberry fabrica no menos de 500.000 gabardinas del modelo Trench 21 para los soldados británicos. 1914, Chanel abre una tienda en Deauville y hace trajes de jersey.
Creadores Worth. Doucet. Paquin. Poiret. Fortuny. Vionnet. Lucile. Delaunay.
Personajes Alfred Nobel. Marconi. Isadora Duncan. Mistinguett. Picasso. Woodrow Wilson. Charles Chaplin. Mata Hari. Marcel Proust. Theodore Roosevelt. Mary Pickford. Douglas Fairbanks. Theda Bara. Buster Keaton. Gloria Swanson.
Capitales de la moda París. Londres.
1920
1930
La Primera Guerra Mundial ha sentenciado al mundo antiguo. Un nuevo hombre, deportivo y sano, y, sobre todo, una nueva mujer que trabaja, que se descubre a sí misma y que muestra al mundo que también tiene piernas, se apodera del nuevo espíritu. Por primera vez los jóvenes marcan el estilo de una época, de la historia. Vida al aire libre, agilidad, música desenfrenada de jazz, espíritu aventurero, surrealismo, rapidez. El tiempo se acorta, como las distancias. La vida en las ciudades es frenética, mientras la economía busca su camino ampliando el mercado de compradores y consumidores. Las naciones andan entretenidas orientando los movimientos económicos y el Estado empieza a intuir su función de padre de todos. La publicidad reina en Estados Unidos y salta a Europa; los comercios y almacenes florecen.
La moda se aprovecha de estas circunstancias, amplía su horizonte y empieza a hacerse accesible a una nueva clase media americana y europea. Sólo faltaba el gran éxito de Hollywood en la propuesta de modelos a imitar. Los hombres olvidan definitivamente la levita por la nueva chaqueta ligera llamada «americana», se ponen jerséis de dibujos como el príncipe de Gales y se planchan el pelo como Rodolfo Valentino; así aparece el «pollo pera». Ellas, las chicas modernas, independientes, flappers como Clara Bow, no sólo acortan las faldas por encima de la rodilla (1928 es el momento en que son más cortas), sino que se depilan las piernas, se ponen medias de seda de color carne, y se cortan el pelo à la garçonne, se lo empiezan a teñir de rubio, llevan trajes-camisa, visten atrevidos trajes de baño y descubren con Coco Chanel que el bronceado las favorece.
El cine acaba de dar su primera película sonora, El cantor de jazz, en 1927, cuando la felicidad desenfadada de la década sufre un duro revés: el Crash económico de 1929 señala el fin del «paréntesis feliz». Se prepara una dura vuelta a la realidad.
El mundo 1920, primeros vuelos comerciales; Estados Unidos: voto femenino y Ley Seca. 1922, Italia: Mussolini llega al poder; se descubre la tumba de Tutankamón. 1924, primer Manifiesto Surrealista. 1925, París: Gran Exposición de las Artes Decorativas. 1926, Estados Unidos: muere Rodolfo Valentino. 1927, Hollywood: llega el cine sonoro; Lindbergh cruza el Atlántico. 1929, Crash de la Bolsa de Nueva York; el tenista René Lacoste, apodado el Cocodrilo, se hace camisero; el escocés J. L. Baird inventa un sistema de envío de imágenes a distancia que más tarde se conocerá como «televisión».
La moda Ellas: vestido-camisa, faldas cortas por encima de la rodilla. Medias de seda. Depilación. Pelo cortado à la garçonne. Suéteres de Chanel, bieses de Vionnet, dibujos geométricos de Sonia Delaunay, trajes de baño de Patou y pantalones marineros de Chanel. Gran duda: «¿Es bueno el bronceado para la salud?».
Ellos: americana ligera, pantalón Oxford y camisa de cuello pegado. Pelo a lo Valentino. Suéteres de punto, polos de tenis y gabardina.
Creadores Lelong. Chanel. Delaunay. Vionnet. Patou. Lanvin.
Personajes Rodolfo Valentino. Natacha Rambova. Clara Bow. Gloria Swanson. Scott Fitzgerald. Josephine Baker. Eduardo de Inglaterra, príncipe de Gales. Charles Lindbergh.
Capitales de la moda París. Nueva York.
1930
1940
La Gran Depresión origina una nueva forma de vivir y el gran despegue del nuevo mundo estadounidense tras el New Deal del presidente Roosevelt. Mientras Europa, que mide sus fuerzas en el experimento de la Guerra Civil española, se prepara para la segunda Gran Guerra, los estadounidenses inventan el glamour, el claqué, las grandes bandas de jazz, lo aerodinámico, las lavadoras y el nailon. Hitler llega al poder en 1933, pero Chanel ya ha puesto de moda la bisutería de plástico en vez de las joyas auténticas y Schiaparelli ya ha colaborado con Salvador Dalí en tejidos, jerséis y sombreros surrealistas.
París se resiste a perder el cetro de la moda femenina y envía a Chanel, a Vionnet y a Patou a diseñar vestidos para las stars de Hollywood. Pero es allí donde triunfan Greta Garbo y Marlène Dietrich, dos europeas americanizadas, y también Jean Harlow y Katharine Hepburn: ellas (y con ellas los diseñadores de los grandes estudios como Travis Banton) marcan el nuevo estilo de mujer que oscila entre lo supernatural y la vamp. El español Balenciaga mira más allá de esta época y se instala en París en 1937. También los hombres reciben el influjo del cine: Fred Astaire, Clark Gable (sin camiseta y con pijama en vez de camisa en Sucedió una noche, 1934) o Cary Grant (con gabardina) son tanto o más importantes que Al Capone y sus trajes de rayas o Eduardo de Inglaterra (nuevo duque de Windsor desde su abdicación en 1936 para casarse con la divorciada Wallis Simpson) y su dandismo.
Ellas han vuelto a alargar las faldas y han colocado la cintura en su sitio, con lo que el cuerpo femenino adquiere un nuevo valor. El traje de noche, con gran escote en la espalda, hecho de raso y al bies es la nueva arma de seducción para enfrentarse con un hombre/hombre embutido en la nueva indumentaria del esmoquin. Ellas, que ya llevan jerséis todo el día, descubren los pantalones amplios que lanzó Chanel, las boinas, las gabardinas, los trajes de hombre y los trajes de baño ajustados, escotados y decididamente sexis. Ellos son deportivos, ágiles y elegantes: llevan amplios abrigos y sombreros Trilby, y usan bañador de jersey con tirantes. La estudiada naturalidad de los años treinta oculta una preocupación profunda por el devenir del mundo. Como si se mascara que pronto todo lo militar va a ser el nuevo foco de atención.
El mundo 1931, España: Segunda República. 1932, Estados Unidos: New Deal; Huxley escribe Un mundo feliz. 1933, Hitler llega al poder en Alemania. Salvador Dalí colabora con Schiaparelli. 1936-1939, Guerra Civil española. 1937, París: nace la revista Marie Claire. Estados Unidos: Wallace Hume Carothers registra la patente número 2.071.250, que es asignada a la compañía Du Pont de Nemours & Co. y conocida como «nailon». 1939, comienza la Segunda Guerra Mundial. La Du Pont fabrica su primer par de medias de nailon, que se pondrán a la venta en mayo de 1940.
La moda Ellas: quieren ser a la vez naturales y fascinantes. Alargan las faldas, colocan la cintura en su lugar y enfatizan el cuerpo con telas lánguidas como el crêpe y el raso cortadas al bies. Usan pantalones amplios y jerséis, gabardinas, boinas y trajes de noche con vertiginosos escotes en la espalda. Se tiñen el pelo de platino cuando quieren ser vamps. En 1935 aparecen los primeros shorts en Hollywood y el Vogue fotografía el primer bañador dos piezas.
Ellos: hacen deporte, usan gabardina a todas horas y abrigos amplios. Los americanos se quitan la camiseta debajo de la camisa y utilizan pijama en lugar de camisa. Llevan zapatos Oxford y sombreros blandos llamados Trilby.
Personajes Jean Harlow. Greta Garbo. Marlène Dietrich. Adolf Hitler. Tommy Dorsey. Fred Astaire. Al Capone. Clark Gable. Katharine Hepburn. Wallis Simpson. Salvador Dalí. Franklin Delano Roosevelt.
Creadores Vionnet. Chanel. Schiaparelli. Edward Molyneux. Travis Banton. Mainbocher.
Capitales de la moda Hollywood. París.
Palabras Glamour. Claqué. Diseño industrial (Estados Unidos). Aerodinámico. Chic. Bisutería.
1940
1950
La segunda Gran Guerra pone en marcha una dinámica nueva y una cultura de la escasez y lo práctico. Son cinco años de pesadilla que se saldan con el estremecimiento de la bomba atómica lanzada sobre Hiroshima y Nagasaki en 1945. El patriotismo, lo militar y la austeridad marcan el vestido de todos hasta la explosión del new look de Christian Dior en 1947, un hábil intento francés por recuperar la influencia perdida en la hegemonía estética mundial. Nueva York y Hollywood, que fueron durante la guerra europea los centros de la moda, doblan la cabeza ante la hábil colección de la victoria desplegada por Dior y su partner, el industrial textil Boussac.
Lo americano, de todas formas, comienza a invadir el mundo. Bogart y Bergman, desde Casablanca (1943), compiten en popularidad y pasión con el general Patton, el general Eisenhower y el general británico Montgomery; los uniformes militares marcan la moda de los hombres y de las mujeres, que se ponen hombreras, acortan las faldas (por la escasez y el racionamiento de telas), llevan suelas de corcho en los zapatos y componen peinados tan patrióticos como el tupé (llamado entre nosotros «Arriba España») que hagan olvidar la ausencia de sombreros. Las francesas se visten con los colores nacionales para provocar a los alemanes, mientras en Estados Unidos se inventan lavadoras, neveras, medias de cristal, poliésteres y fibras acrílicas, y popularizan las bebidas con cola. Claire McCardell une la moda a la confección: se define como ready to wear. Esta forma de vida comenzará a tomar cuerpo en Europa a partir del Plan Marshall (1947).
La reconstrucción impone sus cambios. Hay frenesí por vivir, por soñar y un nuevo romanticismo invade todo. Los franceses recogen este estilo en la revista Elle, que nace en 1945, con el mensaje de que las mujeres puedan combinar ser el objeto del deseo con lo moderno, que es trabajar de secretaria dinámica en una oficina o dedicarse a la publicidad. Es una dualidad difícil, sobre todo tras el éxito mundial de Rita Hayworth en Gilda (1946), una verdadera bomba de seducción a partir de un guante. Pero se preparan más bombas femeninas y atómicas que confluyen en un nombre: biquini, una prenda de baño exigua que deja el estómago femenino a la vista, que apoya el modisto Jacques Heim, que en 1950 tendrá su primera miss y que recibió su nombre del atolón del Pacífico donde los americanos realizan secretas pruebas de la bomba de hidrógeno que conmocionará a todos en 1952. No en vano la nueva etapa que se prepara será la del llamado «equilibrio del terror».
El mundo 1943, en plena guerra, se estrena Casablanca. 1945, la bomba atómica pone fin a la Segunda Guerra Mundial y da comienzo la reconstrucción europea. La revista Elle comienza a publicarse en 1945. 1947, Europa se acoge al Plan Marshall por el que los americanos ayudan a la modernización y americanización del viejo continente. 1948, nace el Estado de Israel y el grupo Dau al Set muestra al mundo desde Barcelona que el arte sigue vivo en España a pesar de la dictadura franquista. 1949, George Orwell escribe 1984 y Simone de Beauvoir publica El segundo sexo; Mao Zedong proclama la República Popular China. 1950, comienza la guerra de Corea.
La moda Ellas: faldas cortas, hombreras, zapatos con plataforma, peinados con aparatosos tupés, y tendencia militar y patriótica hasta que, en 1947, Dior decreta que ya es hora de volver a lo superfemenino: cintura de avispa, faldas largas y mucho glamour. Comienza su reinado el traje de cóctel. La alta costura revive en París, mientras en Estados Unidos el ready to wear es el gran éxito de la moda.
Ellos: copian la estampa del general Patton, las cazadoras de Eisenhower, el abrigo de Montgomery, o bien el traje civil de Humphrey Bogart, su sombrero y su gabardina Trench 21. Aparecen los polos. Cary Grant lanza la corbata negra.
Personajes Carmen Miranda. Humphrey Bogart. Ingrid Bergman. Orson Welles. Lana Turner. Winston Churchill. General Montgomery. General Patton. General Eisenhower. General De Gaulle. Stalin. Frank Sinatra. Rita Hayworth. Lauren Bacall. Cary Grant.
Creadores Charles James. Adrian. Edit Head. Christian Dior. Pierre Balmain. Madame Grès. Jacques Heim. Norman Hartnell. Claire McCardell.
Capitales de la moda Hollywood, Nueva York, París.
Palabras Escasez. Patriotismo. Reconstrucción. América. Lo práctico. Medias de cristal. Ready to wear.
1950
1960
En plena Guerra Fría, la moda pone de relieve dos concepciones diferentes del mundo occidental. Mientras París, para la moda femenina, y Londres, para la masculina, proponen lo clásico, la alta costura, la feminidad refinada, la elegancia, lo exclusivo y el chic encarnado en Balenciaga, en Nueva York y en Hollywood se habla de jóvenes rebeldes como Marlon Brando, James Dean o Elvis Presley, de consumo, de moda al alcance de todos, aunque también de caza de brujas (o caza de comunistas), de american way of living, y de sex-appeal. Hay una constante tensión estética entre Europa/América, entre lo popular y lo elitista, entre lo elegante y lo vulgar, entre la mujer y la señora, entre lo que simbolizan Audrey Hepburn o Juliette Gréco y lo que expresan Marilyn y Sophia Loren, entre lo nuevo y lo viejo, entre lo joven y lo tradicional, entre Los caballeros las prefieren rubias y Ladrón de bicicletas, entre Cecil B. de Mille, Dior y De Sica, entre el espectáculo de masas, el gran mundo y la realidad.
La división del mundo entre buenos y malos, entre los que tienen la bomba de hidrógeno (los americanos desde 1952) y los que no la tienen, es sólo una máscara de la complejidad que se dibuja. La alta costura tiene en Dior su führer, pero enseguida le salen discípulos que lo mejoran o rivales como Balenciaga y su línea saco, y Chanel y sus tailleurs ribeteados. La cintura de avispa, la falda tubo y el tacón aguja es una característica de una época que encuentra sumamente distinguida la túnica balenciaguista y el traje negro de Chanel. Sabrina/Hepburn, vestida de negro y con ajustados pantalones de lycra, lanza un nuevo tipo de mujer espiritual en 1954, al mismo tiempo que Marilyn seduce con su escote bañera y traje de raso rosa, y Elizabeth Taylor, Sophia Loren y Lollobrigida lo hacen en combinación de nailon. Todo esto sin contar las nuevas Lolita que aparecen con Carroll Baker y su Baby Doll, las princesas de Hollywood como Grace Kelly y las jovencísimas reinas del biquini como Brigitte Bardot.
Y luego están los jóvenes que empiezan a vestirse, como los teddy boys, con zamarras de cuero, camisetas-Brando de algodón y tejanos, y a bailar al son de una música derivada del jazz, del country y del bee-bop que es el rock and roll. A finales de los cincuenta el mundo ya no puede vivir sin Elvis Presley y ha aprendido a amar la nueva revolución vestimentaria italiana que, de la mano de Emilio Pucci, propone la libertad del género de punto a todas horas. En el nuevo mundo feliz del consumo debería haber lugar para todos.
El mundo 1951, Salvaje, película/fetiche de Marlon Brando. 1952, bomba de hidrógeno estadounidense; estreno de Lilí, con Leslie Caron. 1953, bomba de hidrógeno soviética; coronación de Isabel II de Inglaterra; estreno de Los caballeros las prefieren rubias. Caza de brujas en Hollywood. Los doctores estadounidenses Pincus y Chang comienzan a utilizar con mujeres portorriqueñas la píldora anticonceptiva. 1954, Sabrina de Billy Wilder lanza a Audrey Hepburn, y La ladrona, su padre y el taxista a Sophia Loren. 1955, Rebelde sin causa de James Dean. 1956, boda de la actriz Grace Kelly con Rainiero de Mónaco. 1957, París: muere Christian Dior y le sucede Yves Saint-Laurent; los soviéticos lanzan el primer satélite que da vueltas a la Tierra. 1958, se crea el Parlamento europeo en Estrasburgo. 1959, Revolución cubana, Fidel Castro; Fellini estrena La dolce vita.
La moda Ellas: la alta costura francesa propone chic, elegancia, continuidad del new look, pero también línea saco de Balenciaga y trajes chaqueta de Chanel. Audrey Hepburn introduce a Givenchy. El prêt-à-porter estadounidense democratiza la moda. Hollywood apuesta por el sexy de Marilyn y Ava Gardner. Brigitte Bardot pone de moda el biquini desde 1956. Pantalones de lástex. Trajes de punto de Emilio Pucci. Lencería de alta costura de Christian Dior.
Ellos: tienen al menos tres estilos donde escoger. El dandismo a lo David Niven, el clásico/semi deportivo a lo Gregory Peck o a lo Ernest Hemingway y su sahariana, y el estilo rebelde sin causa introducido por Brando y Dean. Elvis Presley es un fenómeno aparte.
Personajes Marilyn Monroe. Simone de Beauvoir. Audrey Hepburn. Sophia Loren. Ernest Hemingway. Marlon Brando. Juliette Gréco. James Dean. Elizabeth Taylor. Mao Zedong. Grace Kelly, Albert Camus. Isabel II de Inglaterra. Fidel Castro.
Creadores Balenciaga. Pucci. Claire McCardell. Helen Rose. Givenchy. Charles James.
Capitales de la moda París. Nueva York. Milán.
Palabras Publicidad. Consumo. Coca-Cola. American way of life. Teddy boys. Caza de brujas. Cadillac. Formica. Snack bar.
1960
1970
Jóvenes por todas partes; la demografía impone sus leyes, es el baby boom. La locura. La revolución se deja sentir especialmente en el traje: la alta costura está a punto de desaparecer ante la avalancha de ideas y la ofensiva de los jóvenes y del prêt-à-porter. Brigitte Bardot lanza un look de ingenua/perversa que cambia muchas cosas en la vieja Europa. Después llegan en tromba y desde 1964: minifalda, hippismo, unisex, antimoda, tejanos, zuecos, cestos de paja, maxifalda, moda espacial, op art, traje Mao, esmoquin, estilo camp, panties, sostenes fuera, vinilo, guerrilleros, Ángeles del Infierno, camisetas con mensaje, pelos largos y colorines para los hombres, diseñadores: la moda es un caos industrial total. Unos ganan: los jóvenes (a partir de ahora, todo será joven) y otros pierden (los clásicos, como Balenciaga, desaparecen).
La moda recoge esta ebullición social que es la de una época de esperanza y contradicción entre el progreso y la libertad, el consumismo y el paraíso, los derechos humanos y la economía, el espíritu y la materia. En 1960 hay en Estados Unidos 85 millones de aparatos de televisión, pero los ídolos de los jóvenes son gentes originales y singulares como Martin Luther King, Marcuse, Bob Dylan, Angela Davis o Che Guevara, además de Elvis y sus rockeros. A la universidad californiana de Berkeley llegan los beatniks, y luego los hippies: en plena guerra de Vietnam (1967/1970) el grito es: amor (libre) y paz. La droga libera las inhibiciones y la píldora anticonceptiva libera a las mujeres. Oriente es una meta mística e innovadora, el mundo es amplio, grande y acogedor. Marshall McLuhan predice la aldea global.
Hasta los marxistas soviéticos parecen menos malos con Jruschov, y para la cultura pop (popular) hay un punto de encuentro entre Cristo, Marx y Freud. En Europa los cambios circulan a parecida velocidad. Los Beatles, sus músicas, sus melenas y sus pantalones pata de elefante, saltan desde Liverpool al mundo entero y su Submarino amarillo viaja por el planeta el mismo año en que París tiene el mayo más iconoclasta de su historia. En 1968 ya hace tres años que las europeas llevan minifaldas y el swinging London marca el poder de la imaginación: Twiggy lo mismo lleva microfalda que se disfraza de abuelita camp de la mano de Mary Quant y David Bailey, mientras Umberto Eco escribe Apocalípticos e integrados. El mundo adulto mira horrorizado este trasiego que crea hasta una confusión en los sexos: ya no puede saberse a ciencia cierta si ese joven es un chico o una chica. La llamada al orden llegará muy pronto. No en vano el hombre pone su pie en la Luna por primera vez en 1969, tras un viaje memorable que siguió, como es lógico, todo el planeta.
El mundo 1960, Bruselas: boda de Balduino de Bélgica y Fabiola de Mora y Aragón, vestida por Balenciaga. 1961, Unión Soviética: primera nave espacial, tripulada por Yuri Gagarin. Estados Unidos: Kennedy llega a la presidencia. 1962, Concilio Vaticano II; muere Marilyn Monroe. 1963, asesinato de John F. Kennnedy. 1964, primera bomba atómica china; Jruschov dimite. 1965, año del op art, inicio del pop; la sopa Campbell se hace famosa; en Estados Unidos comienza el movimiento de los Derechos Civiles. 1967, guerra de los Seis Días en Oriente Próximo; comienza la guerra del Vietnam; muere Che Guevara en Bolivia; se estrena Bonnie and Clyde con Faye Dunaway y Warren Beatty. 1968, concierto de Woodstock; Mayo francés; Marshall McLuhan escribe El aula sin muros; Yellow submarine de los Beatles; Jacqueline Kennedy se casa vestida por Valentino con Aristóteles Onassis. 1969, el astronauta estadounidense Neil Amstrong es el primer hombre que pone el pie en la Luna; se estrena Buscando mi destino de Peter Fonda y Dennis Hooper. 1970, España: proceso de Burgos.
La moda Ellas: auge de la moda juvenil en general. Boom del prêt-à-porter en Francia, Inglaterra y Europa en general. 1960, Brigitte Bardot luce en su boda con Jacques Charrier un traje de cuadritos Vichy rosa diseñado por Jacques Esterel. Todo el mundo la imita. 1962, Jean Cacharel lanza camisas de madrás, tipo americano. 1963, Jackie Kennedy lleva un traje Chanel de color rosa y un sombrero pillbox del mismo color de Halston la mañana que asesinan a su marido. 1964, minifalda, André Courrèges y Mary Quant. 1965, llega la moda rusa de la mano de Doctor Zhivago. 1966, traje Mao, op art, Saint-Laurent lanza el vestido-esmoquin; las feministas luchan para prescindir del sostén. 1967, Paco Rabanne propone vestidos metálicos; Daniel Hechter triunfa con el traje-pantalón. Unisex. 1969, Quant lanza la maxifalda y la moda camp/nostálgica. 1970, Saint-Laurent propone con el new-new look la vuelta a la mujer-mujer.
Ellos: la alternativa al traje clásico de los adultos es múltiple: camisetas, tejanos, pantalones pata de elefante, cazadoras de piel, uniformes con sentido del humor, trenkas montgomery, unisex, traje Mao, camisas de colorines, indumentarias indias, pelos largos, joyas, anoraks, guerrilleros. El propio traje clásico se renueva en Italia.
Personajes Yuri Gagarin. John F. Kennedy. Jacqueline Kennedy. Nikita Jruschov. Juan XXIIII. Brigitte Bardot. Martin Luther King. Los Beatles. Federico Fellini. Twiggy. Bob Dylan. Jean Seberg. Françoise Hardy. Che Guevara. Herbert Marcuse. Faye Dunaway. Peter Fonda. Neil Amstrong.
Creadores André Courrèges. Mary Quant. Pierre Cardin. Jean Cacharel. Daniel Hechter. Levi Strauss. Yves Saint-Laurent.
Capitales de la moda Londres. París.
Palabras Hippy. Unisex. Antimoda. Subversión. Desarrollo. Colonialismo. Apocalípticos. Integrados. Prêt-à-porter. Panties.
1970
1980
Tras la revolución de los sesenta, nada mejor que una crisis económica para recoger velas, ordenar el caos, volver a lo seguro. Años oscuros, los setenta dudan sobre todas las novedades propuestas como si no pudieran digerirlas. La caída de Nixon en 1974 por un escándalo de escuchas a sus rivales políticos y por mentir, cierra una etapa de reivindicaciones juveniles, sueños e imaginación. La crisis del petróleo ya había puesto de manifiesto que el consumo por el consumo era algo bastante difícil, y en América y en Europa se apagan las luces, mientras se entra en el túnel de la escasez y de la carrera armamentística. La prosperidad tiene sus límites y todo, incluso la ciencia, aparece paralizado.
En estas condiciones es lógico que la moda apueste por lo seguro. Una mirada nostálgica a un pasado que parece ser mejor. Las televisiones de todo el mundo relanzan las películas de Greta, de Marlène, de Bogart. Aquello eran mujeres. Aquello eran hombres. Y aunque las mujeres ya no renunciarán a llevar pantalones ni a tomar la píldora, vuelve la seducción, la elegancia, el chic y la femineidad de las faldas. La industria se da cuenta de que el consumidor y la consumidora tienen alrededor de treinta años y van a por lo seguro. Nada de experimentos pues. Es la gran época de Yves Saint-Laurent, el gran reinventor de la elegancia del pasado; sus dictados marcan casi toda la moda en un concierto singular. El italiano Armani recoge también esta antorcha de clasicismo y modernidad para una mujer dinámica, pero tradicional al fin. Y en Estados Unidos Ralph Lauren inventa para la actriz Diane Keaton un look, el de Annie Hall, que será imitado en todo el mundo.
Los jóvenes, más conservadores y menos intelectuales que sus predecesores, inciden en el deporte y la música de discoteca. Para ambas actividades se crean indumentarias específicas, mientras los punks expresan desde Londres su protesta y califican al mundo de basura.
En España se vive una revolución interna. Tras la muerte de Franco nada va a ser igual. Y esta nueva circunstancia hace florecer el espíritu que invadió el mundo a finales de los sesenta: esperanza, libertad, amor y paz. Hippies y progresistas españoles viven su profunda transformación; ensimismados en alcanzar la democracia, la crisis llegará con retraso. Y es que el ritmo español ha sido otro durante casi todo el siglo.
El mundo 1970, se estrena Love Story con Ali McGraw. 1971, Nueva York: concierto por Bangladesh, Beatles, Dylan, Shankar; muere Coco Chanel; último traje de Balenciaga para la boda de la nieta de Franco. 1973, crisis del petróleo. Nixon visita China. 1974. Se estrena El gran Gatsby, con Robert Redford y Mia Farrow; Nixon deja la presidencia por el caso Watergate. 1975, España: muere Franco. 1979, Gran Bretaña: Margaret Thatcher llega a primer ministro. 1977, se estrena Annie Hall con Diane Keaton y Woody Allen. 1978, Fiebre del sábado noche con John Travolta. 1979, Revolución islámica en Irán.
La moda Ellas: últimos coletazos del caos juvenil: hot pants y maxifalda. La industria reacciona proponiendo el prototipo de mujer-mujer, con una mirada nostálgica (retro) hacia los años treinta y cuarenta. Vuelven Garbo y Dietrich. Falda midi. Saint-Laurent propone pantalones para la noche, la sahariana, el estilo campesino, las transparencias. Los jóvenes siguen con tejanos y género de punto. El deporte y la danza marcan la indumentaria de relax: empieza en Estados Unidos la fiebre del jogging. La moda vanguardista se inspira en la música disco. 1977, influencias del punk. Fiebre por las marcas. El tanga y el topless son algo más que osadías playeras. Annie Hall y Armani dibujan la mujer de principios de los ochenta.
Ellos: vuelta a la sobriedad clásica para ciudad: el modelo es Henry Kissinger. Vuelta al hombre-hombre. Los jóvenes van a su aire. El weekend marca la indumentaria deportiva. Se lleva menos corbata que en los cincuenta. Vuelve Bogart. Los colorines de los sesenta quedan para ocasiones muy especiales.
Personajes Richard Nixon. Franco. Andy Warhol. Brooke Shields. Henry Kissinger. Aristóteles Onassis. Carolina de Mónaco. Woody Allen.
Creadores Yves Saint-Laurent. Kenzo. Giorgio Armani. Halston. Ralph Lauren.
Capitales de la moda París. Nueva York. Milán.
Palabras Crisis. Weekend. Retro. Robot. Crecimiento cero.
1980
1990
La llegada de la era Reagan es un revulsivo contra la crisis y la depresión de los setenta. El nuevo nacionalismo estadounidense relanza el brillo de los poderosos, su guerra de las Galaxias y sus milagros económicos. Los reaganomics y el capitalismo popular de la señora Thatcher configuran un mundo en el que el dinero es lo que importa y la realidad parece aproximarse a Disneylandia. Todo es espectáculo: de la moda a la política, desde la economía de casino hasta la guerra de las Galaxias, del Vaticano de Juan Pablo II con sus periplos por todo el mundo al crimen, el asesinato o el acoso sexual. Todo es un show, incluida la realidad. Los pobres del mundo desean parecerse a los personajes de la serie Dinastía, mientras el socialismo real de la Unión Soviética y del bloque del Este se derrumba. La gran victoria aparente del capitalismo quiere convertir al mundo en una perpetua fiesta; decididamente se vive por encima de las posibilidades y, como suele decirse, se tira la casa por la ventana. Consumir por consumir, vivir del aire ya es posible, de lo cual se aprovechan todas las mafias que pueden; la de la droga hace estragos, pero el dinero parece legitimarlo todo.
La moda recoge este espíritu de los nuevos ricos inmediatamente: la indumentaria de la década será recordada por su buen mal gusto. Viste al nuevo prototipo de triunfador, el yuppy y a su compañera la yuppy o mujer/milagro, para que puedan salir a escena pisando fuerte. El yuppy/la yuppy va de Armani durante el día (especialmente desde que American gigolo, en 1980, lanzó un nuevo estilo de hombre sofisticado) y de Versace por la noche. La alta costura revive de la mano de dos importantes inversiones publicitarias como Lacroix y Lagerfeld, que se hace cargo de la firma Chanel. El brillo de la moda francesa oculta las innovaciones reales de los nuevos diseñadores japoneses. Hasta el prêt-à-porter se deja impresionar y hace lo imposible para parecerse a la alta costura.
Los modistos se convierten en showmen y las modelos (llamadas top-models) en show-women, es decir, en mujeres de negocios. La moda francesa entra en el Museo del Louvre de la mano del ministro francés de Cultura Jacques Lang. El negocio de la moda sólo es superado por los cosméticos, a los que muestran también adicción los hombres. El culto al cuerpo es un maná para diseñadores y gimnasios. En España todo es diseño; es el país del mundo con más diseñadores por metro cuadrado. Todo el mundo occidental es un reality show y una perpetua hoguera de las vanidades: la aldea global de McLuhan se hace realidad. El lío económico es planetario y lo mueve todo. Pero la dificultad de distinguir entre la realidad y la fantasía va a ponerse pronto en evidencia.
El mundo 1980, Estados Unidos: el actor Ronald Reagan elegido presidente. Comienza la era Reagan y los reaganomics. 1981, Gran Bretaña: boda del príncipe de Gales con lady Diana Spencer; en España hay un fallido golpe de Estado. 1983, Estados Unidos: comienza el proyecto de defensa conocido como guerra de las Galaxias. 1985, Unión Soviética: Gorbachov lanza la Perestroika y la Glásnost. 1986, España se integra en la Comunidad Europea, que se amplía a doce miembros. 1987, Tom Wolfe escribe La hoguera de las vanidades. 1989, la caída del Muro de Berlín confirma los cambios radicales del bloque del Este.
La moda Ellas: el tono sobrio de los setenta y el estilo Armani se torna en barroquismo feroz al final de la década. La alta costura francesa vuelve a mandar gracias al lanzamiento de una nueva generación de grandes costureros como Lacroix o Lagerfeld. La moda se convierte en espectáculo y entroniza como ideal el modelo de la muñeca Barbie. Volantes, dorados, colorines, joyas, lentejuelas a todas horas: la moda es una fiesta que recuerda que el mundo es de los ricos. El prototipo de la ejecutiva, o mujer/milagro, es la réplica femenina del yuppy. Otro grupo de creadores, como Gaultier que hace pareja con la cantante Madonna, proponen que la ropa interior se convierta en ropa exterior. La moda cambia para convertirse en look.
Las novedades más interesantes provienen del mundo de la danza y de Estados Unidos. Jane Fonda lanza el aerobic. El body, el legging, los calentadores, las mallas dibujan una vestimenta de nuevo cuño. El género de punto gana terreno en la indumentaria funcional, y aparecen cadenas de ropa barata, ecológica y clásica como The Gap, Benetton y Banana Republic. Hacia el final de la década los jeans de los jóvenes se llevan con desgarrones. Vuelve el bañador de una sola pieza y muy subido por las ingles gracias a la insistencia de Estefanía de Mónaco.
Ellos: es el reino del yuppy. Impecable, sobrio, dinámico, con corbatas excéntricas, repeinado, colgado de un teléfono portátil, rico, famoso, oportunista, duro, sin escrúpulos, adorador del dinero, el yuppy/amo del universo se convierte en prototipo universal. Armani viste al yuppy para sus ratos de ocio. Su complemento es Rocky/Rambo/Stallone y Terminator/Swarzenegger: otra vez la fuerza bruta y el músculo, como contrapunto a la delicadeza en las formas.
Personajes Jaques Lang. Madonna. Michael Jackson. Ronald Reagan. Nancy Reagan. Margaret Thatcher. Juan Carlos I. Madre Teresa de Calcuta. Juan Pablo II. Vaclav Havel. Arnold Swarzenegger. Mihail Gorbachov. Donald Trump. Estefanía de Mónaco. Claudia Schiffer. Lady Di.
Creadores Christian Lacroix. Gianni Versace. Karl Lagerfeld. Jean-Paul Gaultier.
Capitales de la moda París. Milán. Nueva York.
Palabras Look. Diseño. Yuppy. Fax. Nouvelle cuisine. Bodie. Informática. Espectáculo.
1990
1995
Tras el aparentemente enorme triunfo del capitalismo y del modo de vida occidental sobre el espejismo del socialismo real de los países de la órbita soviética, el mundo se interroga. Aparecen súbitamente todos los límites del mundo feliz del capitalismo en forma de una crisis económica de incalculable alcance (una crisis que comenzó a finales de los ochenta en Estados Unidos) que hace pensar que el progreso va por otros caminos. El paro es la peor lacra y el gran fracaso del paraíso capitalista. El mundo parece, verdaderamente, una «aldea global» en manos de un puñado de caciques y dos o tres mafias. Frente a esta situación de homogeneidad planetaria se alzan las voces que reivindican las diferentes identidades de naciones y pueblos; ello se hace incluso con violencia. La crisis de valores y el énfasis mediático en la atracción de lo horrible llevan a consultores norteamericanos a proclamar que ésta va a ser la «década de la decencia». Todo el mundo habla de ética, pero lo que aflora es moralina. Todo el mundo habla de solidaridad, pero afloran los nacionalismos y el racismo frente a la oleada de inmigrantes que llegan a los países desarrollados, creyéndolos Disenylandia. La guerra del Golfo deja un regusto de engaño, de impotencia y de frustración. En 1993 Bill Clinton y Al Gore hablan de «reinventar el Estado», mientras Europa discute si es posible o no mantener el Estado del bienestar y las guerras en la ex Yugoslavia traen los peores augurios. Lo único que parece claro es que se preparan grandes cambios en todos los órdenes.
La moda se repliega. Menos sensible que en otros momentos del siglo, intenta alargar todo lo posible los fastos de los años ochenta. Pero aun así la realidad se impone y la austeridad deviene imprescindible con la conciencia de que nadie es tan rico como pensó que era. El estilo grunge trae a la moda a los nuevos pobres, que reciclan cualquier trapo. Los tejanos se desgarran aún más y toda ostentación queda absolutamente fuera de lugar. Los movimientos que reivindican que las arrugas de la edad se consideren bellas, que abominan de lo artificial, lo frívolo y lo artificioso proliferan en todas partes. El estilo minimal, sobrio, sencillo, oscuro, con el que acaba el siglo, es el símbolo de una nueva época.
El mundo 1990, se calcula que en el mundo existen 1.200 millones de aparatos de TV en blanco y negro y color; el profesor F. Fukuyama proclama que se ha llegado al fin de la historia. 1991, guerra del Golfo entre una coalición de países que financian a Estados Unidos, que la dirige contra el régimen de Saddam Hussein en Irak. En la Unión Soviética cae Gorbachov y se disuelve la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas. Comienza la guerra en la ex Yugoslavia. Efervescencia nacionalista en toda Europa y en los países árabes. 1992, 3.500 millones de personas siguen por televisión los Juegos Olímpicos de Barcelona. 1993, Bill Clinton presidente de Estados Unidos. La ONU envía fuerzas a Bosnia-Herzegovina, donde en 1996 se logra una precaria paz.
La moda Ellas: conviven tres looks básicos: el clásico/Armani/posyuppy para la ciudad; el deportivo/informal para jóvenes y weekend; y el juvenil. En los dos primeros apenas hay cambios de gran interés, salvo cierto perfil ecológico de las nuevas materias, aunque sean de laboratorio como las microfibras. Lo verdaderamente notable es una innegable ola austera que introduce mayor simplicidad y precios bajos (o como dice Moschino: Chic is cheap). En Francia salen marcas que llevan por nombre L’anti cher. Los americanos proclaman para la moda lo mismo que John Major para la política: Back to basics. El barroco no sólo ha muerto, sino que está mal visto. Suben los japoneses como Miyake, los que inventan trajes caros que parecen pobres como Zoran y los belgas. Una vez más, la línea juvenil arrastra a lo demás: lo barato, la nostalgia (esta vez de lo hippy), el reciclado, la antimoda, lo artesanal se dan cita en un nuevo estilo/antiestilo que toma el nombre de grunge (o mugre).
Ellos: paralizados, interesados tan sólo por los nuevos productos de belleza, inmovilizan sus trajes de acuerdo con sus actividades. Traje completo para los habitantes de las ciudades, atuendo deportivo para artistas, estudiantes o parados, y ligera fantasía neohippy para los más osados.
Personajes Bill Clinton. Hillary Clinton. Silvio Berlusconi. Kevin Costner, Julia Roberts. Bill Gates.
Creadores Donna Karan. Issey Miyake.
Capitales de la moda Seattle. Tokio. París.
Palabras Paro. Zapping. Grunge. Reciclado. Internet.