Considerado maestro, promotor y en ocasiones iniciador del modernismo, Rubén Darío participa, en palabras de Federico de Onís, de la característica esencial de su tiempo: la crisis finisecular.
Los motivos de la crisis tienen su origen en hechos históricos e ideológicos. Entre ellos podemos considerar cuatro factores determinantes: en primer lugar el auge del socialismo utópico que dará lugar a movimientos como el Arts & Crafts o el Prerrafaelismo y que nos hablan de la enajenación de la obra de arte convertida en instrumento fabril y económico. Frente a esta idea que sitúa el concepto de valor en su utilidad, preconizan el valor del arte por el arte. Una proclama que adquiere su expresión formal en las obras del Art Nouveau y el Jüdgeng Style, para introducir la belleza y la obra de arte en la existencia cotidiana. En segundo lugar la constante presencia del materialismo racionalista y el utilitarismo que motiva un cambio ideológico profundo respecto al romanticismo precedente (más en contacto con el socialismo utópico), de hecho el modernista puede ser calificado como un romántico que ha pasado por el utilitarismo. En tercer lugar nos encontramos con el desarrollo de la filosofía alemana a través de Schopenhauer y Nietzsche que propician el individualismo y la figura del artista. Ideas nietzscheanas como la muerte de Dios y conceptos como el superhombre o el genio creador elevan el arte a nivel de valor supremo, y propician la propuesta del artista como sustituto de la divinidad de donde deriva la sacralización de lo profano característica del modernismo. Por último, la búsqueda de nuevas religiones favorecidas por la decadencia y la interrogación sobre el antiguo sistema de valores, valida el pensamiento pragmático y produce un enorme desarrollo del ocultismo y del esoterismo, así como la aparición de otras escuelas pararreligiosas como la Teosofía (combinación de ocultismo e hinduismo).
La concordancia con el ámbito español en el que se desarrolla la escritura de Cantos señala otros puntos de coincidencia, entre ellos el krausismo regeneracionista. El tono crepuscular de la poesía de Cantos que indica Carmen Ruiz Barrionuevo (Rubén Darío) se aviene con el tono pesimista que adoptan los hombres de su tiempo, particularmente en la España heredera del Noventayocho. Un pesimismo que se contrapone a un ferviente deseo de renovación en el que viene a coincidir con proyectos educativos que se habían intentado en otros países de habla hispana (en Argentina la famosa “Asociación de Mayo” a mediados del XIX). En Hispanoamérica el logro de la independencia y los sucesos dictatoriales que la continúan hace que, en todos los programas políticos, el acceso a la educación se contemple como la medida más eficaz de acabar con la injusticia.
Por el contrario el origen del regeneracionismo español se encuentra en Europa en las doctrinas del krausismo alemán que, imbuido de un profundo idealismo, busca una renovación de la sociedad mediante la educación, de ahí la especial preocupación por la juventud (Institución Libre de Enseñanza), la búsqueda de la belleza y el buen gusto. La regeneración es un concepto compartido tanto por los krausistas como por los arielistas. Es decir, por caminos diferentes el regeneracionismo y el arielismo o mundonovismo (defensa de los valores hispanos frente al poder de Estados Unidos) coinciden en sus propuestas.
En cuanto al proceso histórico cabe destacar que, en el caso de Darío, no se pueden restringir los hechos al mundo americano sino también al ámbito europeo. El deseo de apertura fuera de las fronteras nacionales, expresado en el cosmopolitismo es un elemento esencial en la configuración de la poética modernista. En primer lugar por la enorme presencia que los modelos europeos y especialmente París van a adquirir en el mundo sudamericano.
Cosmopolitismo que parece a primera vista contradecir el deseo de nacionalismo e identidad que había sido constante a lo largo del XIX. El proceso de la Independencia activa las teorías en torno al continente americano y las razas, al tiempo que se interroga sobre uno de los temas que serán constantes en la cultura: la identidad. Teorías que vienen a coincidir con la especial atención al individualismo y la psicología de los pueblos (Bourget, Ensayos sobre la psicología de los pueblos; Max Nordau, Degeneración; Taine, Los orígenes de la Francia contemporánea; Bagehot, El origen de las naciones) que son la raíz del nacionalismo del XX.
Junto a Europa la presencia de Estados Unidos es singularmente activa, especialmente por la política intervencionista que desarrolla y que puede afectar tanto a cuestiones económicas como de conflagración activa como ocurre en el caso de las colonias españolas.
Un intervencionismo que recuerda su antecedente europeo, es decir, la invasión de Francia por Alemania (1871) y que origina el ensayo de Renán, Calibán (1878), personaje de La tempestad de Shakespeare, modelo de pragmatismo frente al idealista, Ariel. Cuando veinte años más tarde tenga lugar la pérdida de las colonias Darío redacta un breve artículo “El triunfo de Calibán”. De este modo la presencia de España en los años de redacción de Cantos es clave, pues como recuerda Iris Zavala (Colonialism and culture), el acceso a la modernidad se ve modificado por sucesos que tienen como punto de referencia a España: la resistencia cubana de 1895 que culmina en el incidente del Maine, la recolonización americana de Puerto Rico y Filipinas y la intervención norteamericana en Cuba. Sucesos que originan la defensa del hispano (Ariel) frente al anglosajón (Calibán).
En el caso de Hispanoamérica destacan dos procesos que parecen englobar a varios países: el deseo bolivariano de Panamericanismo que finalmente terminará en fracaso, y las luchas de fronteras que hacen que el rey de España sea llamado para arbitrar los límites.
Por otra parte no podemos obviar las cuestiones socioeconómicas a las que se refería Gutiérrez Girardot que destacan la presencia y el auge del mundo burgués. Frente a la revolución industrial y propiciada por la burguesía surgen los movimientos ingleses previamente citados Arts & Crafts (Artes y Oficios) y el prerrafaelismo. Pero también los más cercanos a Darío, el movimiento francés finisecular que desde el parnasianismo y su propuesta de “el arte por el arte” evoluciona hacia el simbolismo. Baudelaire a través de la teoría de las correspondencias promueve el auge del simbolismo seguido por los grandes maestros de la literatura francesa del momento, Rimbaud y Mallarmé, y especialmente Verlaine. El pesimismo baudelairiano, patente en Las flores del mal, desarrolla el decadentismo y se manifiesta en dos obras: Degeneración de Max Nordau y Á rebours (1884) de Huysmans. Sin embargo, el decadentismo hispanoamericano será diferente del europeo, especialmente porque el pesimismo que le acompaña se vive como destino personal, el carpe diem y el paso del tiempo, pero no como destino histórico de una nación o de una cultura como ocurre en Europa.
La crisis finisecular que viven les hace buscar nuevos medios de expresión y conocimiento así como temas que destaquen su diferencia con quienes les precedieron. El exotismo modernista es diferente del romántico; en el primero el exotismo es un deseo de conocer más allá de lo anecdótico, es una indagación en el misterio. Es un deseo de escapismo frente a la sociedad que le ha tocado vivir, a la que consideran chata y vulgar, pura negación de la belleza y del ideal de alcanzarla (Gutiérrez Girardot). Para Gómez Carrillo o Rubén Darío los paraísos artificiales o la torre de marfil se encuentra en Europa —es decir, París— y en el norte de África. El exotismo se muestra, pues, como una protesta que nace de la quiebra del idealismo romántico, es decir, de la imposibilidad de alcanzar el ideal. Ese pesimismo produce la huida hacia el exotismo, hacia los mitos, o hacia la torre de marfil, símbolo de la intimidad del poeta. Una torre de marfil en la que cabe por igual el erotismo y la búsqueda de la unidad (la armonía) propia de la mística, ahora desacralizada en manos del esoterismo (C. L. Jrade). La iniciación por tanto, será un ejemplo más de esta búsqueda.
El deseo de evasión encuentra cauce asimismo en la sexualidad y la ruptura del tabú erótico. Frente a la mujer romántica, definida por el idealismo, el modernista contrapone la mujer fatal. En una combinación en la que, como indicaba Lili Litvak, la fatalidad se viste de “eros negro” (amor y muerte) y adopta otra de las características modernistas: la antítesis definida en el caso del erotismo mediante la combinación de los opuestos Eros/Thánatos, de filiación romántica.
La belleza se consigue por medio de la retórica y en ella destaca la búsqueda de la unidad lograda a través de la armonía y la musicalidad. Porque la forma se adapta al deseo de analogía y armonización que busca el símbolo. Frente a la poética romántica, que consideran gastada, experimentan con metros nuevos, a menudo extraídos de la versificación francesa como el rondel, y mantienen una singular preferencia por el verso de arte mayor (endecasílabo, alejandrino). En su búsqueda de la imagen y su deseo de combinar todas las manifestaciones artísticas, tienden a una plasticidad que lleve a las relaciones entre todos los sentidos: la sinestesia, de acuerdo con la teoría de las correspondencias de Baudelaire. Pero no por capricho, sino por la pretensión como iniciados y profetas o sacerdotes del arte de lograr la unidad. A este logro contribuye uno de los procedimientos retóricos más utilizados por estos escritores: el símbolo porque es el símbolo el modo más seguro de llegar a la armonía y a la unión con el Todo (Ricardo Gullón). Pero también porque en el paso hacia la modernidad, el símbolo se convierte en una imagen de múltiples significados, es decir, una plenitud de sugerencias que será característica de la llamada imagen de vanguardia.
AÑO |
AUTOR-OBRA |
HECHOS HISTÓRICOS |
HECHOS CULTURALES |
1867 |
Nace Rubén Darío en Metapa (Nicaragua) el 18 de enero. |
Nicaragua: fin de la presidencia de Tomás Martínez. México: fusilamiento de Maximiliano y entrada de Juárez a Ciudad de México. |
Exposición Internacional de París. Muere Baudelaire. |
1869 |
Su madre se separa y el niño vive con sus tíos en León (mamá Bernarda). |
Nicaragua: revolución liberal de Máximo Jerez. Segundo tratado sobre el canal de Panamá. |
Gómez de Avellaneda: Obras literarias. Verlaine: Fiestas galantes. Lautréamont: Los Cantos de Maldoror. |
1871 |
Muere su tío. Decadencia económica de la familia. |
Vicente Cuadra presidente en Nicaragua. Juárez es reelegido con la oposición de Porfirio Díaz. Melgarejo asesinado en Lima. |
Martí: El presidio político en Cuba. Nace José Enrique Rodó. |
1881 |
Publica numerosos poemas en León. Viaja a Managua en busca de ayuda. |
Expulsión de los jesuitas en Nicaragua. Ocupación chilena de Lima. |
Cambaceres: Potpourri. Nace Juan Ramón Jiménez. |
1882 |
Conoce a Rosario Murillo. Viaja hacia El Salvador. Conoce a Francisco Gavidia. Indaga en el ocultismo y magnetismo. Regresa a Nicaragua. |
Adán Cárdenas es elegido presidente de Nicaragua. |
Gutiérrez Nájera: Cuentos frágiles. José Martí: Ismaelillo. Sarmiento: Conflictos y armonías de las razas en América. |
1885 |
Entrega a la imprenta: Epístolas y poemas. Primeras notas (publicado en 1888). |
Guatemala: Justo Rufino Barrios es asesinado tras tratar de imponer la Unión Centroamericana. |
Muere Víctor Hugo. |
1886 |
Viaja a Chile (Valparaíso y Santiago) hace amistad con el hijo del presidente Balmaceda. Publica Abrojos. Otoñales (1887). Premio del Certamen Varela con Canto épico a las glorias de Chile. Escribe Anagké, El fardo, El velo de la reina Mab. |
Evaristo Carrazo presidente de Nicaragua. Abolición de la esclavitud en Cuba. Chile: presidencia de Balmaceda. |
Moréas: Manifiesto simbolista. |
1888
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Publica Azul. Corresponsal de La Nación de Buenos Aires. |
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Muere Sarmiento. |
1889 |
Se embarca en Valparaíso. Llega a Nicaragua. En mayo marcha a El Salvador su presidente. Matrimonio civil con Rafaela Contreras (abril, 1890). El cuartelazo le hace huir a Guatemala. Publica la segunda edición ampliada de Azul con el estudio de Valera. |
Roberto Sacasa, presidente de Nicaragua. Creación de la Unión Panamericana en Washington. |
Martí: La edad de oro. Justo Sierra: México social y político. Matto de Turner: Aves sin nido. J. A. Silva: Nocturno. |
1891 |
Matrimonio religioso con Rafaela Contreras. Se embarca con rumbo a Costa Rica, donde nace su primogénito, Rubén Darío Contreras. Corresponsal de La Nación de Buenos Aires. |
Suicidio de Balmaceda al ser derrocado. |
Martí: Versos sencillos. |
1892 |
Redactor de El Heraldo. Delegado del gobierno nicaragüense para las fiestas del IV Centenario del Descubrimiento (España). Regresa con escala en La Habana. |
Revolución en Honduras y presidencia de Bonilla. Sublevación de los Taraumaras. Sáenz Peña presidente en Argentina. |
Del Casal: Nieve. Nace César Vallejo. |
1893 |
Muere en El Salvador Rafaela Contreras. Boda con Rosario Murillo. Viaja a Panamá y parte hacia París. En Buenos Aires se incorpora a La Nación, con Ricardo Jaimes Freyre funda la Revista de América |
Nombramiento de Santos Zelaya como presidente. |
Del Casal: Bustos y Rimas. Mueren Altamirano y Del Casal. Nace Huidobro. |
1896 |
Los Raros y Prosas profanas y otros poemas. Conoce a Lugones. |
Muere Maceo en Cuba. |
Gutiérrez Nájera: Poesías. Se suicida J. A. Silva. Muere Verlaine. Nace Bretón. |
1898 |
Viaja a España como corresponsal de La Nación. |
Explosión del Maine. Guerra hispanoamericana y tratado de París: renuncia de España a Cuba. Guatemala: presidencia de Estrada Cabrera. |
Amado Nervo: Perlas negras. Caso Dreyfus. Muere Mallarmé. |
1899 |
Conoce a Francisca Sánchez. |
Protectorado norteamericano en Cuba. Colombia: “Guerra de los mil días”. |
Gómez Carrillo: Bohemia sentimental y Maravillas. G. Valencia: Anarkos. |
1900 |
Enviado por La Nación a la Exposición Universal de París. Viaja a Roma (Año Santo). |
Tratados coercitivos a Nicaragua y Costa Rica sobre el Canal. En México reelección de Porfirio Díaz. |
Rodó: Ariel. M. Díaz Rodríguez: Cuentos de color. Tablada: Florilegios. |
1901 |
España Contemporánea, Peregrinaciones y Prosas Profanas (2ª ed. ampliada). |
Constitución cubana y Enmienda Platt. Roosevelt presidente en EE UU. |
Gómez Carrillo: Del amor, del dolor y del vicio. González Prada: Minúsculas. Díaz Rodríguez: Ídolos rotos. |
1902 |
La caravana pasa. Colabora en Helios. “Atrio” para Ninfeas de Juan Ramón Jiménez y poema prólogo a El éxodo y las flores del camino de Amado Nervo. |
Intervención estadounidense en Santo Domingo, Venezuela, y el Canal de Panamá. |
Santos Chocano: Poesías completas. Díaz Rodríguez: Sangre Patricia. |
1903 |
Cónsul en París. Nace Rubén Darío Sánchez (Phocás). |
EEUU controla el canal tras haber apoyado la independencia de Panamá frente a Colombia. |
J. Ramón Jiménez: Arias tristes. A. Machado: Soledades. |
1904 |
Viaja por el sur de España y Marruecos. Tierras solares. |
Cuba cede bases a EEUU. Independencia de Panamá y conflictos sobre el Canal (Tribunal de La Haya). |
Blest Gana: Los trasplantados. Juan Ramón Jiménez: Jardines lejanos. Nace Pablo Neruda. |
1905 |
Muere su hijo Rubén Darío Sánchez (Phocás). “Salutación del optimista”. Cantos de vida y esperanza. |
Nueva Constitución en Nicaragua. Dictaduras de Estrada Cabrera (Guatemala) y R. Reyes (Colombia). |
Nervo: Jardines interiores. Henríquez Ureña: Ensayos críticos. Lugones: La guerra gaucha. Los crepúsculos del jardín. |
1906 |
Conferencia Panamericana de Río de Janeiro (secretario de la delegación de Nicaragua). “Salutación al águila”. “Epístola a la Señora de Lugones”. Aparece su libro Opiniones. Prologa Alma América de Santos Chocano. |
Cuarta reelección de Zelaya en Nicaragua. Insurrección en Cuba. |
Blanco Fombona: Camino de imperfección. Santos Chocano: Alma América. |
1907 |
Rosario Murillo. Nace Rubén Darío Sánchez (Güicho). Marcha a Nicaragua. Santos Zelaya le nombra Ministro Residente ante el gobierno de España. Parisina. El canto errante. Cantos de vida y esperanza (2ª ed.). |
Guerra entre Nicaragua y Honduras. Conferencia Centroamericana (Washington). |
Delmira Agustín: El libro blanco. R. Blanco-Fombona: El hombre de hierro. |
1909 |
Viaja a Italia y regresa a París. Deja la embajada de Madrid en manos de Sedano. Alfonso XIII (resumen de labor diplomática) y Viaje a Nicaragua e Intermezzo Tropical. |
Cae Zelaya y le sucede José Madriz, antiguo compañero de Darío. |
A. Arguedas: Pueblo enfermo. Rodó: Motivos de Proteo. Lugones: Lunario sentimental. González Martínez: Silenter. Ateneo de la Juventud en México. Marinetti: Manifiesto futurista. |
1910 |
Poema del otoño y otros poemas. Inicia sus Obras escogidas en tres volúmenes. “Canto a la Argentina” (a pedido de La Nación). |
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M. Ugarte: El porvenir de América Latina. Herrera y Reissig: Los peregrinos de piedra. Lugones: Odas seculares. Muere Herrera y Reissig. |
1911 |
Se le encarga la dirección de Mundial (1911). La vida de Rubén Darío escrita por él mismo. Todo al vuelo (artículos) “Historia de mis libros”. |
Tras la caída de Madriz, gobierna Díaz. |
Lugones: El libro fiel. A. Machado: Campos de Castilla. |
1913 |
Desde París viaja a Valldemosa. Publica Historia de mis libros y el prólogo a Los cálices vacíos de D. Agustini. |
Asesinato de Madero y Suárez y renuncia de Huerta. Presidencia de Carranza (México) |
J. Ingenieros: El hombre mediocre. G. Mistral: Sonetos de la muerte. |
1914 |
Últimos meses en París. Canto a la Argentina y otros poemas. Se le requiere para una gira en pro de la paz. En Nueva York, enferma de pulmonía. |
Apertura del Canal de Panamá. Primera guerra mundial. |
Huidobro: Non serviam (manifiesto). Arévalo Martínez: El hombre que parecía un caballo. M. Gálvez: La maestra normal. Nace Octavio Paz. Muere Delmira Agustín. |
1915 |
Lee su poema “PAX” (U. De Columbia). Invitado por Estrada Cabrera llega a Guatemala. Rosario Murillo viaja para llevarle a Nicaragua. Vida de Rubén Darío escrita por él mismo y selección poética: Muy antiguo y muy moderno. |
Explotación del petróleo en Venezuela. |
E. Barrios: El niño que enloqueció de amor. Blanco Fombona: El hombre de oro. |
1916 |
Llega a León (Nicaragua) muy enfermo. Muere el 6 de febrero. Declara heredero universal a su hijo Rubén Darío Sánchez. Es enterrado en la catedral de León. |
Nicaragua: oposición de los liberales a la candidatura de E. Chamorro. |
López Velarde: Sangre devota. Eguren: La canción de las figuras. Huidobro: El espejo de agua. Lugones: El Payador. |
De la existencia de Rubén Darío nos ha llegado una autobiografía Vida de Rubén Darío escrita por él mismo (hasta 1912) y una “biografía” de sus poemas en Historia de mis libros (hasta Cantos de vida y esperanza). Ambas obras nos ofrecen datos de interés que se estructuran en torno a tres obras poéticas: Azul, Prosas Profanas y Cantos de vida y esperanza, tres obras que indican tres momentos en su creación literaria.
La primera etapa de su existencia —hasta la publicación de Azul— expresa su contacto con el mundo americano. Nace el 18 de enero de 1867. El matrimonio de sus padres (Manuel García —Darío por el nombre por el que era conocido el jefe de la familia, Darío Mayorga— y Rosa Sarmiento) fue un fracaso, de hecho a los dos años su madre huye a refugiarse con su tía, “mamá” Bernarda, mientras su tío, el coronel Félix Ramírez Madregil, viaja en busca del niño y le lleva con ellos a León. Recuerda Rubén Darío en su biografía que en su infancia acostumbraban a narrarle cuentos de aparecidos, lo que le creó un profundo terror. La muerte de su tío (1871) origina la decadencia económica de la familia.
Con menos de trece años compone versos al tiempo que le estimula el círculo de intelectuales de León quienes le animarán a un primer viaje a Managua en 1881. El enamoramiento apasionado de Rosario Murillo hace que sus amigos le embarquen hacia El Salvador. Allí Francisco Gavidia le inicia en la poesía y práctica de metros franceses. A partir de este momento la presencia de Víctor Hugo será una constante en su poesía. Su curiosidad por el ocultismo, del que hay variados ejemplos en su obra, continúa en El Salvador.
La frecuencia de sus trabajos en la prensa periódica aumenta y producto de ella es su libro Epístolas y poemas que entrega a la imprenta en 1885, si bien no se publicará sino tres años más tarde con el título de Primeras notas.
El viaje a Chile (Valparaíso y Santiago) es decisivo para su formación como poeta. En Santiago se incorpora a la redacción de La Época y su amistad con Pedro Balmaceda (a su muerte en 1889 dedicará A. De Gilbert), hijo del presidente chileno, le permite consultar su biblioteca repleta de literatura francesa contemporánea. A su regreso a Valparaíso publica Abrojos (1887) y obtiene el premio del Certamen Varela con su Canto épico a las glorias de Chile.
Su estancia en Chile transforma su modo poético. 1888 es un año clave en la poética dariana: la edición de Azul marca el inicio del modernismo y su alejamiento del romanticismo precedente, influido ya por los parnasianos y simbolistas franceses leídos en la biblioteca de Balmaceda. En el Salvador su presidente, Francisco Menéndez, le nombra director del periódico La Unión. En abril de 1890 se casa con Rafaela Contreras, la Stella de sus poemas. El cuartelazo contra el presidente le hace huir a Guatemala donde dirige El correo de la tarde. Publica la segunda edición ampliada de Azul con el estudio de Valera. El matrimonio con Rafaela Contreras está lleno de ausencias y contratiempos. En 1891 nace su primer hijo, Rubén Darío Contreras y los problemas económicos continúan hasta que en 1892 es nombrado secretario de la Legación del gobierno nicaragüense para las fiestas del IV Centenario del descubrimiento de América. En Madrid participa en las reuniones de los escritores e intelectuales del momento, Juan Valera, Rueda, Campoamor. Núñez de Arce, Menéndez Pelayo, Castelar, Emilia Pardo Bazán.
La segunda etapa de la vida y obra de Darío aparece marcada por la muerte de su esposa (en El Salvador, 1893) y su contacto con Argentina. Dos meses más tarde se casa con Rosario Murillo, al parecer forzado por sus familiares. Para acallar las habladurías emprenden los dos un viaje a Panamá donde le comunican su nombramiento como cónsul de Colombia en Buenos Aires. Rosario presenta problemas en su embarazo y deciden que regrese a Nicaragua, mientras Rubén inicia un viaje hacia Nueva York y París donde le recibe Gómez Carrillo. Con él y Alejandro Sawa conoce a Verlaine. Agotados sus recursos, regresa a Buenos Aires y se incorpora a la redacción de La Nación. En Argentina mantiene la amistad de Alberto Ghiraldo y Ricardo Jai-mes Freyre, con quien funda la Revista de América. Según comenta T. Fernández fue la época de mayor desahogo económico, y de despilfarro, al tiempo que comienzan los primeros episodios de su alcoholismo.
En la redacción del periódico conoce a Lugones con quien comparte la asistencia al cenáculo de Auer’s Séller, así como el interés por el ocultismo y la teosofía. Con ayuda de Vega Belgrano publica Los Raros y Prosas profanas y otros poemas (1896). Obras en las que consolida el modernismo. La polémica que el nuevo movimiento suscita finaliza con la victoria de los modernistas.
A raíz de su nota en contra del desembarco de la flota de Estados Unidos en Cuba y Puerto Rico, “El triunfo de Calibán”, La Nación le envía como corresponsal para que redacte una serie de artículos en los que se refleje la situación española del momento. La pérdida de lo hispano y la amenaza del gigante del Norte desarrollan una defensa del hispanismo que será el aspecto diferenciador y más destacado de su siguiente poemario. En enero de 1899 tras desembarcar en Barcelona, llega a Madrid. Sus artículos reflejan el interés de Darío por abarcar toda la vida española, especialmente en sus manifestaciones culturales, así como el estado de indigencia en el que se encuentra la capital. En Madrid conoce a Francisca Sánchez, una empleada madrileña quien, en palabras de Oliver Belmás, traerá momentos de cierta quietud al poeta. En la capital participa en las tertulias y establece nuevas amistades al tiempo que consolida las precedentes del año 92: Manuel y Antonio Machado, Villaespesa y especialmente Juan Ramón Jiménez serán sus interlocutores.
La Exposición Universal, que se realiza en París, le lleva de nuevo como corresponsal a Francia donde restablece su ya antigua amistad con Gómez Carrillo y renueva la de Manuel Ugarte, Rufino Blanco-Fombona, Justo Sierra, y Amado Nervo. Estas impresiones junto con su viaje por Europa serán recogidas en sus libros España contemporánea y Peregrinaciones, publicados al año siguiente.
La huella española se percibe de manera clara en los poemas añadidos en la segunda edición de Prosas profanas (París, 1901), redactados tras su visita a España.
La admiración de Juan Ramón Jiménez por Darío rinde sus primeros frutos en las colaboraciones de éste para Helios (escribe el “Atrio” de Ninfeas). Su nombramiento como cónsul de Nicaragua en París (1903) le lleva a Francia con visitas esporádicas a España donde nace el segundo de los hijos habidos de su relación con Francisca, Rubén Darío Sánchez (“Phocás el campesino”, que morirá dos años más tarde). Sus viajes por el sur de España y Marruecos realizados durante esos años se recogen en Tierras solares.
España será a partir de este momento lugar obligado de referencia, como muestra la lectura de su “Salutación del optimista” en el Ateneo de Madrid (1905) y el resto de los poemas contenidos en Cantos de vida y esperanza, obra publicada con la ayuda de Juan Ramón Jiménez.
He indicado previamente la tendencia durante el final de siglo a llevar a cabo la propuesta del panamericanismo de Bolívar. Muestra de ello es la Conferencia Panamericana de Río de Janeiro a la que asistirá Darío como secretario de la Legación de Nicaragua. Para la ocasión escribe el contrapunto de la salutación del optimista su célebre y polémica Salutación al águila, publicada en El canto errante (1907). Tras pasar por Buenos Aires y París y alcoholizado pasa el invierno en Palma de Mallorca, la isla paradisíaca de Rubén, lugar de siempre bien intencionadas, pero fracasadas curaciones. Allí proyecta una novela inconclusa La isla de oro (1906).
Los años que siguen vienen marcados por una situación crítica en la vida del poeta, al no lograr liberarse de Rosario Murillo. En 1907 nace su tercer hijo con Francisca Sánchez, Güicho. Sale con destino a Nicaragua, donde es recibido como un héroe nacional. Producto de este viaje es la publicación, años más tarde, de Viaje a Nicaragua e Intermezzo Tropical (1909). Santos Zelaya le nombra Ministro Residente ante el gobierno de España (1907). El reconocimiento de la calidad poética de Darío se manifiesta en la publicación de la segunda edición de Cantos de vida y esperanza, y una recopilación de artículos periodísticos: Parisina, junto con su nuevo libro: El canto errante. Al reconocimiento poético le suceden las etapas más graves de su alcoholismo que producirán un rápido declive, lo que trata de remediar mediante sucesivos viajes a Mallorca, su “isla de oro”.
Tras un viaje por Italia, decide dejar la embajada de Madrid en manos de Sedano y regresar a París. A pesar de la gravedad de su enfermedad y del empeoramiento de su situación económica su actividad literaria prosigue, como demuestra la publicación de Poema del otoño y otros poemas (1910). Inicia sus Obras escogidas en tres volúmenes, al tiempo que escribe uno de sus poemas más modernos. “Canto a la Argentina”, a solicitud de La Nación.
Con objeto de promocionar la revista Mundial (1911) de la que fue nombrado director, los editores le preparan una gira por España y América. Uno de sus viajes literarios más productivos, puesto que la revista Caras y Caretas (Buenos Aires) le solicita la biografía Vida de Rubén Darío escrita por él mismo mientras que para La Nación escribe Historia de mis libros. Por motivos de salud regresa a París. Valldemosa (Palma de Mallorca) es, en esta ocasión, el lugar elegido para tratar de curar su alcoholismo. Las crisis se acentúan y pasa épocas de fuerte espiritualidad, como se refleja en el siguiente de sus libros Canto a la Argentina y otros poemas (1914) y la selección Muy siglo XVIII.
Aunque enfermo, se le requiere para una gira en pro de la paz tras la declaración de la Primera Guerra Mundial. Llega a Nueva York en noviembre de 1914 y enferma de pulmonía. Escribe “La gran cosmópolis” y recita en la Universidad de Columbia su poema “PAX”. Durante su estancia se le nombra miembro de la Hispanic Society. Invitado por Estrada Cabrera llega a Guatemala y Rosario Murillo viaja para llevarle a Nicaragua, al tiempo que aparecen publicados Vida de Rubén Darío escrita por él mismo y una selección poética: Muy antiguo y muy moderno.
En los primeros días de 1916 llega a León (Nicaragua) muy enfermo y muere el seis de febrero.
El libro aparece en la Tipografía de Archivos Bibliotecas y Museos. La presencia de Juan Ramón Jiménez durante la gestación del poemario es clave, según nos indica la correspondencia entre los dos poetas (Mi Rubén Darío). Cantos supone la consolidación del movimiento modernista y la manifestación de las posibilidades que ofrece, es decir, su heterogeneidad (José María Martínez).
La novedad del poemario se encuentra en varios factores: de índole personal como es la autocrítica con que se abre el poemario, pero también la afirmación del hispanismo que inaugura su poesía cívica. Aspectos que no invalidan el modernismo sino que confirman, con este acercamiento a la vertiente social, lo que habían tratado de lograr los movimientos independentistas: la independencia cultural. Desde Prosas Profanas se funda una literatura autónoma, y se establecen las bases del modernismo, mientras que Cantos de vida y esperanza supone que, una vez establecidas las bases de la independencia cultural, el poeta puede reconocer el pasado tanto histórico como personal y establecer lo que él considera paradigmas de imitación. Tal vez de aquí derive el eclecticismo modernista que es resumen de las tendencias occidentales (decadentismo, prerrafaelismo, parnasianismo, simbolismo) respecto al arte y confirmación de otras tendencias previas como el ocultismo, que se manifiesta, según Ángel Rama, desde el primer poema en el que la antítesis o la dicotomía católica apunta al gnosticismo ocultista.
La revisión del pasado establece tres aspectos fundamentales: 1) la decepción ante un mundo que no le satisface y la aparición de la melancolía; 2) la búsqueda de la unidad y sus dificultades (la antítesis y la dualidad), salvada mediante la religiosidad y el ocultismo y 3) la filiación a un romanticismo en el que el poeta se convierte en cantor cívico, aspecto este último que abre el camino hacia el regionalismo posmodernista posterior.
Pero al mismo tiempo es una afirmación de la dualidad en la que se siente inmerso el poeta: vida / muerte abarcan el primer y el último poema, desmintiendo “Lo fatal” la calificación de “vida y esperanza” que da título al poemario. Es decir, lo que califica Jorge Guillén de “canto de vida y esperanza en crisis” (J. Ortega). La continuidad de la antítesis se repite en la presentación de la dualidad entre la materia y el espíritu, la primavera se convierte en resumen de vida donde la diversidad convive: “... ¡Paloma blanca! / ¡Rosa roja! ¡Palio azul! / y todo por ti, ¡oh alma! / Y por ti, cuerpo, y por ti, / Idea que los enlazas!”. Se repite el contenido dialógico que mantiene en tensión el poemario, la exaltación romántica de filiación victorhuguesca y la búsqueda del arte por el arte como valor supremo.
Tono crepuscular que manifiesta una clara conciencia del tiempo y del espacio. En cuanto tiempo porque logra combinar el pasado personal (nostalgia) y el pasado histórico (la presencia de España en un extenso número de poemas) con el presente (pesimismo) y el futuro (la muerte para él, pero la posibilidad de salvación para los pueblos hispanos) .
El espacio en el que desarrolla la poesía es un espacio de raigambre hispana esencialmente, poemas como la “Salutación del optimista”, “Al rey Óscar”, “Cyrano en España” o los incluidos en la sección de Los cisnes, así como “Un soneto a Cervantes” nos remiten al ámbito español que culmina en su “Letanía de nuestro señor Don Quijote”. Pero el espacio es también el bosque y la selva sagrada, los elementos primigenios que nos conducen al misterio del mundo. El hispanismo aparece de este modo ligado a la exaltación del arte frente “a la baja democracia” y la “aterradora igualdad”, equiparadas a las bajas pasiones en las que se envuelve la humanidad y por las que se hace necesario el refugio de la “creencia en la divinidad”.
Sufre por tanto una transformación, se convierte en espacio mítico —el bosque y la sagrada selva— en el que el poeta se ha contemplado a sí mismo. Cisnes, Pegasos y Belerofontes, unidos en una amplia religiosidad que entronca desde el esoterismo (“Filosofía”) al cristianismo (“Canto de esperanza”, “Los tres reyes magos”, “Mientras tenéis, oh negros corazones”, “Spes”). Sin olvidar la importancia que otorga al arte en la sección de “Los Cisnes”, que es el eje de todo el poemario.
Al igual que en el resto de sus libros se hace presente un claro deseo de iniciación del lector. Un claro exponente lo tenemos en la referencia del pasado del primer poema que encuentra su progresión en el presente con su “Salutación del optimista” con una clara alabanza de lo español. Defensa de lo hispano que continúa en “Al rey Óscar”, “Cyrano en España” y “Salutación a Leonardo” poemas sucesivos en los que paulatinamente se introduce la presencia del poeta y que culminan en la “Marcha triunfal” con la llegada de tropas vencedoras anuncio posible de un cambio a través de lo hispano, y a través del ideal del artista y del arte. Ejemplos de la iniciación lo tenemos incluso en versos como “¡Torres de Dios, poetas! ¡Pararrayos celestes!” que tres poemas más adelante se universaliza en “Helios”: “¡Helios! Portaestandarte / de Dios, padre del Arte, / la paz es imposible, mas el amor eterno.” Una iniciación o progresión poética que puede incluso afectar a la forma, puesto que si en “El verso sutil”, repite en la última estrofa dos veces: “Líbranos, Señor” (“Líbranos Señor, de Abril y la flor / y del cielo azul y del ruiseñor, / de dolor y amor, líbranos, Señor”), en las “Letanías a nuestro Señor Don Quijote”, el ruego se convierte en el esquema esencial del poema, adoptando la forma de una letanía.
Cabe señalar que el concepto de iniciación se mantiene a lo largo de toda la poesía, los mitos van completando su significado y en poemas sucesivos, Pegaso (“valor de la energía espiritual, de la voluntad creadora”- Historia...) se irá transformando hasta llegar a convertirse en el caballo blanco del Apocalipsis. De igual modo el cisne sufre un doble proceso desde Prosas Profanas. Mediante la sinécdoque y la metonimia, se dibuja como signo de interrogación, es decir, completa su significado con el enigma y lo esfíngico, tan frecuente en Darío, al tiempo que mantiene una dualidad como representación del ideal del arte, y como representación del poeta, hasta culminar en este último caso en la transformación de la amante en Leda seducida por Zeus.
Los mitos son adoptados de acuerdo con el interés del poeta y si Pegaso en los poemas cívicos se convierte en el caballo del Apocalipsis, en el famoso poema “Carne, celeste carne de mujer, arcilla” se transforma en deseo (“un gran temblor de oro”) al contemplar “desnuda a Anadiómena”. El erotismo de Darío es, pese a su sensualidad, una interrogación sobre las dualidades de la espiritualidad y la materia. Del instinto (“potro sin freno montó mi instinto, potro sin freno”) y la razón (“Lo que el árbol desea decir y dice al viento / Y lo que el animal manifiesta su instinto / Cristalizamos en palabra y pensamiento”). De este modo el erotismo incide especialmente en el misterio, el enigma, que ya desde Prosas profanas une los términos de mujer y muerte, como ocurre en el “Coloquio de los Centauros”. Ambos son el enigma, la esfinge, materia en la que indagar, quienes permiten finalmente alcanzar la armonía.
Su voluntad de experimentar con metros adoptados del cancionero se combina con el intento de ejecutar el hexámetro clásico (“Salutación del optimista” y “Marcha Triunfal”), que indica en el Prefacio y confirma su decisión de buscar la novedad del lenguaje fundándose en el ritmo mediante formas poéticas variadas, así como su adaptación a los metros largos como el endecasílabo y el alejandrino.
«Había oído a Dios en el bosque, había visto a Venus en el mar, a Caupolicán en la Pampa, a Hugo en su plaza, a Verlaine en su jardín y al llegar a España, la tierra del sol y de los toros, hace el elogio de la seguidilla. Era el reinado de Núñez de Arce y no se le hizo gran caso. // Hoy cuando ha vuelto con su misma armonía de hierro de oro, con las mismas rosas en su pecho, todos cantaron su ‘Marcha Triunfal’. Al quitarle la armadura le hemos visto el corazón. (....) Pocos lo han dicho, Rubén es el hombre que siente, sus versos tienen un fondo celeste y triste, aun dentro de las más rojas sedas y de las carnes más fragantes de sol.»
(Juan Ramón Jiménez, “Había oído a Dios en el bosque”, Mi Rubén Darío. Palos de Moguer, Fundación Juan Ramón Jiménez, 1990, p. 171)
«El cisne es además un ave misteriosa, cuyo cuello arqueado se convirtió para nuestro poeta en garabato obsesivo. Lo comprendió insistentemente como un signo de interrogación. De aquí el valor figurativo que adquirió en su imaginación sensible. Símbolo del misterio, de las hondas preguntas (...); de esa pregunta que el porvenir y su Esfinge tienen ante él formulada. Así aparece el cisne asociado en sus versos a la Esfinge que se intercala mortalmente entre el presente y su más allá.
‘La América española, como la España entera, fija está en el Oriente de su fatal destino; yo interrogo a la Esfinge que el porvenir espera con la interrogación de tu cuello divino».
(Juan Larrea, Rubén Darío y la nueva cultura americana. Valencia, Pre-Textos, 1987, p. 37)
«“Canción de otoño en primavera”: “el poeta siente ya la juventud como pasada, pero actualmente como todavía no acabada de pasar: (...) Se va, no habrá quien la detenga —‘para no volver’— pero aún se la puede ver, en ese último momento de irse” (p. 150151). Mientras que su “Marcha Triunfal” es “soberbio poema de palingenesia” “construido como un canto gradual a la esperanza. Se la ve primero salir de la caja pandórica. El aliento de los hexámetros la va impulsando a ganarse espacios y asentimientos, a dilatarse por todas partes, persuadiendo de su gran realidad.»
(Pedro Salinas, La poesía de Rubén Darío, Barcelona, Seix Barral, 1975, pp. 238-239)
«Darío alude con frecuencia a Pitágoras y a Orfeo. Puede decirse que nuestro poeta pitagorizó sus estrofas. Conoció el número como un ser que nos da la armonía, de ahí el ‘ritmo de la onda’ y el ‘ala del verso’ de su Salutación a Leonardo y de su poesía entera.»
(Oliver Belmás, Este otro Rubén Darío, Madrid, Aguilar, 1968, p. 447)
Respecto a Los Cisnes:
«… se funde la idea de la Melancolía como hija de la Lujuria y de ella misma como fuente sentimental de donde surge el poetizar. Idéntica bivalencia exhibe el principio opuesto, la Esperanza, que es tanto Spes cristiana como Elpís órfica. Mientras la Melancolía es el estado del alma que ata al vestigio erótico, el ‘divino idioma’ , como siempre llama Darío a la Esperanza órficamente concebida, conduce a la eternidad a través de la ironía.»
(Jaime Concha, Rubén Darío, Madrid, Eds. Júcar, 1975,
pp. 83-84)
«El primer poema de Cantos de Vida y Esperanza es una confesión y una declaración. Defensa (y elegía) de su juventud: ‘¿fue juventud la mía?’; exaltación y crítica de su estética: ‘la torre de marfil tentó mi anhelo’; revelación del conflicto que lo divide y afirmación de su destino de poeta: ‘hambre de espacio y sed de cielo’. La dualidad que en Prosas Profanas se manifiesta en términos estéticos —la forma que persigue y no encuentra su estilo— se muestra ahora en su verdad humana: es una escisión del alma. Octavio Paz: “El caracol y la sirena”. Cuadrivio anunciador de la dualidad que ilustrará más tarde, entre otros, un Borges y, en dicha voz, un poderoso impulso de sensualidad, que, al tiempo que prefigura lo que Octavio Paz llamará la ‘rebelión del cuerpo’ en nuestra era industrial, extiende desde lo corporal, su afán omnívoro y polimorfo a sonidos, colores, paisajes, lienzos, poemas, a toda la panoplia, en suma, en la que entrará a saco la era de las vanguardias.»
(Pere Gimferrer, “Introducción a Rubén Darío», Poesías, Madrid, Planeta, 1987, p. XXI)
«Es este el libro que concentra de modo más claro la postura poética de Darío frente a la situación histórica del mundo hispánico en esos momentos. Son poemas que representan la continuidad, pero también la crisis de los planteamientos precedentes.”
(Carmen Ruiz Barrionuevo, Ruben Darío, Madrid, Síntesis, 2002, pp. 95-96)
«El dilema de Machado fue paralelo al de Darío: ¿cómo ver la desnudez del mundo, desde la poesía, sin repetir la melancolía cervantina, esa puntual disparidad entre el lenguaje y las Españas? Su solución fue semejante a la del maestro: forjar una nueva andadura rítmica, un distinto registro enunciativo, un relato visual y sonoro, un mapa verbal de la subjetividad».
(Julio Ortega, Ruben Darío, Barcelona, Omega, 2003 p. 151)
Ediciones
—Cantos de vida y esperanza. Los cisnes y otros poemas, Madrid, Tipografía de la “Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos”, 1905.
—Cantos de vida y esperanza. Los cisnes y otros poemas, Madrid, Francisco Granada y Cía, 1907.
—Obras escogidas. Estudio preliminar de Andrés González Blanco, Madrid, Librería de los Sucesores de Hernando, 1910, 3 vols.
—Obras completas, Madrid, Editorial Mundo Latino, 19171919, 22 v. Prólogo de Alberto Ghiraldo.
—Obras completas, Madrid, Biblioteca Rubén Darío hijo, Imp. G. Hernández y Galo Sáez, 1921-22, 2vols.
—Obras poéticas completas, Madrid, Editorial Aguilar, 1932. Ordenación y prólogo A. Ghiraldo.
—Obras completas, Madrid, Afrodisio Aguado, 1950-53, 5 vols.
—Poesías completas, edición, introducción y notas de Alfonso Méndez Plancarte (revisada por A. Oliver Belmás), Madrid, Editorial Aguilar, [1968].
—Páginas escogidas, ed. de Ricardo Gullón, Madrid, Cátedra, 1979.
—Poesía, introducción y selección de Pere Gimferrer, Barcelona, Planeta, 1987.
—Antología, ed. de Álvaro Salvador Jofre, Madrid, Espasa Calpe, 1992.
—Azul... Cantos de Vida y Esperanza, ed. de José María Martínez. Madrid, Cátedra, 1995.
—Antología, ed. de Carmen Ruiz Barrionuevo, Madrid, Espasa Calpe, 1999.
Estudios: Biografías de Rubén Darío
—ANDERSON IMBERT, Enrique, La originalidad de Rubén Darío, Buenos Aires, Centro Editor de América Latina, 1967.
—BECERRA, Eduardo, Rubén Darío, Madrid, Ed. Eneida, 2000.
—FERNÁNDEZ, Teodosio, Rubén Darío, Madrid, Quórum, 1986.
—JIMÉNEZ, Juan Ramón, Mi Rubén Darío, Moguer, Fundación Juan Ramón Jiménez, 1990.
—OLIVER BELMAS, Antonio, Este otro Rubén Darío, 2º edición corregida y ampliada, Madrid, Aguilar, 1968.
——, Última vez con Rubén Darío, Madrid, Ediciones Cultura Hispánica, 1978, 2 vols.
—TORRES, Edelberto, La dramática vida de Rubén Darío, La Habana, Arte y Literatura, 1982.
—TORRES BODET, Rubén Darío. Abismo y cima, México, Fondo de Cultura Económica, 1966.
Estudios
—ARELLANO, Jorge Eduardo y GIRONTERAN, José, Contribuciones al estudio de Rubén Darío. Investigaciones en torno a Rubén Darío, Managua, Dir. General de Bibliotecas y Archivos, 1981.
—CONCHA, Jaime, Rubén Darío, Madrid, Eds. Jucar, 1975.
—DÍEZ DE REVENGA, Rubén Darío en la métrica española y otros ensayos, Murcia, Departamento de Literatura Hispanoamericana, Universidad de Murcia, 1985.
—GARCÍA MORALES, Alfonso (Ed.), Rubén Darío. Estudios en el centenario de Prosas profanas, Sevilla, Secretariado de Publicaciones de la Universidad de Sevilla, 1998.
—GULLÓN, Ricardo, Direcciones del modernismo, Madrid, Alianza Universidad, 1990.
—GUTIÉRREZ GIRARDOT, Modernismo, Barcelona, Montesinos, 1983.
—LITVAK, Lily, España 1900, Barcelona, Anthropos, 1990.
—ISSOREL, Jacques (coord.), El cisne y la paloma. Once estudios sobre Rubén Darío reunidos por..., Presses Universitaires de Perpignan, 1995.
—JRADE, Cathy Login, Rubén Darío o la búsqueda romántica de la unidad. El recurso modernista a la Tradición esotérica, México, FCE, 1986.
—MARASSO, Arturo, Rubén Darío y su creación poética, Buenos Aires Kapelusz, 1973 (1ª ed., 1934).
—MEJÍA SÁNCHEZ, Ernesto, Cuestiones rubendarianas, Madrid, Revista de Occidente, 1970.
—ORTEGA, Julio, Rubén Darío, Barcelona, Ediciones Omega, 2003.
—PÉREZ, Alberto Julián, La poética de Rubén Darío. Crisis post-romántica y modelos literarios modernistas, Madrid, Orígenes, 1992.
—RAMA, Ángel, Rubén Darío y el modernismo, Caracas, Alfadil, 1985.
—RUIZ BARRIONUEVO, Carmen, Rubén Darío, Madrid, Editorial Síntesis, 2002.
—SALINAS, Pedro, La poesía de Rubén Darío, Buenos Aires, Losada, 1968 [Barcelona, Seix Barral, 1975].
—SALVADOR JOFRE, Álvaro, Rubén Darío y la moral estética, Granada, Universidad de Granada, 1986.
—SÁNCHEZ CASTAÑER, Francisco, Estudios sobre Rubén Darío, Madrid, Ed. Universidad Complutense, 1976.
—ZAVALA, Rubén Darío bajo el signo del cisne, Puerto Rico, Universidad de Puerto Rico, 1989.
He cotejado las primeras ediciones aparecidas en vida de Rubén Darío, en 1905 y 1907. El texto se encuentra bien delimitado desde el principio y las variantes, incluso con respecto a las publicaciones previas aparecidas en revistas, son escasas. Tan solo he indicado aquellas variantes que, por diversos motivos, introducen un nuevo significado. Unifico las notas al pie que aparecen en las distintas ediciones, añado otras nuevas que me parecieron oportunas para la comprensión del texto.
He cotejado la edición de Afrodisio Aguado (1950-53), así como la de Aguilar (1932) y la de Planeta [1987] realizada por Pere Gimferrer.
La edición de José Luis Martínez es la más completa de las editadas hasta el momento por lo que me ha servido de base. Aportaciones interesantes presenta la edición en Espasa Calpe de Carmen Ruiz Barrionuevo, con prólogo de Octavio Paz (“El Caracol y la Sirena”). De utilidad ha sido también la edición de Rubén Darío, Poesía escogida de Ricardo Gullón publicada en Cátedra y sin lugar a dudas su magnífico estudio, Direcciones del modernismo.
He utilizado en las notas el libro de Marasso en su edición de Kapelusz, así como las indicaciones que Oliver Belmás, Mejía Sánchez, Juan Ramón Jiménez (Mi Rubén), Salinas o Jaime Concha refieren en su crítica dariana. Sin olvidar el estudio de Ángel Rama y Gutiérrez Girardot sobre el modernismo, libros de consulta como las mitologías de Edith Hamilton, Pierre Grimal, etc., así como el Diccionario de Símbolos de Cirlot, Chevalier, y el compendio de Guy de Tervarent: Atributos y símbolos del arte profano. Diccionario de un lenguaje perdido.