Transformación

Rememoro mis llantos en dicha transformados:

pasaba por la angosta ventana transparente,

de un ave, la canción. Desesperadamente

miraba los dibujos de unos hierros calados.

Esa canción que escucho yo ahora en los veranos,

que hace crecer los árboles, como una lluvia verde,

sobre el balcón oscuro, que en la ciudad se pierde,

me lleva hasta la orilla de los cerros lejanos,

donde el arroyo claro llenaba el sol de sombra.

Impetuosas fragancias reunían en su cántico

el aire que evocaba rumores del Atlántico.

¡Y ahora mi tristeza de ese día me asombra!