La llanura

Nada, nada, ni un árbol ni una casa

quiebra la soledad y entre alambrados

brilla el vellón de lana que se enlaza

al vuelo de los pájaros variados.

¡Oh fragancia! que envuelve la llanura

sobre el cardal azul y el aire de oro,

de esperanza, de espigas, de ternura,

de noches y de pájaro canoro.

Tus noches que se entreabren como rosas,

cuyos pétalos de oro se aventuran

transformando las horas venturosas,

fluyen como los ríos que perduran.

Qué sueños de esperanzas tan acerbas

penetran en los ojos ya dormidos

de los hombres que viven como hierbas

en tu suelo, a tus campos adheridos.