Lamento de Abdurrahmán
Como un rey que ha agotado su impaciencia,
a través de las horas, de los días,
añorando a Damasco llorarías
si el suplicio sintieras de la ausencia.
Mas quieta resplandece tu indolencia
en mi quinta andaluza, en lejanías;
las lágrimas, las lágrimas son mías
como es tuya la dulce indiferencia.
Mientras te mece el viento, amargamente
me recuerdas mi tierra, que tu olvidas.
Olvidas tus hermanas del Oriente
que en el Eufrates estarán dormidas.
Palma, compartes mi hado, no mi duelo.
¡Como yo eres extraña en este suelo!