El secreto (b)
Inspirando temor con su escalera,
con su muro y su larga balaustrada,
con su mujer lacónica, enlutada,
con su jaula y su fuego que lacera;
inspirando temor, terror porque era
como el eco en la gruta frecuentada,
que repite y encierra ensimismada
una sílaba larga y postrimera,
me retuvo después con estupor
y fue en sus propiedades del amor,
en su lumbre, en su espejo solitario,
que yo me aproximé a la dicha un día,
y advertí que ya estaba la alegría,
entre sus puertas, como en un santuario.