Leda y el cisne
El cisne que en el agua perduraba
como una nube arcana impenitente
miró a Leda en los ojos: gradualmente
en su conocimiento la abrazaba.
El amor que en sus alas respiraba
como Dios, como el sol, ardientemente,
recorría el adorno de la frente
la cintura y los muslos que enlazaba.
Ya el agua docta en repetir figuras
mostró que el cisne y Leda eran iguales
señalando en las sombras con blancuras
el cuello, el brazo, el cuello enamorado,
como las ramas de árboles rituales
que misteriosamente se han amado.