Epitafio de una mujer celosa
Y quién se acercará mañana, altiva,
a estos jardines, como yo cautiva,
y luego te incluirá en versos postreros
siguiendo de tus formas los senderos.
Quién se amará en tu pecho, amado, lejos,
después de haberse unido a tus reflejos.
Ah, con quién hablarás de mí, amado,
y quién verá esa luz de enamorado
por la cual muero ahora estando muerta
de esta vida de muertos que no es cierta.
En las noches del mundo de oro frío,
entre helechos y hortensias en un río,
con qué interlocutor podrás amar
tropicales orillas en el mar.
Al fin del día a quién reprocharás,
de los celos, la pena ineficaz,
y esa mirada torva y circunspecta,
en los comienzos del amor, dilecta.
Epitafio de una rosa
Siento lo injusta que es la vida, oh rosa,
al sentir tu fragancia minuciosa.
Por qué no muero herida en tu fragancia
cuando atraviesas toda mi sustancia.