Epitafio en un jardín zoológico

Este jardín, vecino del Botánico,

es un bosque de horror triste, de pánico:

Mis compañeros ya se han transformado

todos en plantas, yo el predestinado

a ser palmera, vi en la lejanía,

en el Jardín Botánico, en un día,

transformarse las plantas desiguales,

con la ayuda del viento, en animales.

Yo vi el temblor de mis orejas suaves

seguir el mismo canto de las aves,

el color de mi piel en la distancia

ignorarme con suave extravagancia.

El agua pálida a mis pies en vano

me ofreció la dulzura del verano.

La vida de las palmas no es serena:

he muerto entre las hojas con mi pena.