Tres formas de cocinar una pechuga de pollo
...y no aburrirse en el camino
Con ajo, limón y perejil
Aceite de oliva |
2 cdas. |
Pechuga de pollo |
1 u |
Limón |
½ u (jugo y 2 rodajas) |
Ajo |
1 diente |
Perejil |
1 cda. |
Sal y pimienta |
a gusto |
1. Calentá bien una sartén, verté unas gotas de aceite de oliva y dorá la pechuga entera de ambos lados. Como la pieza está entera, la cocción será más lenta porque el calor tiene que llegar al centro. Para no quemar el exterior, poné el fuego a temperatura media. Si querés acelerar un poco el proceso, cubrí con la tapa de alguna olla.
2. Cuando falten pocos minutos de cocción, agregá el jugo y las rodajas de limón, el ajo picado, el perejil, sal, pimienta y un poco más de aceite de oliva.
3. Serví con todo el jugo de cocción.
Con mostaza y miel
Pechuga de pollo |
1 u |
Aceite a elección |
c/n |
Vino blanco |
taza |
Mostaza (antigua o común) |
1 cda. |
Miel |
1 cda. |
Sal y pimienta |
a gusto |
1. Cortá la pechuga a lo largo en 3-4 tiras gruesas.
2. Calentá bien una sartén y dorá las tiras de pollo en unas gotas de aceite. Para dorarlo, no lo muevas hasta que haya tomado el color que querés. Si el pollo larga demasiada agua y no se dora, puede deberse a que la sartén no estaba lo suficientemente caliente.
3. Da vuelta las tiras para que se doren de ambos lados. Luego de 1-2 minutos, verté el vino blanco. Este debería generar bastante ruido y vapor, como si fuera un truco de magia. En este momento, el aroma a alcohol se sentirá con mucha intensidad; cuando ya sea más suave, incorporá la mostaza y la miel. Salpimentá.
4. Bajá el fuego y cociná por 2 minutos más hasta que los ingredientes estén bien amalgamados.
5. Serví acompañado con la guarnición que desees.