CAPĺTULO V.

El Rey y Don Miguel de Osorio.

el rey.

Igual á vos en nobleza

és, Don Miguel; y el valor

de la estirpe en que ha nacido,

á la en que nacísteis vos

iguala si no aventaja.

Él su palabra empeño

delante ayer de mi Corte,

y no merece el honor

de quien és la torpe mancha

de tan fea inculpacion.

Creedme, Osorio, aqui os ciegan

la cólera y el dolor,

y os disculpo la osadía

mirando á vuestra afliccion.

Comprendo bien como en ello

el pesar os arrastró,

y desde el primer momento

en vuestra imaginacion

á Don Juan, contrario vuestro,

supusisteis el autor

de su muerte: pero de ello

ni teneis justa razon,

ni presentais una prueba:

con que miradlo mejor,

y pues podeis en justicia,

y cual sabio diestro sois,

emprended de este atentado

la justa averiguacion.

Para todo os autorizo,

y puesto que tambien vos

sois á par el ofendido

sed el juez y el vengador.

osorio.

Señor, no os dí concluyentes

pruebas, no teneis razon,

se que jamás lograré

con las que tengo hasta hoy

convenceros de lo cierto:

mas considerad, señor,

que llevo ya muchos años

de juez, y que tengo yo

la experiencia que me guia

y me alumbra la razon.

don juan es ahijado vuestro;

su padre siempre os sirvió

con lealtad, é indulgente

tal vez con el hijo vos,

no veis á Don Juan como es

sino como ser debió.

Nació noble, si, á la sombra

de vuestra real proteccion;

como á tal honra cumplia

con esmero se crió,

mas no olvideis que las gentes

á quienes su educacion

se fió fueron contrarios

de mi raza, y en su pro

del noble mozo aguardaban

mucho bien de su favor.

Por ello tal vez las prendas

de que el Señor le dotó

por igual no cultivaron;

y atendiendo al exterior,

se cuidaron poco ó nada

de su joven corazon.

Porque aunque sintais oirlo,

sabedlo al cabo, señor;

don juan es un libertino

á quien se disimuló

atendiendo á que vos érais

su padrino y protector.

Vos, señor, de su conducta

nunca habeis visto sino

su gracia y su gentileza,

su osadía y su vigor:

y los que en vos conocian

hácia él tal predileccion,

tal vez para daros gusto

os le pintaron mejor.

Mas yo sé su vida entera,

y sus secretos me son

conocidos lo bastante

para insistir sin temor

de ofender la Majestad

en mi grave acusacion.

el rey.

Osorio, bien pueden ser

buenas pruebas para vos

las que para los demas

solo conjeturas son.

Sé que para osar á tanto

sin duda que os asistió

grave causa, y que lo haceis

tras seria meditacion.

Ya os dije, pues, que os otorgo

autoridad superior

á la que os compete en esto,

pero en consideracion

tened la persona en quien

echais mancha tan atroz,

y no obreis contra persona

de quien os respondo yo.

Averiguad, inquirid

cuanto vuestra prevision

y vuestra experiencia alcancen

justo y recto: pero no

sin fundamento palpable

llegueis hasta la prision

de Don Juan, pues siendo vuestro

contrario, murmurador

el vulgo os lo ha de tildar

si sale una sinrazon.

Por órden mia á Don Juan

esta noche se prendió;

que éntre, y en vuestra presencia

yo mismo declaracion

le tomaré, y os protesto

que si un crímen cometió

tan villano, de las leyes

caerá en él todo el rigor.

Esto del Rey Don Felipe

en la oculta habitacion

entre él y el alcalde Osorio

aquella noche se habló:

y mientras que en la real cámara

en esta conversacion

tan hondamente empeñados

estaban ambos á dos,

en la próxima antesala

don juan en calma esperó

á que saliera el alcalde para

optar al mismo honor.

Y no en valde: en el real nombre

á llamarle el juez salió,

y con sereno talante

en la regia habitacion,

delante del mismo juez

altivo Don Juan entró,

y á los pies del Rey postrándose

dijo: me dicen , señor,

que en nombre vuestro me prenden,

y aunque no sé la razon

á daros cuenta de mi

héme aqui pronto, señor.