El Rey y Don Miguel de Osorio.
el rey.
Igual á vos en nobleza
és, Don Miguel; y el valor
de la estirpe en que ha nacido,
á la en que nacísteis vos
iguala si no aventaja.
Él su palabra empeño
delante ayer de mi Corte,
y no merece el honor
de quien és la torpe mancha
de tan fea inculpacion.
Creedme, Osorio, aqui os ciegan
la cólera y el dolor,
y os disculpo la osadía
mirando á vuestra afliccion.
Comprendo bien como en ello
el pesar os arrastró,
y desde el primer momento
en vuestra imaginacion
á Don Juan, contrario vuestro,
supusisteis el autor
de su muerte: pero de ello
ni teneis justa razon,
ni presentais una prueba:
con que miradlo mejor,
y pues podeis en justicia,
y cual sabio diestro sois,
emprended de este atentado
la justa averiguacion.
Para todo os autorizo,
y puesto que tambien vos
sois á par el ofendido
sed el juez y el vengador.
osorio.
Señor, no os dí concluyentes
pruebas, no teneis razon,
se que jamás lograré
con las que tengo hasta hoy
convenceros de lo cierto:
mas considerad, señor,
que llevo ya muchos años
de juez, y que tengo yo
la experiencia que me guia
y me alumbra la razon.
don juan es ahijado vuestro;
su padre siempre os sirvió
con lealtad, é indulgente
tal vez con el hijo vos,
no veis á Don Juan como es
sino como ser debió.
Nació noble, si, á la sombra
de vuestra real proteccion;
como á tal honra cumplia
con esmero se crió,
mas no olvideis que las gentes
á quienes su educacion
se fió fueron contrarios
de mi raza, y en su pro
del noble mozo aguardaban
mucho bien de su favor.
Por ello tal vez las prendas
de que el Señor le dotó
por igual no cultivaron;
y atendiendo al exterior,
se cuidaron poco ó nada
de su joven corazon.
Porque aunque sintais oirlo,
sabedlo al cabo, señor;
don juan es un libertino
á quien se disimuló
atendiendo á que vos érais
su padrino y protector.
Vos, señor, de su conducta
nunca habeis visto sino
su gracia y su gentileza,
su osadía y su vigor:
y los que en vos conocian
hácia él tal predileccion,
tal vez para daros gusto
os le pintaron mejor.
Mas yo sé su vida entera,
y sus secretos me son
conocidos lo bastante
para insistir sin temor
de ofender la Majestad
en mi grave acusacion.
el rey.
Osorio, bien pueden ser
buenas pruebas para vos
las que para los demas
solo conjeturas son.
Sé que para osar á tanto
sin duda que os asistió
grave causa, y que lo haceis
tras seria meditacion.
Ya os dije, pues, que os otorgo
autoridad superior
á la que os compete en esto,
pero en consideracion
tened la persona en quien
echais mancha tan atroz,
y no obreis contra persona
de quien os respondo yo.
Averiguad, inquirid
cuanto vuestra prevision
y vuestra experiencia alcancen
justo y recto: pero no
sin fundamento palpable
llegueis hasta la prision
de Don Juan, pues siendo vuestro
contrario, murmurador
el vulgo os lo ha de tildar
si sale una sinrazon.
Por órden mia á Don Juan
esta noche se prendió;
que éntre, y en vuestra presencia
yo mismo declaracion
le tomaré, y os protesto
que si un crímen cometió
tan villano, de las leyes
caerá en él todo el rigor.
Esto del Rey Don Felipe
en la oculta habitacion
entre él y el alcalde Osorio
aquella noche se habló:
y mientras que en la real cámara
en esta conversacion
tan hondamente empeñados
estaban ambos á dos,
en la próxima antesala
don juan en calma esperó
á que saliera el alcalde para
optar al mismo honor.
Y no en valde: en el real nombre
á llamarle el juez salió,
y con sereno talante
en la regia habitacion,
delante del mismo juez
altivo Don Juan entró,
y á los pies del Rey postrándose
dijo: me dicen , señor,
que en nombre vuestro me prenden,
y aunque no sé la razon
á daros cuenta de mi
héme aqui pronto, señor.