ASÍ DE COSAS DE ARRIBA COMO DE ABAJO
P
ARECE que suena un teléfono en medio del campo
O un eco de montaña en la ciudad muerta:
Escucho clarito que alguien me llama por mi nombre
Subo al techo de una casa antigua
Y solo quiebro tejas
A un árbol frutal de un patio vecino
Y tres veces un centinela pregunta quién vive
Al último peldaño de una escala telescópica
Y hay llamas como de incendio
A la terraza de un edificio de veinticinco pisos
Y una paloma está muerta si de esmog si de pólvora
Al punto más alto de la cordillera de Nahuelbuta
Y veo nubes puras nubes
No encuentro huella alguna
Tengo hambre
Tengo sed
Quiero por fin subir a un madero en un camino rural
Y el madero está ocupado por un hombre moribundo
No vuela un pájaro
Me siento más solo que nunca
No sé de veras qué hacer:
¿No me llamaba alguien hace un rato por mi nombre?
Formo corneta con mis manos
Saco pañuelos
Grito a todo pulmón mi santo y seña
mi estatura mis brazos abiertos
Y me voy sin esperanza a un establo cercano
Hago fuego
Ordeño una vaca
Me siento a ras de suelo a beber un poco de leche
De mi barba cae un pelo (igual
como cae de un ciruelo una hoja) a la jarra caliente
Y el pelo es en la leche un rayo de sol.