VIERNES SANTO
T
OCARON trompetas y pífanos
Y aullaron largamente los lobos
Y oscurecieron los cielos y las montañas temblaron
Y los valles los desiertos los abismos
Y de las piedras polvo
Y el polvo de las piedras corona mi cabeza
Y mi cuello se curva como rama de manzano
Cuyas flores son solo una visión del paraíso
Y oí una voz
Por sobre las voces de los temerosos y homicidas
De los fornicarios y hechiceros
Y era la voz de mi padre muerto en otros siglos
Sin trompetas ni pífanos
Desde la ventanilla de un avión en pleno vuelo
Alguien me mira
Y compadece mi abandono: Y el primer cielo
Y la primera tierra se fueron
Y el mar ya no es
Y un ángel cayendo de una torre en llamas
Es mi último recuerdo.