A modo de cierre
Creo que el libro resume de alguna manera lo que siento y lo que sentí a partir del diagnóstico. Por momentos tengo sensaciones encontradas. Me parece que en algunos pasajes mi mensaje puede resultar «deprimente», si tenemos en cuenta todo lo que no podemos comer, los recaudos que hay que tomar tanto en nuestras casas como si salimos, el precio de los alimentos, la dificultad que hay en algunos lugares para conseguirlos, estar expuestos ante la mirada crítica del otro.
Sin embargo, también sé que hay partes con mucho optimismo: la Argentina es uno de los mejores países para vivir si uno es celíaco, al hacer una dieta libre de gluten estamos sanos, día a día aparecen nuevas opciones para comer sin TACC, la gente sabe cada vez más sobre el tema, los profesionales están atentos y al tanto de los síntomas, y por eso hay cada vez más pacientes diagnosticados.
A veces, entiendo, pueden resultar exagerados los temores por la contaminación cruzada, pero es mejor prevenir que minimizar y después sufrir las consecuencias. Creo que los progresos en relación a la enfermedad celíaca se dan a pasos agigantados y que en los próximos años tendremos todavía una mejor calidad de vida. Tal vez aparezca esa pastilla mágica que nos permita comer con gluten. O una vacuna que nos proteja del TACC. Todo es posible. Mientras tanto, tengamos una mirada positiva de lo que se consiguió en los últimos tiempos y de todo lo que seguramente se conseguirá.