EXISTE UNA CIENCIA
DE HACERSE RICO

Voy a develarte un secreto que hasta no hace mucho tiempo solo conocían unos cuantos privilegiados. Existe una ciencia para hacerse rico; se trata de una ciencia exacta, como el álgebra o la aritmética. Como tal, parte de principios o axiomas de los cuales se deducen leyes. Existen ciertas leyes que gobiernan el proceso de adquisición de riquezas y, una vez que el hombre las aprende y obedece, se hace rico con certeza matemática.

La idea central es que la posesión de dinero y bienes es la consecuencia de hacer las cosas de una «manera determinada». Quienes hacen las cosas de una manera determinada, ya sea intencional o accidentalmente, se hacen ricos; mientras que aquellos que no hacen las cosas de esa manera determinada continúan pobres, independientemente de lo duro que trabajen y de cuán capaces puedan ser. ¿No te has preguntado nunca por qué muchas personas holgazanas o con menor formación intelectual ganan más dinero que otras responsables y con más instrucción en el mismo puesto? Pues bien, es ley natural que, a igual causa, siempre se obtienen los mismos efectos y, por ende, todo hombre o mujer que aprende a hacer las cosas de una manera determinada se hará infaliblemente rico.

La prueba de que la afirmación que antecede es verdadera, se basa en innumerable cantidad de hechos, los cuales verás descriptos a medida que avances en la lectura y comprobarás en cuanto lleves a la práctica estos conocimientos.

Tú podrías preguntarte, ¿hacerse rico depende del entorno?

Hacerse rico no es una cuestión de entorno pues, si lo fuera, todas las personas de un barrio determinado o de una misma ciudad se harían ricas y, en cambio, aquellas personas que habiten en otros barrios o ciudades serían pobres; o los habitantes de un Estado nadarían en dinero mientras que los de un Estado lindante vivirían en la pobreza.

Pero, por todos lados vemos a ricos y pobres conviviendo lado a lado, en el mismo entorno y, a menudo, con una misma vocación. Cuando dos hombres que se dedican a una misma actividad comercial están en una misma región, pero solo uno de ellos se hace rico mientras el otro sigue siendo pobre, ello demuestra que hacerse rico no es, en principio, una cuestión de entorno. Algunos entornos pueden ser más favorables que otros, pero cuando dos hombres están en una misma actividad comercial y en un mismo barrio y solo uno de ellos se hace rico mientras que el otro fracasa, ello indica que hacerse rico es el resultado de hacer las cosas de una manera determinada.

Tú podrías preguntarte, ¿hacerse rico depende del talento personal?

Es importante aclarar que la habilidad para hacer las cosas de una manera determinada no se debe exclusivamente a los talentos personales; muchas personas con grandes talentos siguen siendo pobres, mientras que otras con muy poco talento se hacen ricas.

A partir del estudio de personas que se han hecho ricas, descubrimos que se trata de personas promedio en todos los aspectos, que no tienen mayores talentos ni habilidades que las demás personas. Es evidente que no se hacen ricos porque poseen talentos y habilidades que no tienen otros hombres, sino porque hacen las cosas de una manera determinada.

Tú podrías preguntarte, ¿hacerse rico es el resultado del ahorro?

Hacerse rico no es el resultado del ahorro o de «la frugalidad»; muchas personas muy tacañas son pobres, cuando otras que gastan libremente por lo general se hacen ricas.

Tú podrías preguntarte, ¿hacerse rico es la consecuencia de hacer las cosas que otras personas omiten hacer?

Hacerse rico no es la consecuencia de esto, dado que dos hombres en una misma actividad comercial por lo general hacen exactamente las mismas cosas, pero solo uno de ellos se hace rico mientras el otro sigue siendo pobre o se declara en quiebra.

De todo lo expuesto, llegamos a la conclusión que hacerse rico es el resultado de hacer las cosas de una manera determinada.

Si hacerse rico es el resultado de hacer las cosas de una manera determinada, y si a iguales causas se producen idénticos resultados, entonces cualquier hombre o mujer capaz de hacer las cosas de esa manera puede hacerse rico. De este modo, todo el asunto queda dentro del campo de la ciencia exacta.

Y aquí surge otro interrogante: ¿esa manera determinada es lo suficientemente difícil como para que solo unos pocos puedan seguirla? Tal como lo he explicado, dado que no están involucradas habilidades naturales no es posible que lo sea. Tanto las personas talentosas como las no tan competentes se hacen ricas; tanto las personas intelectualmente brillantes como las menos instruidas se hacen ricas. Personas físicamente fuertes se hacen ricas, y también lo hacen personas enfermas y débiles.

Naturalmente, cierto grado de habilidad para pensar y comprender es esencial; pero en lo que concierne a la habilidad natural, cualquier hombre o mujer que tenga capacidad suficiente para leer y comprender estas palabras es ciertamente capaz de hacerse rico.

Además, hemos visto que no se trata de una cuestión de entorno. La ubicación geográfica solo incide sobre algo: nadie iría al medio del Sahara para concretar transacciones comerciales exitosas.

Hacerse rico implica la necesidad de hacer tratos con hombres y estar donde hay personas con quienes tratar; y si esas personas acostumbran negociar de la forma en que tú lo haces, mejor aún.

Si cualquier persona de tu pueblo puede hacerse rico, entonces tú puedes hacerlo. Si cualquier persona de tu Estado puede hacerse rico, tú también puedes.

Te reitero que no se trata de una cuestión de elegir una actividad comercial o profesión en particular. Las personas se hacen ricas en todos los rubros comerciales y en todas las profesiones; mientras que sus vecinos más próximos, con la misma vocación, permanecen en la pobreza.

Es cierto que obtendrás mejores resultados si el negocio es de tu agrado y congenias con él; si tienes ciertos talentos bien desarrollados, obtendrás mejores resultados en un negocio que requiera que emplees tales talentos. Además, tendrás más prosperidad en un negocio que se adecue a tu región: una heladería funcionará mejor en una región de clima cálido que en Groenlandia; una paragüería tendrá mayores ventas en Santander que en Murcia, mientras que una piscifactoría de salmón tendrá más éxito en el noroeste que en Florida, donde no hay salmón.

Sin embargo, a pesar de estas limitaciones generales, hacerse rico no depende de que te dediques a alguna actividad en particular, sino de que aprendas a hacer las cosas de una manera determinada. Si te dedi-cas a una actividad comercial y alguien en tu región está enriqueciéndose en este momento con la misma actividad mientras tú no lo logras, debes preguntarte cómo haces las cosas. Y solo hallarás una razón: no haces las cosas de la misma manera determinada que esa persona las hace.

Siempre es más fácil recurrir a causas externas para explicar la mala fortuna, como carecer de capital, poseer deudas o no tener influencias. Pero la explicación sencilla y conformista, en realidad, se convierte en una trampa compleja que no te deja avanzar. Te provee de justificativos que te libran de tu responsabilidad, pero te inmoviliza. Este razonamiento expiatorio se transforma en un círculo vicioso y autocomplaciente.

Carecer de capital no es impedimento para hacerse rico. Claro que, cuando consigues capital el aumento se torna más fácil y rápido; pero por cierto que quien tiene capital ya es rico y no necesita ponerse a pensar cómo lograrlo. No importa cuán pobre puedas ser, si comienzas a hacer las cosas de una manera determinada puedes comenzar a hacerte rico y tener capital. La obtención del capital es una parte del proceso de hacerte rico y una parte del resultado al que invariablemente llegarás si haces las cosas de una manera determinada. Puedes ser el hombre más pobre del continente y estar completamente endeudado; puedes no tener amigos, influencias o recursos, pero si empiezas a hacer las cosas de esta manera, te harás infaliblemente rico dado que la fórmula nunca falla: a igual causa, idénticos efectos. Si careces de capital, puedes conseguirlo. Si estás en el negocio equivocado, puedes encontrar el correcto. Si estás en el lugar equivocado, puedes llegar al correcto. Y puedes lograrlo ahora: comienza en tu lugar y en tu negocio actual, haz las cosas de la manera determinada y esa fórmula te llevará inevitablemente al éxito.