CAPÍTULO 9
RASGOS DE UN MATRIMONIO FUERTE

Tardé bastante, pero finalmente encontré el secreto de un buen matrimonio. De hecho, es bastante simple: tuve que darme cuenta de que no se trata de mí. Cuando vivo nuestra rutina velando por ella (sus necesidades, sus preferencias, sus elecciones), descubro que realmente empezamos a conectar. Sí, termino viviendo una vida de sacrificio, pero diría que finalmente tenemos un gran matrimonio. Y si piensas que no soy más que un felpudo, entonces no has visto el cuadro general. Lo que he descubierto es que cuanto más doy, más obtengo de ella a cambio. Honestamente, la vida nunca ha sido mejor

Robert, 57 años, Texas