Dedicado al ex anarquista, ex Guardia Rojo, ex asambleísta Geovanni Díaz de la Pradera, peso pesado de la Facultad de Derecho, fotógrafo estrella y frecuentador de hemerotecas; y al conde Jorge Correa de La Virginia, que tampoco hizo la revolución, en recuerdo de los años en que se emborrachaba con brandy y me iba contando esta historia que nunca escribió porque sufría del síndrome de lord Chandos, el hijo menor del conde de Bath que le envió una carta memorable a Francis Bacon, vizconde de Saint Albans, donde le decía que había dejado de escribir porque todos los vocablos le parecían pobres para expresar la vida, temor que en el fondo todos compartimos, pero que sólo los verdaderos poetas tienen la dignidad de admitir en público.
En memoria de Jaime Ramírez y de Ana Larrota