La aparición

Rezan que vino la Virgen.

Por aquel siglo

las piedras se hacían flores

en los caminos.


Dicen que puede volver

la Virgen. De todas partes

corren testigos.


Va la espera hacia las nubes

blancas, buscan los ojos

entre los lirios.


(Hay una moza en medio

de los que acuden:

huele a membrillos.

Nadie la mira.

Flor ni gala no lleva sobre el corpiño.

Tiene los brazos duros

de amar la tierra;

los ojos, niños.

En su vientre sellado

duerme una primavera

ancha de trigos.

—Muchas se le parecen

en cualquier barrio

donde morimos—.

Ningún sol la señala.

Nadie pregunta

con qué ángel vino.)


Llega la noche. Todos

siguen buscando

entre las nubes, donde los lirios.