La exageración

Lo peor de ser en un cine

de lujo, acomodador,

no es acomodar señores.

Lo peor es el color.

El rojo cruel de la levita.

El falso pecho de embajador.

La sumisión de las hombreras,

hechas con trampa y con cartón.


Lo peor de un cine de lujo

ni siquiera es eso. Lo peor

es que uno vaya y vea a su padre

vestido de acomodador.